No te sientas mal si no eres productivo durante la pandemia
Unos se dedican a preparar pan y a aprender idiomas. A otros nos basta con sobrevivir un día más, y no pasa nada.
De repente, parece que todo el mundo sabe cocinar. Las redes sociales se han llenado de fotos de bizcochos, torrijas, pan y demás recetas elaboradas. Puede ser entretenido y satisfactorio pasar el rato viendo esas fotos, pero también puede generar ansiedad: Quizás yo también debería aprovechar el tiempo así. ¿Qué me pasa?
Mucha gente está exprimiendo al máximo su tiempo en casa: mejorando sus dotes culinarias, haciendo deporte, aprendiendo idiomas, reorganizando el trastero... Todo eso está muy bien.
Sin embargo, muchas otras personas no están reaccionando a la pandemia de coronavirus del mismo modo. Para algunas personas, superar un día más en pijama, con el pelo sucio y con la soledad del aislamiento ya es más que suficiente. Para otras, completar un día sin haber sufrido una crisis es el mayor logro.
Y eso también está bien.
“Estamos condicionados para pensar que lo que hay que hacer es ser lo más productivos posible y estructurar nuestros días para obtener validación externa”, comenta Andrea Sadler, terapeuta ocupacional y psicoterapeuta.
“Es curioso creer que las personas más productivas lo están haciendo bien y las personas menos productivas lo están haciendo mal”, reflexiona Sadler. “Pero no hay reglas escritas sobre eso. Lo importante es salir adelante”.
Cada persona afronta las dificultades a su modo. “Algunas personas quizás se relajen construyendo un estante o haciendo ejercicio”, ilustra Sadler. “Otras personas quizás se relajen sentándose delante de la tele para darse un atracón de series, y no pasa nada”.
Ser muy productivo y pasar medio día en la cama son dos formas válidas de afrontar esta situación y ninguna es mejor que otra. De hecho, para las personas menos productivas quizás sea más llevadera la cuarentena, ya que las personas que están acostumbradas a hacer muchas cosas quizás sientan que no pueden hacer nada para detener la pandemia.
Es más fácil decirlo que hacerlo, pero esta es una de las recomendaciones más importantes que da Sadler a sus clientes.
Es importante tener paciencia y ser amable contigo mismo a medida que te adaptas a una realidad nueva y complicada. Estás aprendiendo a lidiar con unas circunstancias que no esperabas ni habías vivido antes. Es normal que resulte difícil.
No sirve de nada añadir más ansiedad, críticas y frustración a una situación que ya es bastante complicada de por sí, sostiene.
La mejor forma de empezar el complejo proceso de autocompasión es identificar el momento en el que empiezas a juzgarte con dureza. “Si te das cuenta, sentirás autocompasión porque recordarás que vivimos momentos muy complicados”, explica. Ser consciente de tu tendencia a juzgarte con palabras como “débil” o “no suficiente” es el primer paso para detener esa espiral negativa y ser más amable contigo mismo.
El impulso de ser productivos durante la pandemia también puede ser una forma de ignorar tu estrés y tu ansiedad, pero no es una solución que sirva a largo plazo.
La psicóloga y asesora Ashley Mielke expone que hacer ejercicio y cocinar (o comer, beber y apostar) son conductas que alivian a corto plazo. Pueden hacerte sentir mejor en una situación estresante, pero el alivio que proporcionan no es duradero.
“Nos damos mucha prisa para minimizar los sentimientos tristes y dolorosos. Se dice mucho eso de ‘haz ejercicio y sé positivo’, pero esa solo es una cara de la situación. ¿Qué hay de esas emociones que todo el mundo siente pero que nadie sabe reconocer ni describir?”, plantea.
Mucha gente está sintiendo en forma de duelo la falta de control y el aislamiento que supone la cuarentena. El duelo son esos sentimientos causados por el final o el cambio de una rutina o un comportamiento familiar, y eso es algo que todos estamos sintiendo ahora.
“Piensa en todas las cosas que han cambiado en la vida de millones de personas, para nuestras familias, comunidades, negocios y para nosotros mismos en cuestión de días”, reflexiona Mielke.
Si interpretas lo que estás viviendo como un proceso de duelo, tal vez te resulte más sencillo ser indulgente contigo. “No podemos minimizar toda la emoción sentimos”, avisa. Y propone que nos preguntemos a nosotros mismos: ″‘¿Es un defecto si no consigo ser feliz ahora mismo? ¿Por qué me siento física y emocionalmente agotado?’. Es por el duelo”.
“Muchas de las cosas que se le están pidiendo a la gente al aislarse, como no salir de casa, son desencadenantes típicos de problemas de salud mental”, comenta Sadler.
A las personas que sufren depresión a menudo se les recomienda salir y socializar, algo que no se puede hacer en estos momentos. Quedarte en cada y evitar todo contacto humano hace que te sientas aislado, lo que resulta especialmente duro a ciertas personas.
Puede ser el caso de personas con trastornos alimentarios, tanto por el estrés del aislamiento como por el bombardeo de mensajes, memes o fotos sobre gente que entrena en casa o que bromea sobre lo que va a engordar durante la cuarentena. También es el caso de las personas que sufren adicciones. Es por ello por lo que han surgido diversos teléfonos de atención psicológica por el coronavirus, pese a que el servicio cara a cara es difícilmente sustituible.
Seas o no una de estas personas, el aislamiento y la interrupción de la rutina es complicado para todo el mundo.
Sadler recomienda reflexionar sobre lo que necesitas para mantener una buena salud mental. No a todo el mundo le hace falta lo mismo, pero “más o menos todo el mundo lo intuye”. Partiendo de esa base, piensa qué ajustes puedes hacer para conseguir lo que necesitas dentro de esta nueva realidad.
Si eres una persona que depende de hacer ejercicio, busca entrenamientos caseros. Ahora más que nunca, las redes sociales están llenas de recomendaciones y muchos influencers deportivos han adaptado sus contenidos. Si necesitas socializar, queda con tus amigos para hablar por teléfono o por videollamada. O quizás te convenga limitar el tiempo que pasas en las redes para dejar de ver memes que no te hacen ningún bien en estos momentos.
Este consejo es difícil de seguir, pero aun así, intenta no pensar mucho en el futuro, aconseja Sadler. Preocuparte por cuándo volverán tus hijos al colegio o si todavía es posible hacer ese viaje que habías planeado no te va a llevar a nada: nadie tiene esas respuestas y solo vas a empeorar la situación si no dejas de darle vueltas.
“Tómatelo día a día, semana a semana, momento a momento”, recomienda Sadler. Por ejemplo: aquí y ahora todavía tengo empleo. Aquí y ahora no he cogido el coronavirus. O también: aquí y ahora puedo solicitar las ayudas del Gobierno. Aquí y ahora me he recuperado del coronavirus.
“No es que esas preguntas sobre el futuro no sean buenas preguntas; de hecho lo son, pero ahora mismo no ayudan en nada porque no tenemos la respuesta y eso nos estresa”, afirma la psicóloga.
Una de las partes más importantes de la terapia de Sadler consiste en ayudar a sus clientes a sobrellevar el estrés del día a día y los aspectos inevitables de la vida: la irritación por el tráfico, la tensión con un compañero de trabajo, etcétera. Este no es el caso.
“Vivimos algo excepcional”, asegura. “Es algo que la mayoría de nosotros solo viviremos una vez en la vida”.
Eso significa que su estrategia ahora no consiste tanto en buscar la mayor felicidad y productividad posible, sino en ir superando los días.
“No hay reglas. Las reglas ya no valen para esto. Ahora el enfoque es: ¿qué podemos hacer para ‘ir tirando’?”, concluye.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Canadá y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.