Por qué comprar plátanos es una de las mejores ayudas para los palmeros

Por qué comprar plátanos es una de las mejores ayudas para los palmeros

La Palma es una isla platanera por excelencia y 10.000 familias dependen de su cultivo.

PLÁTANO DE CANARIAS

La respuesta ha sido brutal. Medios de comunicación, influencers y consumidores anónimos han reaccionado en masa a la erupción del volcán de Cumbre Vieja en La Palma animando al consumo de plátano de Canarias como ayuda efectiva a los daminificados por el desastre natural que tiene en vilo a todo el país desde el pasado domingo 19 de septiembre.

“Siempre hemos sentido el apoyo de toda España con nuestro producto, está integrado en el ADN como un producto español. Ver eso ahora transformado en una reacción natural, traducido en mensajes, actitudes y llamando a la compra, conmueve mucho y se agradece muchísimo”, asegura emocionado Sergio Cáceres, director gerente de ASPROCAN (Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias). “Nuestros productores se sienten acompañados y esto les ayuda a aguantar ese durísimo revés y les anima a reconstruir y seguir. Aunque ahora mismo no estamos en el punto de cómo afrontar el más adelante, sino en cómo salvar los daños del momento”.

La isla que vive del plátano

La Palma aporta el 35% de la producción total de plátano en nuestro país: “Es una isla platanera por excelencia y la más intensa en el cultivo por kilómetro cuadrado”, explica Cáceres. Del cultivo de esta fruta dependen 10.000 familias y todo, o casi todo, en la isla gira alrededor de ella: servicios, transporte, comercios...

“Un fenómeno como este, que afecta a la tierra, es doblemente grave en una isla que vive de ella. Es trágico perder la vivienda. Cuando pierdes la vivienda, pierdes el pasado y presente. Pero cuando pierdes el cultivo, pierdes el futuro porque en La Palma no hay mucha más alternativa”, lamenta el gerente de ASPROCAN.

Aún es pronto para saber con exactitud cuánta producción de plátano se perderá, el volcán sigue activo y nadie se atreve a vaticinar cuándo se apagará. “En la que llamamos Zona 0, que se va expandiendo con el discurrir de los días, estamos hablando de unas 400 hectáreas de plataneras, que suponen una producción anual de 20 millones de kilos. Pero en los municipios colindantes afectados de Tazacorte, El Paso y Los Llanos de Ariadne estamos hablando de 200 hectáreas, 80 millones de kilos al año, que viene a ser el 50% de la producción de La Palma”, detalla el gerente de ASPROCAN.

  Un agricultor, con una piña de plátanos sobre los hombros, intenta salvar la cosecha tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma.Europa Press News via Europa Press via Getty Images

Los esfuerzos ahora están centrados es salvar la mayor parte posible de la cosecha. “La lava está pasando por esas zonas, pero eso no quiere decir que haya cubierto las 400 hectáreas de plantaciones. Lo importante es que no se puede acceder a ellas y se quedan sin regar, sin limpiar... Esas frutas están en peligro porque están abandonadas. Bueno, abandonadas no es la palabra porque son las 400 hectáreas más vigiladas del mundo”, continúa. En estos días se probó a acceder a algunas zonas, de manera ordenada y en grupos controlados, pero cuando el volcán volvió a dar muestras de mucha vida se decidió que era mejor esperar.

Además, nos explica Cáceres, con el paso de los días han aparecido nuevos problemas. “Ahora tenemos una nueva preocupación: la ceniza. El viento la está extendiendo al otro lado de la isla. La ceniza, a priori, es un polvillo que cuando cae no tiene temperatura y no daña el fruto. Ahora bien, la norma de comercialización del plátano es una norma europea, muy orientada a la estética, y la ceniza raya la piel muy fácilmente, con lo que esa fruta ya no se puede comercializar. El plátano está perfectamente pero no podemos comercializarlo. Y eso, en mayor o menor medida, está afectando a toda la isla y está siendo un problema muy grave”, expone Cáceres.

Para perder la menor cantidad de fruta posible, los trabajos en las plataneras  se están centrando en limpiar esa ceniza de las piñas. Pero la tarea tampoco es sencilla y hay que hacerla manualmente: hay que soplarla antes de cortarla de la planta, porque cuando se carga la piña al hombro y se manipula, la ceniza puede dañar la piel de las frutas. Y ahí se han encontrado con un nuevo problema: no hay suficientes sopladores en Canarias.

No hay peligro de desabastecimiento

El impacto en las plataneras de la erupción del volcán Cumbre Vieja y la posibilidad de que mucha producción se pierda también ha hecho saltar las alarmas entre los consumidores, que incluso aseguran que en algunos puntos de venta se están agotando. ASPROCAN se ha visto obligada en estos días a aclarar que esto no es cierto y que “a día de hoy disponemos de producto suficiente para atender al mercado nacional”. Lo que ocurra en las próximas semanas, ya se verá.

Y el precio, ¿se verá encarecido el producto por los acontecimientos? El gerente de ASPROCAN considera que aún es muy pronto para valorar la repercusión que esto tendrá en el precio y aún no se tiene porqué notar. “Que la gente no piense ’los canarios se han vuelto locos, como ahora tienen poco se están aprovechando de que la gente es solidaria”, advierte. “Los productores no tienen voz ni voto en el precio al que se venden los plátanos al consumidor. Los productores venden a la distribución —lo que se llama precio en verde— y esa primera venta es la que supone el ingreso del productor. El pecio medio del kilo de plátano el pasado año en verde fue de 0,90 euros y el consumidor paga unos 2,5 euros”, detalla el gerente de ASPROCAN.

  Plátanos de Canarias marcados con la pegatina en un supermercado.PLÁTANO DE CANARIAS

De momento, la campaña de solidaridad que anima al consumo de plátano no ha hecho variar mucho las cifras, pero es que el plátano partía en una situación de ventaja: es la segunda fruta más consumida de España —12 kilos per cápita—, encima de ella sólo está la naranja en zumo. “Es cómoda porque te la puedes llevar a cualquier lado y es la primera fruta recomendada por los pediatras. Tiene gran capacidad saciante y reponedora”, detalla Cáceres.

En el mercado, tampoco hay mucho margen de error a la hora de distinguirlo: además de buscar la pegatina, en los lineales de los supermercados el plátano de Canarias suele estar perfectamente identificado. “Quien lo toma de forma habitual sabe, además, que los plátanos son más pequeños que las bananas y tienen motas negras. Pero si hay algo claro que lo diferencia es la textura y el sabor. El sabor no tiene nada que ver y ese dulzor, cuando el plátano está en un grado óptimo de maduración, es inconfundible”, concluye el experto.

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Mila Fernández es redactora de LIFE en 'El HuffPost' y editora de branded content. Antes, fue redactora de estilo de vida y gente en revistas femeninas —AR, LOVE y SMODA—, dirigió la revista Turismo Rural y trabajó delante del micro en Radio España. Puedes contactar con ella en mila.fernandez@huffpost.es