Ocho formas de saber que te están mintiendo
¿Con cuántas personas has hablado hoy? Lo más probable es que casi todas te hayan mentido, y más de una vez. Es un hecho difícil de asumir, pero hasta tus amigos más cercanos y tus compañeros de trabajo te mienten con frecuencia.
El psicólogo Robert Feldman, de la Universidad de Massachusetts, lleva más de una década dedicado al estudio de las mentiras y en su investigación ha llegado a unas conclusiones sorprendentes. Lo más impactante es que el 60% de las personas mienten hasta en conversaciones rutinarias de 10 minutos y que dicen una media de dos o tres mentiras en ese pequeño lapso de tiempo. La mayoría de los participantes en los estudios de Robert Feldman ni siquiera se dieron cuenta de las mentiras que habían dicho hasta después de la conversación, cuando se les mostraba la grabación.
La gente miente en las conversaciones rutinarias para parecer más agradable y competente. Aunque los hombres y las mujeres mienten con la misma frecuencia, suelen hacerlo por distintos motivos, según Robert Feldman: "Las mujeres en el estudio solían mentir para que su interlocutor se sintiera a gusto, mientras que los hombres lo hacían, en general, para mostrarse superiores a cómo son en realidad".
Un nuevo estudio de la doctora en Psicología Leanne ten Brinke sugiere que, aunque la mayoría de las personas tienen un buen instinto para detectar a los mentirosos, tienden a persuadirse a sí mismas para no confiar en su instinto ni actuar en consecuencia. Es difícil acusar de mentiroso a alguien en un entorno profesional debido al sentimiento de culpa que surge por ser desconfiados. Decirle a una persona que miente sin tener un buen fundamento para ello supone un reto inquietante para la mayoría de la gente.
Afortunadamente, la doctora Brinke ha encontrado en su investigación unas claves objetivas, basadas en cambios psicológicos y de actitud bien documentados, que pueden emplearse para evaluar la veracidad de las palabras de otras personas. Presta atención a los siguientes indicios para que ningún mentiroso te la juegue:
1. Se tapan la boca.
Las personas suelen cubrirse la boca cuando mienten. Si se ponen una mano en la boca o incluso si se dan un toque en los labios, su lenguaje corporal está delatándoles de forma inconsciente, pues ese gesto representa una barrera en la comunicación. Al mentir, la gente también tiende a cubrirse partes del cuerpo como la cabeza, el cuello o el abdomen, ya que mentir les hace sentirse expuestos y vulnerables ante un ataque.
2. Se repiten y dan muchos detalles.
Los mentirosos detestan el silencio, así que tratan de evitarlo hablando más de lo necesario y dando mucha más información de la que les han pedido. A veces, permanecer en silencio durante más tiempo sirve para que los mentirosos engorden su mentira mientras tratan de convencerte y convencerse a ellos mismos de su propio embuste. Los mentirosos también tienden a repetir frases una y otra vez porque están esforzándose en ganar tiempo para pensar.
3. Buscan una escapatoria.
En un acto reflejo para encontrar una ruta de escape, quienes mienten suelen girarse hacia la puerta (si están sentados) o acercarse a la salida (si están de pie). También suelen adoptar una postura más rígida o protectora como instinto de preparación para la huida.
4. Su lenguaje verbal no coincide con su lenguaje corporal.
Es fácil mentir con palabras, pero el cuerpo conoce (y muestra la verdad). Una clara señal de que alguien está mintiendo surge cuando sus palabras dicen una cosa y su cuerpo, otra cosa muy distinta. Por ejemplo, cuando alguien cuenta lo triste que está y lo mucho que echa de menos su trabajo, pero sonríe al hablar y mueve las manos y el cuerpo con ánimo.
5. Su respiración se altera.
Cuando las personas mienten, su respiración se vuelve más profunda y pesada, ya que mentir altera el ritmo cardíaco y el flujo sanguíneo. A veces, pueden hasta tener dificultades para hablar, ya que las membranas mucosas de la boca se resecan como reacción corporal al mentir.
6. Cambian el patrón característico de su mirada.
Se dice que los ojos son el espejo del alma. Esta afirmación es aún más acertada cuando alguien miente. Este indicador tiene truco: no importa hacia dónde esté mirando, sino el hecho de que cambie la dirección de su mirada. Algunas personas, por ejemplo, miran hacia arriba a la derecha cuando están recordando algo, pero hacia abajo si mienten. En otras personas, sucede al contrario. Un cambio en el patrón característico de su mirada puede ser un poderoso detector de mentiras, pero antes de eso, hay que conocer dicho patrón característico. Por ello, es una técnica más efectiva cuando la aplicas a gente que conoces bien o con la que, al menos, te relacionas con regularidad. No obstante, sí que hay un indicio universal de movimiento ocular: los mentirosos buscan instintivamente con la mirada la puerta, su vía de escape.
7. Se ponen agresivos.
Las personas que mienten suelen alterarse en una conversación sin motivo aparente. A veces, se ponen agresivos y se encaran con el interlocutor. En otras ocasiones, mantienen un contacto visual muy prolongado sin parpadear en un torpe intento por parecer veraz.
8. Se mueven de forma nerviosa.
Moverse con nerviosismo es una clara señal de tensión. Incluso a los mentirosos más experimentados les preocupa que no les creas, así que liberan tensión jugando con el pelo, tamborileando con los pies o los dedos, tirándose de las orejas... Arrastrar los pies es otro indicio común de la tensión asociada a mentir. Los pies empiezan a moverse porque el mentiroso se siente vulnerable y su cuerpo busca escapar.
Recapitulemos
Antes de precipitarte en tus conclusiones, asegúrate de conocer bien el comportamiento normal de la persona que crees que podría estar mintiéndote. Los indicadores anteriores solo tienen sentido en el contexto del comportamiento habitual de una persona. Si esa persona sufre Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y está siempre moviéndose nerviosamente, este indicador no se le puede aplicar. Otras personas, como los psicópatas, no muestran los comportamientos anteriores porque no se ponen nerviosos ni sienten culpabilidad al mentir. Un estudio británico mostró que la incidencia de la psicopatía entre los directores ejecutivos es cuatro veces mayor que entre la población general, de modo que no es tan infrecuente como puede parecer.
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Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.