Nunca he sido más infeliz que cuando fui delgada
Cuando era delgada, me sentía menos guapa, más apagada, como si hubiera perdido todo lo que me hacía especial y carismática.
Me llamo Sonia Tremblay y lucho a diario por la inclusión de los cuerpos marginalizados en la sociedad.
Un cuerpo marginalizado es un cuerpo que no cumple los estándares de belleza de una sociedad. Por ejemplo, las mujeres negras, los discapacitados y los gordos tienen unos cuerpos marginalizados. Personalmente, considero que el mayor tabú se da contra las personas gordas.
Tengo una talla 46-48 (una XXL). A día de hoy, muchas tiendas de ropa siguen sin tener ropa de mujer por encima de la talla 46, o tienen muy poca variedad. Cuando tienen, suelen poner todo en las zonas menos visibles, en el piso superior, en el subsuelo o al fondo de la tienda.
Es como si estas tiendas tuvieran miedo de que la gente las relacionara con personas gordas y no quisieran tenerlas en su tienda, pese a que por internet estas tallas se venden como la espuma.
Siempre he sido más regordeta que las demás, incluso de niña. Durante años me sentí incómoda por no ver modelos, actrices o mujeres famosas en general que se parecieran a mí.
Siempre me he sentido fuera de lugar por mi cuerpo. En los años 80, no había personas gordas en la tele ni en las revistas, y cuando eres adolescente, necesitas referentes. Ahora está empezando a mejorar, pero sigue habiendo muy pocos ejemplos positivos.
En ocasiones he rechazado a hombres y estos se han “vengado” diciéndome que estoy gorda y que tendría que sentirme afortunada por haber recibido una mirada suya.
A las niñas y adolescentes de la actualidad les digo lo siguiente: puedes ser gorda y sentirte bien contigo misma.
Hace dos meses, me dio un tirón muscular en el costado y cuando le expliqué a mi médica lo que me había sucedido, dijo: “Anda, ¿haces Aquafit? ¿No querrás decir Zumba?”. En ningún momento se le pasó por la mente que yo hiciera ejercicio, así de simple.
Los prejuicios que tiene la sociedad contra los gordos están por todas partes: la gente piensa que somos vagos y que no estamos sanos, que nos falta motivación, que somos una carga para la sociedad y que no practicamos sexo. Solo puedo hablar por mí, pero tengo una salud estupenda y mi vida sexual es maravillosa.
Ahora lucho en Quebec por la inclusión de toda clase de cuerpos en la sociedad. Esta campaña por la aceptación de todos los cuerpos también tiene una faceta política. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que las personas que van en silla de ruedas apenas tengan rampas para moverse libremente por la ciudad? ¿Por qué a las personas de color les cuesta más encontrar trabajo?
Por encima de todo, lucho por el amor propio y la aceptación. El mejor modo de integrarse en la sociedad es empezar a quererse a uno mismo.
Las personas gordas necesitan tener más visibilidad en el espacio público. Este movimiento nació en 1996 en California. Hay que aclarar algo: aceptar la gordura no es decir: ”¡Todos a ponernos gordos!”. Significa que todo el mundo pueda ser como desee.
Tras una ruptura complicada, adelgacé muchísimo, unos 45 kilos en dos años. Fui delgada durante dos o tres años y en mi vida he sido más infeliz. ¿Sabéis por qué? Porque no lo hice por los motivos adecuados.
Fue la época más triste de mi vida. Hasta ese momento había creído que sería más feliz cuando adelgazara.
El hecho es que este es mi cuerpo y este es mi metabolismo. Cuando era delgada, no me reconocía a mí misma. Es más, me sentía menos guapa, más apagada, como si hubiera perdido todo lo que me hacía especial y carismática. Ahora parecía una persona más.
La gente les echa a las redes sociales la culpa de muchos males de la sociedad, pero es precisamente a través de estas redes por las que las jóvenes de la actualidad pueden encontrar modelos con las que se sienten identificadas, recursos y visibilidad. Mi objetivo es ayudarlas lo máximo posible.
Recibo muchos mensajes. No os podéis ni imaginar cuántas personas confían en mí. El otro día, una mujer de 35 años anunció orgullosa que este verano, por primera vez, iba a llevar tirantes en vez de manga larga porque yo le había dado esa confianza.
Tengo un mensaje para los lectores: hagáis lo que hagáis con vuestro cuerpo, es decisión vuestra. No hagáis nada porque lo exijan los estándares o para complacer a las personas de vuestro alrededor. Hagáis lo que hagáis, hacedlo por vosotros, porque eso es lo que queréis.
Y sed felices.
Este post fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Quebec, apareció posteriormente en el ‘HuffPost’ Canadá y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.