¿Van a poder salir los niños de casa durante la cuarentena como en Italia?
La medida adoptada este martes 31 de marzo por el Gobierno italiano ha caldeado aún más el debate en España.
Italia va a permitir a los menores salir a pasear durante una hora cada día acompañados de un adulto mientras dure el confinamiento por el coronavirus. Siempre cerca de su casa.
Nada más conocerse la medida anunciada este martes por el ministro de Interior italiano, la noticia empezó a circular por los grupos de WhatsApp de padres. Los niños españoles llevan confinados desde antes de que se decretara el estado de alarma —el miércoles 11 se cerraron los centros educativos en zonas como la Comunidad de Madrid y el viernes 13, en toda España— y sus padres no ven el momento de que puedan salir a la calle a que les dé el aire y agoten las pilas. Si lo hace el país vecino, del que dicen es el espejo en el que se mira España, ¿por qué no nosotros?
El debate está que arde, sobre todo porque un día antes la cantante colombiana Shakira puso leña en el fuego al comparar la libertad de los perros e incluso la de los mayores, que pueden ir libremente a la compra, con la situación de los menores.
Su publicación coincide con una campaña lanzada por profesionales de la Salud Mental en Madrid (IPSIMED) en Change.org para reclamar que las personas que lo necesiten, especialmente los niños, puedan hacer uso de los espacios comunes de las viviendas, y otra de la psicóloga y pedagoga Heike Freire para pedir empatía y respeto a los derechos y necesidades de la infancia
Ya antes el presidente de Aragón, Javier Lambán, había pedido a Pedro Sánchez estudiar la posibilidad de que los niños puedan salir a la calle para “pasear de manera ordenada y razonable” y así procurar su “bienestar”.
El no de Sanidad
Sanidad fue contundente en su respuesta al líder socialista y lo ha vuelto a ser este 1 de abril. Un día después de la petición de Lambán, el ministro Salvador Illa descartó poner en marcha una medida así —adoptada previamente por países como Francia, Suiza o Alemania— basándose en que los niños son “un vector de transmisión del virus”.
“Sabemos que las restrictivas medidas alteran mucho la cotidianidad de las familias, pero si no pensáramos que son absolutamente necesarias, no las haríamos”, defendió el ministro que, tras los buenos datos de este miércoles, insistió en la necesidad de quedarse en casa.
El asunto, según Illa, es que España está todavía en primera fase de la lucha contra el COVID-19 y, aunque llevamos días de estabilización, aún no hemos alcanzado el pico de contagios. “Es una semana complicada, dura. Estamos en la etapa de llegar al pico para en una segunda fase doblarlo y en una tercera y última etapa, erradicar el virus”, aseguró este miércoles.
María García-Onieva, secretaria de la Asociación Española de Pediatría, apunta que “viendo que los resultados están siendo positivos, no es momento de cambiar las medidas” adoptadas por Sanidad. Según señala, no salir de casa no tiene efectos reversibles sobre su bienestar físico.
Estando en casa no nos exponemos a la luz del sol lo que podría provocar un déficit de vitamina D. “Se puede contrarrestar poniendo a los niños entre 20 y 30 minutos en la ventana o en el balcón”, explica la especialista, que recomienda incluir en la dieta alimentos como lácteos, pescado azul o huevos. ricos en esta vitamina. A esta recomendación, válida también para adultos, habría que añadir otros productos que fortalezcan el sistema inmunológico.
El caso de Italia
No es este el caso de Italia. El martes el Instituto Superior de Sanidad anunció que el país transalpino había llegado ya a la ansiada cima. Pese a ello, este miércoles Italia ha decidido ampliar el periodo de aislamiento hasta el 13 de abril. Es la tercera prórroga, España va sólo por la segunda.
- Italia lleva confinada desde el 9 de marzo. España, desde el día 14 por la noche.
- Italia llegó al pico de contagios el martes 31 de marzo. España aún no lo ha hecho.
Para apoyar la postura del ministerio de Sanidad español está la región de Lombardía. El presidente de esta zona de Italia, la más afectada por la pandemia, confinada desde el 8 de marzo, se ha negado a adoptar las indicaciones del gobierno italiano respecto a los más pequeños dados los buenos resultados obtenidos hasta este momento.
“Nuestros sacrificios están produciendo resultados y debemos insistir al menos todavía 15 días, de lo contrario corremos el riesgo de anular todo lo hecho hasta la fecha”, explicó su consejero de Sanidad, Giulio Gallera, pidiendo que los niños se queden en casa. Para el presidente de la región, Attilio Fontana, la situación no va a cambiar en Lombardía: un padre paseando con su hijo puede ser multado si no tiene ninguna justificación.
Los niños, como propagadores
No son los menores un grupo de riesgo en esta enfermedad. Hasta el 31 de marzo se habían registrado en España 567 casos de menores de 19 años contagiados por COVID-19, con sólo dos fallecidos.
Es el argumento en el que se parapetan muchos padres para pedir la salida escalonada de los niños a la calle, siempre teniendo en cuenta que el adulto que los acompaña tiene contacto directo con ellos en casa.
Pero el problema con los niños no es la enfermedad en sí, el problema es que pueden tenerla sin presentar síntomas o con síntomas muy leves por lo que podrían llegar a transmitirla a personas más vulnerables. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el riesgo de contraer la COVID-19 en estos casos es bajo pero existe. “Es posible contagiarse de alguien que, por ejemplo, solamente tenga una tos leve y no se sienta enfermo”, apuntan en su web. De ahí aquella primera recomendación de evitar contacto de niños con ancianos.
Cuestión de salud mental
El otro argumento de los padres es que el encierro, de al menos un mes, puede tener efectos sobre la salud mental de los más pequeños. Para el psicólogo Miguel Ángel Rizaldos es muy pronto para afirmarlo. “No se sabrá hasta que pase un tiempo (...) Pero, si tratamos de llevarlo lo mejor posible (no bien, porque esto no es posible) las consecuencias negativas se verán mitigadas”, apunta en un artículo de El HuffPost.
La especialista Heike Freire es mucho menos optimista en su petición en Change.org, en la que llama “a la reflexión sobre la necesidad de pensar en los derechos de la infancia durante este confinamiento”. “Los efectos colaterales para la infancia pueden ser muchos. ¿Qué queremos? ¿Tener a los niños inmunodeprimidos también?”, aseguró en una entrevista con El País.
Para tranquilizar a los padres está el argumento del psicólogo Juan Gonzalo Castilla, que recuerda que “el ser humano y los niños en particular somos adaptativos, y nos adaptamos a casi todas las circunstancias”. “Lo que realmente quieren es pasárselo bien, disfrutar, sentirse seguros y el papel de los padres es muy importante ya que, si los ven asustados o preocupados con las noticias, harán de esos días de confinamiento mucho más difíciles”, apunta.
García-Onieva insiste en el papel de los padres para evitar estos efectos psicológicos a medio o largo plazo: “Son fundamentales para que se sobrelleve de una manera u otra”. “Si los padres son creativos y les hacen la estancia más divertida hay menos problema de sufrir esos efectos, aunque tampoco pasa nada porque un niño se aburra de vez en cuando”, añade.
El problema a veces es más de los padres que de los niños. Ellos viven las adversidades de otra manera.