Pin parental, zoofilia y populismo
El comentario de Celaá sobre que “los hijos no pertenecen a los padres” solo ha servido para echar leña al fuego de la derecha populista.
El comentario de Celaá sobre que “los hijos no pertenecen a los padres” solo ha servido para echar leña al fuego de la derecha populista y les ha permitido aprovechar la situación para ganar adeptos apelando a las emociones y a los instintos más básicos de protección hacia los seres queridos. ¿Cómo pretendes explicar a unos padres que sus hijos no les pertenecen? Por mucho que sea verdad, pues en esta ocasión sí estoy de acuerdo con la ministra en que los hijos no son propiedad de sus progenitores. Pues el concepto de pertenencia de un ser humano a otro nos recuerda a la esclavitud, algo que se abolió formalmente en España a finales del siglo XIX, poniendo fin a este despropósito en los territorios de Cuba y Puerto Rico.
La desacertada forma de combatir el PIN parental de Vox por parte del Gobierno ha iniciado un debate público un tanto penoso alrededor de la pertenecía de los hijos y sobre las charlas que se imparten en las escuelas sin que apenas existan quejas o denuncias sobre las mismas. Sin embargo, los problemas reales que tiene la educación en España han pasado de golpe y porrazo a un segundo plano. Es decir, que, en vez de promulgar una educación de calidad en toda España, impulsar un gran pacto de Estado que permita acordar los contenidos y la idoneidad de los mismos, así como la modernización del sistema y el fomento de la carrera profesional del profesorado, estamos preocupados por unas charlas cuyo contenido ha sido objeto de fake news y manipulación por parte de los promotores del famoso PIN.
Sobre las mentiras de la derecha, recomiendo encarecidamente escuchar la sesión de Maldita Hemeroteca del pasado día 21 de enero en el programa de Julia Otero. Desmonta en muy pocos minutos las afirmaciones aberrantes de algunos dirigentes de Vox. En concreto, la formación de Abascal está compartiendo fotos de un manual de profesores para denunciar que se enseña Zoofilia a niños de 8 años, algo que afirmó la propia Rocío Monasterio y que sin duda es falso, pues se trata de una herramienta de trabajo de los docentes que se usa por si les preguntan por el término. También, aseguró la líder de Vox en la Comunidad de Madrid que “los niños no saben quién es Adolfo Suárez, pero son especialistas en fetichismo con los pies”, o su compañero y líder en Andalucía, que afirmó en un pleno que en los centros educativos se dedican a “promover relaciones homosexuales entre niños menores de 10 años”, sin que nada de eso sea real, lo que denota una gran irresponsabilidad por parte de los populistas.
El resto de la derecha, es decir el Partido Popular, en vez de ayudar a desmontar las falacias de Vox, se suman al PIN parental y quieren disputar con dicha formación la autoría de la iniciativa. La estrategia de los populares debería centrarse en desmontar las mentiras populistas de sus competidores y afearles por hablar con total impunidad de temas sensibles como es mezclar sexualidad e infancia para pescar un puñado de votos. La educación es un tema tan sumamente serio que no podemos frivolizar ni permitir que se convierta en el campo de batalla entre la izquierda pro-comunista y la derecha euroescéptica y retrograda.
Esperemos que vuelva la sensatez y retomemos la línea de un gran pacto de Estado que permita a España liderar el futuro de los europeos. Nuestros jóvenes demuestran, día a día, un alto nivel de tolerancia y respeto hacia los colectivos minoritarios. En esta materia, creo firmemente que somos un ejemplo para el mundo. No dejemos que una clase política, centrada en buscar titulares y generar crispación, nos desvié del camino a seguir. Que no es otro que una Ley de Educación que garantice una enseñanza excelente en todo el país y que sea estable en el tiempo y no cambie con cada equipo de Gobierno.