¿Laboratorio o murciélago? Todo lo que se sabe sobre el origen del virus

¿Laboratorio o murciélago? Todo lo que se sabe sobre el origen del virus

Cada día surgen nuevas conspiraciones sobre la epidemia, pero esta vez un Premio Nobel y más de un político respaldan que el coronavirus fue creado. ¿Tiene sentido?

Un investigador de un laboratorio en Yakarta (Indonesia) muestra una prueba positiva de coronavirus.ADEK BERRY/AFP via Getty Images

Cuando el pangolín había sido prácticamente amnistiado y todo apuntaba a los murciélagos como origen más fiable del nuevo coronavirus, llega Estados Unidos y da a entender que en realidad el virus fue creado en un laboratorio chino, de donde fue expandiéndose hasta generar la pandemia actual.

A priori cuesta dar crédito a esta teoría, pero algunas personas, entre ellos ciertos líderes políticos y científicos, han empezado a mosquearse con el tema. Si Donald Trump fue de los primeros en cuestionar la responsabilidad de China fuera por “error” o de manera “deliberada”, estos días se han sumado a la lista de escépticos otros dirigentes, desde el francés hasta el australiano, pasando por el británico. Incluso la canciller alemana, Angela Merkel, ha pedido a China más claridad. “Cuanto más transparente sea China en cuanto a la génesis del virus, mejor será para que el mundo entero aprenda de ello”, señaló hace unos días la alemana en una rueda de prensa. 

El virólogo francés Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina en 2008 por descubrir el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), fue más allá, y afirmó en una entrevista el 16 de abril que el coronavirus fue creado “en un laboratorio de Wuhan” a partir del virus del sida, calificando de “leyenda” la versión oficial. 

Por el momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en desmentir esta hipótesis. “Toda la evidencia que tenemos sugiere que el virus tuvo un origen animal y no sufrió manipulaciones genéticas”, recalcó este martes Fadela Chaib, portavoz de la organización.

Pero hay quienes no se dan por vencido, y según medios estadounidenses, el servicio de inteligencia de Estados Unidos está investigando la cuestión. ¿Qué se sabe hasta ahora del origen del virus? Y, sobre todo, ¿tiene sentido pensar que fue creado en un laboratorio?

“Por los estudios realizados que trazan la composición genética del virus, no parece verosímil que haya salido de un laboratorio”, sostiene el epidemiólogo Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). “Hasta ahora, y por lo que se sabe, la única respuesta que se puede dar es que resulta improbable”, insiste.

Aunque el coronavirus comparte secuencias genéticas homólogas con el VIH, esos fragmentos son relativamente comunes en muchos virus

El genetista Juan José Tellería, de la Universidad de Valladolid, está “convencido” de que el virus no salió de un laboratorio, y desmonta en pocos pasos la afirmación de Montagnier. “La teoría de Montagnier es que como el virus del SARS-CoV-2 [el nuevo coronavirus] se parece al del sida, tuvo que ser construido insertando secuencias del VIH dentro del chasis, o la carcasa, de un coronavirus”, explica. “Para empezar, los datos a los que alude Montagnier no han sido publicados, y luego, aunque es cierto que este virus comparte secuencias genéticas homólogas con el del VIH, esos fragmentos, llamados insertos, son relativamente comunes en muchos virus”, prosigue.

Desde el punto de vista tecnológico, Tellería tampoco ve la mano del hombre en la secuencia del coronavirus. “Si estás haciendo un virus nuevo para cualquier investigación, lo normal es que utilices la carcasa de un virus ya existente; es decir, trabajas sobre una estructura y vas modificando su diseño, no lo haces de cero”, apunta. “En ingeniería genética, se construye, corta y pega sobre un material que ya tienes”, ilustra.

Este virus, constata Tellería, no deriva de los chasis o las carcasas de otros coronavirus ya existentes, lo cual hace aún más inverosímil la teoría de la conspiración y lleva al genetista a sostener que no ha habido “manipulación en un laboratorio”.

Lo cierto es que aún no se sabe al cien por cien cómo se originó el virus, pero sí hay bastantes indicios que apuntan a los animales, y más concretamente a los murciélagos, como génesis. 

El nuevo coronavirus tiene una genética muy similar a otros virus de murciélagos, como los que causaron las epidemias de SARS en 2003 y MERS en 2012, que tuvieron su epicentro en China y Arabia Saudí, respectivamente. 

Según un estudio publicado en la revista Nature el 3 de febrero, el nuevo virus es en un 96% genéticamente idéntico a un coronavirus de murciélago. Por tanto, la mayoría de científicos están convencidos de que el virus procede de este animal.

“Sabemos que procede de los murciélagos, como tantos otros virus, pero no sabemos cómo se ha transmitido a la gente”, señalaba Luis Enjuanes, virólogo y director del laboratorio de coronavirus del CNB-CSIC, en una entrevista para el programa El Cazador de Cerebros a finales de marzo. Enjuanes apunta entonces a la teoría de que “hay un mamífero que actúa como hospedador intermedio” entre el murciélago y el ser humano.

Tampoco se sabe a ciencia cierta. Se cree que en el caso del SARS, el coronavirus pasó de murciélagos a civetas, una especie de mapache originario de Asia, antes de pasar a los humanos; en el caso del MERS, se piensa que los dromedarios fueron el animal intermediario.

A principios de este año, el pangolín pasó a primer plano al identificarse en él un virus muy parecido al actual procedente del murciélago. Teniendo en cuenta que muchos contrabandistas trafican con estos preciados mamíferos en China, tanto por su carne como por sus escamas, utilizadas en la medicina china tradicional, la teoría cobró relevancia. Sin embargo, todavía no se ha podido demostrar que los pangolines hayan tenido un papel en la pandemia actual.

Los saltos de virus entre especies ocurren constantemente

“No se sabe si el virus del Covid pasó directamente del murciélago al hombre, del murciélago al hombre a través de otro animal o a través del pangolín”, señala Juan José Tellería. “Estos saltos de virus entre especies ocurren constantemente”, recuerda el genetista, que alude a estas transferencias como “parte de la vida y del cosmopolitismo de los virus”. “Lo que no sabemos todavía con el coronavirus es si hubo una selección en el animal antes de transferirse al humano o si hubo una transferencia al humano y desde ahí se hizo capaz de transmitirse a otros humanos resume Tellería, como pasó con la gripe aviar”.  

La primera y más creíble hipótesis es que el virus se transmitió por primera vez a los humanos en el mercado de mariscos de Wuhan. Fue en esta ciudad china donde el 1 de diciembre de 2019 el primer paciente conocido de COVID-19 mostró síntomas de lo que pasó a llamarse neumonía de Wuhan.

En dicho mercado se comercia con animales vivos, no siempre de forma legal ni con todas las medidas de salubridad e higiene, por lo cual no sería raro que en ese entorno el virus pasara del animal al ser humano.

No obstante, el primer paciente no tenía ningún vínculo conocido con el mercado, según un estudio de The Lancet publicado el 24 de enero. De acuerdo con este artículo, de los 41 primeros pacientes de coronavirus en Wuhan, 27 tenían contacto con el mercado donde además se encontró material genético del virus, pero no los otros 14 restantes. 

Aunque a priori “no debería ser fácil”, señala Tellería, sí ha ocurrido. En 2004, dos científicos del Instituto Nacional de Virología de Pekín (China) se infectaron con el virus del SARS, aquel que había aparecido dos años antes, y la OMS mostró entonces su “preocupación”. China tardó varias semanas en comunicar el brote, lo cual complicó las cosas. 

La OMS instó en aquel momento a los países a “revisar las prácticas de bioseguridad de las instituciones y los laboratorios que trabajan con el coronavirus”. “Estas muestras, que pueden contener coronavirus vivos del SARS, se conservan todavía en diversos laboratorios de todo el mundo. Algunas de ellas se almacenan en laboratorios a un nivel de confinamiento inadecuado”, alertó la organización.

En esta ocasión, en cambio, la OMS ha alabado desde el principio la actitud de China ante el COVID-19 y le ha mostrado su respaldo frente a la teoría conspiranoica del laboratorio. 

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es