Nueve trucos infalibles para ahorrar en calefacción
La calefacción representa el 47% del consumo de energía de un hogar.
Cuando las temperaturas bajan, muchos consumidores tienen que encender los radiadores para afrontar el frío. Calentar la casa durante el invierno puede suponer un importante esfuerzo económico, ya que la calefacción representa el 47% del consumo de energía de un hogar, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
Las familias españolas con calefacción eléctrica gastaron 322,74 euros mensuales de media para calentar su casa el pasado invierno, según un estudio de Certicalia. En las viviendas con sistemas individuales de calefacción, esta supone algo más de la mitad del consumo total del gas natural (57,9%) , según el IDAE.
Intentar reducir el importe de la factura de la luz y del gas sin pasar frío es un reto. En El HuffPost Life hemos recopilado siete consejos para ahorrar este invierno y todos los demás:
Puede parecer una obviedad, pero los consumidores tienen que saber aprovechar el calor del sol que entra en sus casas a través de las ventanas, ya que se trata de una fuente de energía gratuita. Solo tienen que copiar las costumbres de sus vecinos europeos: abrir las cortinas durante el día para que entre la luz y cerrarlas al ponerse el sol cuando las temperaturas bajan.
Además de esto, si se cierran las puertas y las ventanas de aquellas habitaciones de la casa que no se utilizan habitualmente y se mantienen abiertas las del resto, se favorece que se mantenga el calor.
Una ventaja de las casas españolas frente a las de los vecinos europeos es la existencia de persianas, ese invento prácticamente inexistente por encima de los Pirineos, que representan un escudo perfecto en invierno. Al igual que ocurre con las cortinas, los consumidores han de bajarlas cuando se pone el sol para evitar que el frío se filtre a través de los cristales.
Abrir las ventanas al levantarse para ventilar las habitaciones es beneficioso para la salud. Los expertos recomiendan aprovechar el momento más soleado del día para hacerlo, para así evitar pérdidas de calor, y nunca más de 15 minutos.
Hay que acostumbrarse a cuidar los sistemas de calefacción de su vivienda durante todo el año y no solo si surge un problema en el invierno se convierte en un beneficio a largo plazo. Antes de que lleguen las temperaturas más bajas, conviene purgar los radiadores y vigilar la presión para evitar pérdidas, señalan desde el Grupo Almansa.
Los radiadores conviene purgarlos al menos una vez al año. Así se consigue que no se acumulen pequeñas burbujas de aire en el interior y que el agua circule con normalidad. Lo recomendable es hacerlo en otoño, antes de que comience el invierno, ya que se ha de hacer con la calefacción apagada y los radiadores fríos.
¿Cómo se purga el radiador? Lo primero que hay que hacer es cerrar la llave de paso del radiador. Después, se gira la válvula de purgado —situada en la parte superior— con una llave inglesa o un destornillador y se mantiene abierta hasta que el agua comience a salir de forma constante, explican desde la OCU. Cuando ocurra esto, ya que está purgado.
Lógicamente conviene empezar por el radiador que esté más cercano a la caldera y terminar por el más lejano, para seguir el flujo del agua dentro del sistema. Esta operación se ha de repetir en todos los radiadores de la vivienda.
Una vez finalizado el proceso, hay que revisar la presión del agua de la caldera, que debe situarse entre 1 y 1,5 bares.
A pesar de que se haya convertido en una costumbre e incluso se vendan radiadores toalleros para los cuartos de baño, la ropa recién lavada no hay que secarla en los radiadores. Cubrir los radiadores solo sirve para cortar el flujo de aire, lo que implica que la casa tarda más en calentarse. Si la caldera tiene que trabajar más, aumenta el importe de la factura. Por eso, tampoco es una buena idea poner un cubrerradiador, ya que hace de barrera.
Mantener la casa a una temperatura de 21 grados es suficiente para que la estancia esté confortable. Se ha de intentar que la temperatura de la casa permanezca constante, ya que las subidas bruscas pueden provocan que la factura se dispare. Cada grado adicional que se incremente la calefacción supone un 7% de gasto de combustible, según el IDAE.
Por eso, siempre es mejor programar la calefacción para que alcance los 21 grados que subirla a 25 grados inmediatamente al llegar a casa porque la vivienda está fría y tener que bajarla después.
Eso sí, no tiene ningún sentido que la calefacción esté a 21 grados durante todo el día si resulta que por la mañana no hay nadie en casa. Hay que adaptarla al día a día del consumidor. Cuando no se esté en la vivienda conviene bajarla hasta los 15 o 16 grados.
Esto mismo ocurre por la noche, cuando también conviene bajarla, ya que se va a permanecer dentro de la cama. “Entre 15 y 17 grados es la temperatura ideal para despejar la mente y tener un sueño reparador”, según explica Mario Escuredo, director comercial de Quotatis.
El aislamiento es una de las claves para mantener caliente una casa durante el invierno. Un aislamiento insuficiente provoca la pérdida de entre el 25% y el 30% de la calefacción, según el IDAE. Hay que comprobar que la vivienda está bien aislada, mediante la revisión de las juntas de las ventanas y las puertas, ya que las filtraciones de frío suelen generar pérdidas de calor que se traducen en un mayor consumo.
“Aislar con masilla o silicona las rendijas de puertas y ventanas es uno de los mejores consejos para mantener el hogar caliente. Apostar por una reforma en la que se invierta en cristales de calidad y puertas robustas servirá de gran ayuda”, explica Escudero.