Por qué es importante el encuentro de los reyes con Donald Trump
Más allá de la foto, la visita encierra puntos clave para ambos países.
Para muchos el morbo estará en la foto del matrimonio Trump y los reyes de España en la Casa Blanca. No tendrá nada que ver con aquella que protagonizaron Felipe VI y Letizia con los Obama, en la que la buena sintonía entre los protagonistas era algo más que evidente pero, a falta de ver cómo transcurre tan importante encuentro, lo cierto es que no hay que restarle ni un ápice de importancia. Detrás de esta visita oficial hay mucho más que protocolo. No es una reunión sin más. Hay mucho en juego.
La visita al Despacho Oval estadounidense será la segunda como reyes de Felipe VI y Letizia, que visitarán al matrimonio Trump aprovechando que están de viaje por EEUU con motivo de su visita a Nueva Orleans y San Antonio, ciudad fundada por franciscanos españoles hace 300 años, para evidenciar su compromiso con la herencia hispana de Estados Unidos. Sí, hispana, esa palabra que a Trump se le atraganta de vez en cuando —véase la campaña electoral, por ejemplo—.
Los reyes también llegan representando a un país que es el segundo destino de su inversión nacional: el 14% de esta se realiza a EEUU. Por su parte, Estados Unidos es el primer inversor en España: supone el 14,3% del total de las inversiones realizadas en nuestro país, según un informe publicado por The Hispanic Council. En euros, los resultados del Comercio exterior de España con EEUU se situaron en 2017 en 12.461,5 millones en las exportaciones, mientras que las importaciones ascendieron a 13.823, 6 millones. España es, por tanto, uno de los principales socios europeos de Estados Unidos y más aún después del Brexit.
Por si todo esto fuera poco, a los vínculos entre España y EEUU hay que añadir el factor militar, clave también: Estados Unidos cuenta con la base aeronaval de Rota, en Cádiz, y la aérea de Morón, en Sevilla. La base aeronaval de Rota ocupa 2.300 hectáreas en un enclave de singular importancia geoestratégica, en el encuentro del mar Mediterráneo y el océano Atlántico y en las inmediaciones del Estrecho de Gibraltar que separa Europa del norte de Marruecos. Su uso por parte del ejército estadounidense se incluyó en el convenio defensivo que España y Estados Unidos firmaron en 1953, junto con las de Morón (Sevilla), Torrejón (Madrid), Zaragoza y otras instalaciones de apoyo.
A ambas partes les interesa, por lo tanto, llevarse bien.
Felipe VI es consciente de ello y, en buena medida, sigue con la tradición comenzada por su padre. Esta será su segunda visita como rey, una cifra todavía lejos de la de Juan Carlos I, que visitó la residencia presidencial en nueve ocasiones como Jefe de Estado. En ellas, se trataron temas tan fundamentales para España como la búsqueda de apoyos internacionales a la recién estrenada democracia [Gerald Ford recibió al por entonces monarca el 2 de junio de 1976].
Más allá de lo transmitido por su progenitor, Felipe VI conoce bien Estados Unidos y los lazos que unen a este país con España. Él mismo se graduó en Relaciones Internacionales por la Universidad de Georgetown, centro que, por cierto, nombró a Juan Carlos Doctor Honoris Causa en Derecho y a su mujer, la reina Sofía, Doctora Honoris Causa en Humanidades.
Además, ya ha estado en la Casa Blanca no sólo como rey, sino también como Príncipe de Asturias durante las Administraciones Bush (en 1987 y 1989) y en la de Clinton (1995).
Eso sí, esta vez tiene también cierto sabor agridulce para el rey: justo el día de su encuentro con Trump se cumplen 4 años de su coronación y tendrá lugar un día después de que su cuñado, Iñaki Urdangarin, haya entrado en prisión.