No sólo de Franco vive la izquierda
Las claves de la semana, por Esther Palomera.
Vayan tachando días del calendario. Diez, nueve, ocho, siete... A la vuelta de vacaciones, al Gobierno de Sánchez se le acaba el periodo de gracia, si es que algún día lo tuvo, ya que la derecha política y mediática no ha dado un respiro. Con eso de que Pablo Casado está en prácticas y Albert Rivera no quiere que le achiquen más el espacio, ni 100 días han esperado el uno y el otro para cargar contra el gabinete socialista.
Ora es un gobierno ilegítimo por no haber salido de las urnas; ora se ha vendido a los independentistas; ora tiene un pacto con los enemigos de España; ora ha desplegado una estrategia "guerracivilista"; ora no sabe gobernar más que con el rodillo y por "decretazos"...
Cualquier decisión ha sido cuestionada fuera acertada, equivocada o mediopensionista, que para esto está la oposición en una democracia, y total, lo de los 100 días de gracia es un concepto ya muy antiguo acuñado por Roosevelt en el siglo pasado, que sólo sirve para que los presidentes recién investidos lleven a cabo acciones simbólicas y contribuyan a construirse su propia imagen. Para los adversarios, a la vista está que no cuenta.
Mientras media España estaba de vacaciones y la otra media a punto de arrancar las suyas, Pedro Sánchez -que también ha disfrutado de su tiempo de descanso- ha aprovechado el verano para construir un relato. Un presidente defensor de los Derechos Humanos (Aquarius primera parte), que dialoga y es hospitalario con el independentismo (Torra y la fuente de Guiomar), que anuncia impuestos para los ricos (empresas, banca y tecnológicas) y además, se atreve con lo que otros soslayaron antes, que es la exhumación de los restos de Franco.
A falta de hit del verano, la tumba del dictador se ha convertido en el auténtico culebrón de los primeros cien días de Sánchez, y no porque la decisión no sea acertada o acabe con 40 años de indignidad democrática, sino porque no ha estado exenta de improvisación. Que si será antes de julio, que si luego en agosto, que si después en septiembre... que si ahora ya por fin la fecha definitiva se anuncia para diciembre, después de la aprobación de un decreto que abre un plazo de 15 días para que la familia pueda presentar alegaciones.
Cualquier cosa con tal de estirar el debate y a la vez disimular otras imprevisiones o correcciones de un Gabinete más preocupado por los golpes de efecto y las imágenes presidenciales que de la construcción de un verdadero proyecto político. A falta de diputados en el Congreso para sacar adelante las reformas económicas, políticas y sociales que necesita España, bienvenidos sean la polémica y los minutos de televisión sobre la exhumación de los restos de Franco que siempre demandó la izquierda y además incomoda a una derecha que aún nada y guarda la ropa sobre la dictadura para que los vestigios del franquismo sigan votando sus siglas.
En apenas dos meses, Sánchez ha pasado de ordenar la acogida de 629 migrantes del Aquarius, defender la retirada de las concertinas y recordar los valores que alumbraron el nacimiento de la UE como espacio de libertades y convivencia a recurrir un acuerdo de hace 26 años para expulsar a Marruecos a 116 personas que saltaron las valla de Ceuta y defender las devoluciones en caliente ante Bruselas.
Y lo mismo con el impuesto a la banca que iba a garantizar las pensiones y al que ya ha renunciado; la publicación de los beneficiados por la amnistía fiscal de Montoro de la que, después de defenderla durante años, ahora reniega; la fórmula con la que cambiar la Ley de Estabilidad o la condescendencia con el independentismo mientras recurre ante los tribunales la decisión de la Generalitat de reabrir las embajadas en el extranjero después de que los ministros Borrell y Batett hicieran la vista gorda cuando les informó de ello Maragall.
Pero, mientras se discute sobre el futuro del Valle de los Caídos y los restos del dictador, todo lo demás pasa desapercibido en este agosto de largas vacaciones parlamentarias, en las que el Congreso por vez primera en muchos años no ha celebrado aún ni una sola Diputación Permanente. La única que está prevista este mes está convocada para el próximo lunes 27, a las puertas ya del inicio de un periodo de sesiones de alto voltaje, y no sólo por el nuevo calendario marcado por el independentismo para hacer efectivo el mandato del 1-0 o la apertura del juicio por el procés.
Podemos ya ha dicho que está dispuesto a exigir que el presidente Sánchez "corra riesgos" en materia económica, laboral y social y rompa con la dinámica de los anuncios y las imágenes. Pues eso: no sólo de Franco vive la izquierda... ni podrá Sánchez justificar su mandato por mucho que el traslado de los restos sea una cuestión de reparación, dignidad y justicia.