Por qué se dijo tanto que España tenía "la mejor sanidad del mundo"
La crisis del coronavirus ha despertado a los españoles de la ensoñación: el sistema de salud tiene carencias.
Es poco probable que los sanitarios que se enfundaron bolsas de basura para atender a los enfermos en lo peor de la epidemia de coronavirus piensen que España tiene “la mejor sanidad del mundo”. Durante años, y hasta hace solo tres meses, gobernantes de diferentes colores políticos han repetido que el sistema sanitario gozaba de una magnífica salud. Pero el virus que ha puesto en jaque al mundo ha desvelado las carencias que escondían hospitales y consultorios de todo el país. ¿Por qué insistieron los políticos en que éramos punteros?
La mayoría de expertos consultados por El HuffPost coinciden en que tras ese mantra hay una gran parte de verdad y por eso se recurrió a él. No obstante, también señalan que la covid-19 ha enseñado las vergüenzas de un sistema que habrá que revisar y dotar con mejores recursos. “Tenemos una de las mejores sanidades, uno de los mejores sistemas. No es que lo diga yo. Son los ránkings internacionales objetivos”, justifica la exministra socialista de Sanidad María Luisa Carcedo, diputada en el Congreso y parte de la comisión del ramo.
Los informes son también la munición del presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), Salvador Tranche, para asegurar que “tiene gran parte de verdad” decir que la sanidad española es una de las mejores del mundo. Tranche recurre para argumentarlo al informe de Bloomberg, que situó a España como el país más saludable en 2019 por su estilo de vida, pero también por la robustez del sistema asistencial, del que destaca una atención primaria diezmada tras los recortes.
Como apunta el nuevo director general de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero, jefe médico del hospital de Ifema y del Hospital Universitario de Fuenlabrada, “para hablar de ser el mejor hace falta tener primero unos criterios de valoración basados en indicadores”. De ahí que los exaltos cargos que han pasado por el Ministerio de Sanidad se parapeten tras los ránkings. También políticos de varios partidos.
Zapatero es contundente y sabe por qué se ha recurrido al discurso de ‘una de las mejores del mundo’. “Realmente, la sanidad española lo es desde el punto de vista coste/beneficio por los resultados que se obtienen en salud, a pesar de que lo invertido en porcentaje de PIB está en la parte más baja de los países avanzados”.
“Otra cuestión es que esta epidemia nos haya pillado un poco en malas condiciones. El sistema aguantó y fue resiliente, porque a pesar de todos los recortes y a pesar de todos los maltratos aguantó bien”, explica Carcedo, quien además del informe de Bloomberg cita también el de The Lancet. Eso sí, esta publicación sitúa a la sanidad española en el puesto 19. La exministra del PSOE, médica de formación, reconoce el fuerte impacto del coronavirus, pero también apunta al alto porcentaje de curados sobre el total de enfermos para presumir de la fortaleza asistencial.
“Hay variables claras que indican que el personal sanitario es de lo mejor del país. Y son las notas de corte para las carreras sanitarias [de las más altas]”, coincide Narciso Michavila, presidente de la consultora de investigación social GAD3, quien afirma que la calidad de la sanidad no es solo la de sus recursos materiales, sino también la del personal que está detrás de ellos.
“Es cierto que técnicamente es un muy buen sistema, que investiga, que publica y que forma especialistas de manera ejemplar. Pero la pandemia ha puesto de manifiesto nuestra debilidad: la salud pública y comunitaria”, resume Antonio Zapatero, quien ve otro grave déficit: “Y todo se consigue a expensas de los profesionales, que no están bien remunerados ni motivados”.
El sociólogo Narciso Michavila considera que los políticos han recurrido al discurso de ‘la mejor sanidad del mundo’ para su beneficio e incide en que aunque “el sistema no ha estado a la altura que tenía que estar, en general todas las comunidades han podido hacer frente a esta pandemia”. Y añade: “Es de los mejores, pero tenía carencias, evidentemente”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) justifica a El HuffPost los problemas que ha enfrentado la sanidad española: “En todos los países donde ha habido un número significativo de casos, la pandemia ha puesto los sistemas de salud bajo una presión considerable. Cuando el brote haya perdido intensidad habrá tiempo para revisar lo que ha sucedido y tomar las lecciones oportunas para el futuro. Sabemos que esta pandemia va a cambiar los sanidad del futuro”, explica un portavoz.
No obstante, la OMS también apunta las deficiencias a las que se han enfrentado los sanitarios españoles: “El aumento dramático de los casos de coronavirus presentó numerosos desafíos para los sistemas de salud más avanzados. En respuesta, los sanitarios en España han trabajado incansablemente en circunstancias difíciles para tratar a los pacientes. Esto requirió que el Gobierno tomara medidas estrictas de confinamiento, lo que ayudó al país a frenar la propagación de la enfermedad y a ganar tiempo para reorganizar su sistema de salud”, explicó el doctor Bruce Aylward, otro portavoz.
“Si no hubiéramos tenido esta sanidad hubieran muerto más”
Cuando se le pregunta, Tranche, de la Semfyc, piensa que pasada esta epidemia los políticos “probablemente” volverán a repetir que tenemos una de las mejores sanidades. “Los políticos pueden decir lo que sea. Yo no voy a decir que es la mejor del mundo. Pero, eso sí, ¿qué hubiera pasado si no hubiéramos tenido esta sanidad? Hubieran muerto no 25.000, sino muchos más”.
“La epidemia nos azotó. Pero hay que mirar también las tasas de curación. Otra cuestión es que haya habido residencias muy afectadas o que, inicialmente, la primaria no haya estado en el discurso para frenar al virus”, concede Carcedo. “Hubo un pico de hospitalizaciones y atenciones urgentes a muchos pacientes que nos pilló de sorpresa. A finales de diciembre no se sabía si había transmisión humano a humano. Se supo hace nada”, defiende la política.
Michavila, de GA3, explica algunas de las grandes carencias: “Gracias a la descentralización la respuesta sanitaria ha sido más flexible que si hubiéramos tenido un modelo totalmente centralizado como el francés. En general los modelos de sanidad de las comunidades son buenos. Pero al haber dejado sin competencias al Ministerio de Sanidad, este no tenía ni para hacer compras. Y claro, cuando llega una crisis de esta envergadura, volver a centralizar cuando no tienes alguien que te pueda hacer un requerimiento y buscar proveedores es difícil”.
Carcedo es, sin embargo, más escéptica con la supuesta planificación de guerra en las urgencias de los hospitales durante la cresta de la presión hospitalaria y que llevó a los facultativos a desechar a los pacientes con menos probabilidades de sobrevivir en favor de aquellos con más esperanza de vida. “Me cuesta creer que no se haya puesto un respirador a alguien que lo haya necesitado”, cuenta, aunque reconoce que la Covid-19 ha sido un “vendaval” para el sistema.
El doctor Salvador Tranche añade, además, los fallos de los gestores públicos a la hora de decidir. “Ante una situación de pandemia ha habido errores en la toma de decisiones que han facilitado que haya sido tan gravísima. Uno de ellos ha sido no tener en cuenta la atención primaria”, coincide con Carcedo. “Otra de las razones por las que ha azotado tanto la Covid-19 tiene que ver con nuestro estilo de vida, tan social, y con que nos hayamos retrasado en el confinamiento”, razona.
La sanidad preocupaba cada vez más a la opinión pública
El impacto de la pandemia se está grabando en los ciudadanos. Antes de que el coronavirus causara estragos, la preocupación por la situación de la sanidad pública alcanzó hace justo un año uno de sus niveles más altos, según publicó el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El 17% de los españoles se mostraron entonces inquietos por el estado del sistema que les cuida.
Ese porcentaje no ha dejado de subir desde 2018. Solo entre enero y mayo de 2019 lo hizo cinco puntos porcentuales. También subió respecto a años anteriores. En 2016, por ejemplo, el estado de la Sanidad preocupó al 13,6 % de los españoles. Ahora, ocupa el quinto lugar (18,2%) en el ránking del último Barómetro, el de mayo, de los asuntos que los españoles marcan como principal problema que existe en el país. Por delante se sitúan el paro (41,2%), la crisis económica (38,9%), el coronavirus (34,8%) y el “mal comportamiento de los políticos” (23,1%).
“Es verdad que creció la preocupación por la Sanidad, según el CIS, pero no lo hizo por la calidad asistencial”, explica Carcedo. Michavila afirma: “En España el servicio público que más ha mejorado en las últimas décadas, ha sido la Sanidad. Y, además, en todas las comunidades. Lo que más han criticado los españoles de ella era lo relativo al tiempo, es decir, las listas de espera”.
Aunque cuando pase lo peor calará en de nuevo en la opinión pública la importancia de dotar a la sanidad pública con los más y mejores recursos, el problema es que “no se podrá”, aventura el sociólogo, porque el empleo se hundirá y entrará menos dinero al erario público. El Estado tendrá menos dinero para aumentar el porcentaje de inversión en el sistema.
Mientras, los profesionales sanitarios se están enfrentando a graves dificultades, al igual que los del resto del mundo. Por eso se les aplaude a diario desde los balcones de casi todo el país. Los políticos deben recordarlo antes de presumir de Sanidad, aunque haya parte verdad en que es “una de las mejores del mundo”.