Novelas de despertares amorosos, apasionados romances y tensiones eróticas en verano
Por Santiago Vargas
El calor como la mejor celestina. Cuando el camino de la espera llega a su destino, o nacen nuevas promesas. En el verano suelen hacerse realidad los sueños amorosos del otoño, el invierno y la primavera o ser el nacimiento de deseos y afectos insospechados en lugares inesperados. Es el tiempo de muchos tiempos en ámbar. El deseo, el amor y la pasión siempre son verano en los recuerdos.
WMagazín celebra el estío con una selección de once novelas donde esta estación crucial para el descubrimiento, búsqueda, realización o desenlace del deseo, la pasión y el amor. Partimos de la base de los libros elegidos en 2018 por el periódico británico The Guardian y aportamos otros como El amante, de Marguerite Duras, El rumor del oleaje, de Yukio Mishima, o la última obra de Julian Barnes, La única historia.
Obras donde el calor se alía con las prendas de vestir; y de él la brisa y los vientos cálidos; las aguas templadas de mares, ríos y piscinas; las fiestas y juegos de seducción al aire libre; los pueblos, ciudades o lugares campestres bronceados por la luz del atardecer; los cuerpos que siempre se sienten jóvenes; los paseos andando por las calles festivas; las conversaciones bajo la sombra de árboles o aleros; las citas para tomar un refresco helado; los juegos deportivos a cualquier hora y en cualquier lugar; las pieles brillantes por el sudor…
Es el temblor del deseo, el amor y la pasión en historias en al que todos encuentran una evocación:
“Durante unas semanas vivió en un estado de ilusión pura que, en realidad, era aturdimiento, como el aturdimiento que sigue a una herida antes de que el dolor asome abriéndose paso lenta pero implacablemente por entre la cerrada niebla analgésica”.
En el calor de Atenas se suceden las historias de amor. Allá, a los pies del Olimpo, donde los dioses dieron pie a la más trágica historia de amor entre Helena y Paris que desató la guerra de Troya contada por Homero en Iliada. En A contraluz, Rachel Cusk crea a una escritora inglesa que escuchará diferentes episodios amorosos en todas sus etapas, desde la conquista hasta la guerra con todas sus consecuencias. Un rosario de relaciones, amores y de voces que van revelando la propia vida de la narradora y la manera como las historias ajenas moldean la propia.
“Tengo quince años y medio, en ese país las estaciones no existen, vivimos en una estación única, cálida, monótona, nos hallamos en la larga zona cálida de la tierra, no hay primavera, no hay renovación”.
La voz de Marguerite Duras (Saigón, 1914-París, 1996) suena nítida y melancólica en El amante. Es la reconstrucción de un momento y secreto esencial de su vida. Relata su perturbador despertar a la vida sensual y sexual, al placer, a esos momentos en los que las miradas ajenas tornean la existencia antes de que lo haga la propia conciencia de la persona. “Una adolescente tanteando en sus instintos y a punto de estallar la florescencia de su belleza, se enreda en una relación con un rico comerciante chino de 26 años”, escribió Winston Manrique Sabogal en El País.
“Y entonces, gracias al sol y a los increíbles brotes de hojas que nacían en los árboles, a la manera como crecen las cosas en las películas de cámara rápida, sentí la familiar convicción de que la vida estaba empezando de nuevo con el verano”.
El verano esplendoroso y brillante como ocaso y metáfora de sentimientos y retrato de una sociedad lo logró Francis Scott Fitzgerald (1896-1940) en El gran Gatsby. Jay Gatsby y Daisy están en el centro de esa historia situada en el periodo de entreguerras. Gatsby vuelve de la Primera Guerra Mundial con mucho dinero que no se sabe muy bien de dónde procede y se instala en una lujosa mansión de Long Island, justo al otro lado de donde vive su gran amor, pero que ahora está casada con el millonario Tom Buchanan. Gatsby hará todo lo posible por recuperar y revivir y recuperar el verano del amor que lleva en su corazón y en su memoria.
“El pasado es un país extranjero: allí las cosas se hacen de otra manera”.
Es el célebre comienzo de El mensajero, de Leslie Poles Hartley (1895-1972), que transcurre en la ola de calor de 1900. Leo, de 12 años, vive en una gran casa en Norfolk bajo falsas pretensiones. A ese mundo vuelve en sus recuerdos a los sesenta sesenta años. Es el redescubrimiento atropellado del deseo, la pasión y la realidad hipócrita del mundo adulto. Y, como dice la editorial: “Es la historia de la pérdida de la inocencia, una pérdida tan demoledora y profunda que genera una perdurable falta de confianza en la vida”.
“El sol se había puesto por completo cuando un joven pescador subía apresuradamente por el sendero de montaña que conducía desde la aldea hasta más allá del faro.(…) El muchacho pasó a propósito por delante de ella, y de la misma manera en que los niños se quedan mirando un objeto extraño, se detuvo y la miró a la cara”
Al atardecer de un verano junto al mar en una isla remota de Japón, Hatsue va por el sendero y decide pasar junto a una barca para ver a la cara a una muchacha que le parece hermosa, Shinjie. Tras ese cuadro impresionista y hondo, Yukio Mishima (Japón, 1925-1970) cuenta en El rumor del oleaje el mundo del amor edénico de los dos jóvenes. Mishima hace sentir el oleaje, el olor del mar, el sol sobre los cuerpos. Y, claro, el hallazgo del temblor de las emociones y los sentimientos extrañamente felices. “Todo ello como fondo de un amor candoroso que deberá transitar por un sendero serpenteante, a veces dando algún rodeo, mientras vemos al pueblo y sus costumbres”, dice el blog Papeles perdidos.
Publicada en 1917, Estío es se adentra en la complejidad sentimental de Charity, una joven pretendida por su tutor a quien no ama, pero que está agradecida por haberla rescatado de una zona marginal. Sin embargo hay un muchacho que representa lo que ella sueña. Son los primeros brotes del deseo y del amor. Es de las pocas novelas en las que Edith Wharton (Estados Unidos, 1962-1937) no aborda la sociedad urbana de clase alta y sus entresijos, pero conserva la agudeza para revelar los laberintos de los sentimientos.
Wharton despliega la belleza del lugar y del ambiente humano propios de su literatura. El lector entra en su mundo por lo que ve y en la vida de los personajes por lo que la escritora desvela poco a poco.
“Era posible describir el hecho de enamorarse con una sola palabra: una mirada”.
En el verano de 1935 la familia Tallis vive unos días especiales con el regreso de la universidad de dos de sus hijos: Leon y Cecilia. Además, de Robbie, el hijo de la criada a quien pagan sus estudios. Solo la adolescente Briony, la menor, los espera. Lo que iba a ser una celebración se convierte en una tragedia. Ian McEwan (Inglaterra, 1948) creó con Expiación una de sus mejores novelas que empieza con el despertar de los deseos, del amor, de los celos, de la lujuria, del sexo, de la culpa, del malentendido… Luego vendrá la Segunda Guerra Mundial y con ella la expiación.
“¿Preferirías amar más y sufrir más o amar menos y sufrir menos? Creo que, en definitiva, esa es la única cuestión”.
El comienzo de estas palabras del protagonista de la nueva novela de Julian Barnes (Inglaterra, 1946), La única historia, es claro. Vislumbra lo que se avecina. Y todo empieza un día de verano en una cancha de tenis cuando el joven Paul conoce a Susan Macleod, casada y 30 años mayor que él. Luego las estaciones no importarán en su vida, ni en esta historia. Lo que queda es el camino que abre el sentimiento cada día, a cada pulsación. De nuevo la memoria, los recuerdos. La evocación en un acto de reinvención de dichas y dolores. Pero que ahí están por siempre.
“La naturaleza tiene formas astutas para encontrar nuestro punto más débil”.
Esto escribe André Aciman (Egipto, 1951) en Llámame por tu nombre (2007). Es la historia del despertar insospechado del deseo y del amor del joven Elio, un adolescente, por Oliver, un universitario, en un verano de los años setenta. Es una historia de aprendizaje sobre el descubrimiento de los sentimientos, la seducción, el deseo, la lujuria y el amor juvenil, entre un muchacho de 17 años y un adulto de casi 30. La audacia de la juventud, la sinceridad del primer amor, el combate interior ante sentimientos nuevos. El joven descubrirá un amor contra el que se medirán todas sus vidas posteriores. Su exitosa adaptación al cine en 2017 la convirtió en una novela muy popular.
Una mirada, dos miradas.
Un verano cualquiera dos muchachas se cruzan en sus vacaciones. Pertenecen a clases sociales diferentes pero surge el chispazo de la amistad y la complicidad, y luego del amor. Imaginan en silencio y entre ellas un futuro, pero el devenir de sus situaciones crea poco a poco una relación difícil a pesar de la sinceridad de los sentimientos. Porque el amor no crece solo sino que de él brotan otros que confabulan contra él. Todo lo cuenta la más joven, la de familia trabajadora. La novela de Helen Cross (Inglaterra, 1967) se hizo popular tras la adaptación cinematográfica de Paweł Pawlikowski.
“Estaba tan animado que sólo la oscuridad me disuadió de empezar. ¡Qué suerte! Mi primer trabajo..”.
Un hombre abandonado por su mujer y superviviente de la Primera Guerra Mundial llega a un pueblo de Yorkshire a restaurar un mural medieval de la parroquia. Aquel verano se reencuentra con la quietud, la belleza de la vida y de la amistad y del despertar de un amor verdadero, y prohibido, el que siente por la mujer del reverendo al que presume indigno de ella. Esto lo cuenta años después Tom Birkin en una deseo de insuflar vida a un recuerdo supremo cuyo sentimiento duerme con él, porque tras aquel trabajo regresa a su hogar a vivir junto a una mujer con quien solo comparte ruinas afectivas. Las tribulaciones de Birkin las escribió J. L. Carr (Inglaterra, 1912-1994).
Si te gusta WMagazín puedes suscribirte gratis a nuestra Newsletter en este enlace y enviársela a otro amigo lector.
Te invitamos a ser mecenas literario de WMagazín, es muy fácil, las indicaciones las puedes ver eneste enlace.
Gracias por leernos y ayudarnos a difundir la revista que incluye la sección de libros Recomendadosque puedes ver en este enlace.