¿Pactar con Vox? Siguiente pregunta
Para algunos en el PP es algo inevitable, que hay que abordar sin tapujos, y para otros una línea roja que habría que volver a señalar.
Alfonso Fernández Mañueco está harto y se le nota. No comparte ni las formas ni el fondo de lo que dice su número dos en el Gobierno. Siempre ha rehuido las estridencias y las palabras gruesas. Es del sector moderado del PP y hace gala de ello. Pero tiene que aguantar. Ganó las elecciones de Castilla y León con 31 procuradores quedándose lejos de la mayoría absoluta. Y Vox, que escaló a los 13 representantes, le exigió entrar en el Gobierno y ahora tiene a un vicepresidente, el polémico Juan García-Gallardo, y a varios consejeros.
En Castilla y León se abrió un escenario inédito ya con Alberto Núñez Feijóo al frente de Génova: Vox entró por primera vez en un Ejecutivo del PP. Y la duda ahora es si el esquema se repetirá en otras comunidades, como escalón previo a lo que pueda venir a nivel nacional, o es una fórmula fallida. Para algunos en el PP es algo inevitable, que hay que abordar sin tapujos, y para otros una línea roja que habría que volver a señalar.
De momento, en lo que se ha convertido es en un tema tabú. En la cuestión que todo cargo del PP intenta esquivar. Este miércoles, Feijóo acudió por primera vez a la Cámara Alta como senador autonómico. Le preguntaron por las últimas declaraciones de Gallardo, por un posible acuerdo con Vox en Andalucía y por la opción de una repetición electoral en esta comunidad. “No voy a hacer de comentarista”, “el objetivo es ganar”, “Juanma Moreno es el presidente de la tranquilidad”, dijo. Le repreguntaron. Pero volvió a esquivar el asunto y pidió el fin de la comparecencia.
La dinámica se repite en cada rueda de prensa o entrevista que protagoniza un alto cargo del PP. La consigna es orillar la cuestión y apelar a un gobierno en solitario. Mientras, Mañueco se muerde la lengua e intenta apagar los incendios que le genera su vicepresidente. Aunque no le guste lo que diga, aunque opine muy distinto a él en muchas cuestiones.
El problema es que irá a más. Según los últimos sondeos en Andalucía, Juanma Moreno ganará con claridad. Quiere llegar a los 50 diputados, cinco por debajo de la mayoría absoluta. Pero Vox, con Macarena Olona, podría superar los 20 escaños. Y Olona no quiere oír hablar de la fórmula Ayuso. Su objetivo es entrar en el Gobierno de la Junta de Andalucía.
Feijóo se despidió de los periodistas en el Senado afirmando que “esto acaba de empezar”. Su estrategia pasa por dar autonomía a los barones y aglutinar dentro del partido a distintas voces, desde las más moderadas como Moreno a otras más próximas a Vox como Isabel Díaz Ayuso, que le acerquen al resultado electoral de Mariano Rajoy del 2011.
Pero cuanto más cerca estén las elecciones en Andalucía, más le preguntarán por Vox. Y más difícil le resultará no mojarse. Un partido del que le separan muchas cosas, tantas como para no ir a la toma de posesión de Mañueco y dejar claro que quiere ser un presidente “libre” con “una mayoría amplia”. ¿Qué pasará si los números no le dan? ¿Dará entrada a Vox en su Gobierno? ¿Apostaría por la repetición electoral? De momento, no hay respuesta.