Patriotismo democrático
Lo fácil sería aprovechar la debilidad de nuestro adversario político y convocar elecciones anticipadas; lo patriótico y lo democrático a la vez, es preservar el interés general.
Pocas veces en una sesión de control al Gobierno en el Congreso de los
Diputados dos palabras suenan con tanta fuerza, tanta contundencia y tanta
autenticidad como ‘patriotismo democrático’. Este pasado miércoles, 41 años
después de aquel golpe de Estado en el que la democracia venció al miedo, el
presidente Pedro Sánchez en respuesta a una pregunta parlamentaria de
Pablo Casado pronunció estas dos palabras que dicen tanto de unos como tan
poco de otros.
Un patriotismo democrático que el PSOE no solo lo demuestra cuando gobernamos como estamos haciendo ahora con la gestión de los fondos europeos, los avances legislativos o el proceso de vacunación ejemplar en el mundo, sino que lo hemos demostrado tantas veces a lo largo de la historia reciente de la democracia estando en la oposición.
Lo hicimos con nuestro papel en los Pactos de la Moncloa en 1977 o tras el golpe de Estado de 1981 con Felipe González; lo hicimos cuando llegamos a grandes acuerdos de país contra el terrorismo de ETA, estando en la oposición con José Luis Rodríguez Zapatero; contra la violencia de género pidiendo un Pacto de Estado, estando en la oposición con Alfredo Pérez Rubalcaba; y cuando apoyamos la recuperación de la convivencia en Cataluña tras la declaración unilateral de independencia, estando en la oposición con Pedro Sánchez. Siempre anteponiendo los intereses de nuestro país a los intereses partidistas porque es la mejor manera de proteger la democracia, con lealtad a la Constitución, con responsabilidad y con sentido de Estado.
Este país se merece de una vez por todas que el patriotismo democrático que
defendemos los socialistas como una forma de entender el servicio público,
nuestra contribución a la convivencia y nuestra forma de proteger e impulsar la
democracia, sea también la forma en la que la derecha entienda que debe ejercer el papel de la oposición, comprendiendo de una vez por todas el funcionamiento de nuestro sistema parlamentario.
Dejando al margen el espectáculo de cainismo político que hemos vivido estos
días, es difícil no imaginar lo que estaría diciendo esta derecha del Gobierno de
Pedro Sánchez si se hubieran denunciado desde nuestro propio partido presuntas comisiones en el peor momento de la pandemia por la adquisición de
material sanitario como se acusa al Gobierno de la Comunidad de Madrid. La
diferencia, que es también un signo de patriotismo político, es la posición
prudente, responsable y discreta del Gobierno ante esta crisis orgánica en el
principal partido de la derecha. Lo fácil sería aprovechar la debilidad de nuestro
adversario político y convocar elecciones anticipadas; lo patriótico y lo
democrático a la vez, es preservar el interés general.
El Partido Popular debe recuperar la unidad y su papel fundamental como
principal partido de la oposición, no solo por sus militantes y millones de
votantes sino, sobre todo, por el papel que debería desempeñar en una
democracia consolidada como la nuestra. Pero para lograr ese patriotismo
democrático del que carece, necesita, además de recomponer su unidad,
establecer un cordón sanitario sin paliativos a la extrema derecha de VOX en
todos los gobiernos autonómicos y municipales por no respetar los principios y
valores de la Constitución y la democracia; regenerarse con transparencia
acabando de una vez por todas con la corrupción que no se termina cambiando
de liderazgo; abandonar la política basada en mentiras y falsedades para
polarizar y crispar a la ciudadanía; y defender el interés general por delante de
sus intereses partidistas apoyando la recuperación económica y social porque
eso es lo que necesitan España y los españoles. Cuando entiendan y cumplan
estos cinco requisitos, sabrán el valor del patriotismo democrático.