No va mássss: hagan Gobierno, señores
Advertencia para los tres candidatos: por lo general uno se suele arrepentir mucho más de lo que no hace que de lo que hace...
“No, no y no. Tiro otra vez, ¡el dado ha caído inclinado! No vale”, dice un mal perdedor cuando jugando al parchís, por ejemplo, la suerte no está de su lado. A lo que sus contrincantes responden: “Eso es trampa”, y unos van a por él, cueste lo que cueste, y otros son algo más conciliadores, pensando que en un momento dado pueden sacar alguna ventaja.
Desde las elecciones, con unos resultados claros como el agua, a los políticos les ha dado por jugar. “O gano yo, que entré mi última ficha en casa o repetimos la partida”, parece decir Pedro Sánchez (que sí ganó), sin tener en cuenta la falta de respeto que infringe hacia los ciudadanos que votaron y el gasto innecesario que supondría repetir comicios.
Algo por el estilo suelta Pablo Iglesias que, en lugar de admitir que él tiene mucho (o todo) que ver con los penosos resultados de Unidas Podemos, acribilla a Errejón -que está jugando otra partida- y cambia a Pablo Echenique como quien se pone una tirita para sanar una pupa y el tema se arregla por arte de magia.
En cuanto al tridente de la derecha, que parece un par de palillos chinos al que le ha salido uno extra, por lo que entre los tres no son capaces de coger un sushi -a uno no le gusta el salmón, al otro el arroz y el tercero odia el aguacate-, honestamente no pueden ser buenos mosqueteros porque los tres pretenden ser D’Artagnan, o lo que es lo mismo: no son buen equipo al pretender encestar el poder.
Dos advertencias, por pura experiencia, a los tres candidatos: por lo general uno se suele arrepentir mucho más de lo que no hace que de lo que hace. Y la segunda: una primera mala elección a sabiendas de que es mala, solo lleva a un encadenamiento de futuras malas elecciones.
Pero lo que más me llama los atención, en esta nueva entrega de Juego de Tronos a La Moncloa, es esa especie de juego de Pasapalabras Placebo en la que todos se han involucrado. Desde aquel glorioso “relator” de los catalanes, pasando por unas cuantas citas cinematográficas, hay estribillos insustanciales, o sencillamente parches orales para no decir lo que deberían si jugaran a ser sinceros, como el nuevo Gobierno de cooperación o el sobadísimo cordón sanitario que ya de tanto pasar de boca en boca sonaba a condón, a tampón o a “mami, urgente, llama al fontanero. La realidad está atascada”.
Según el refranero “hablando se entiende la gente”, “a buen entendedor, pocas palabras” y “quien habla siembra, quien oye y calla, recoge y siembra”. Queridos políticos, las urnas han hablado. Si les votamos y les pagamos el sueldo, su primera obligación es entenderse y no putearse para que España funcione y para que los votantes, al menos durante los próximos cuatro años, vivamos con cierta estabilidad y mínimamente felices. Ya dejen de jugar... ¿O es que han pensado en la ruleta rusa?