"No nos queda tiempo": los jóvenes salen a la calle y claman por un futuro ecológico
El movimiento #FridaysForFuture ha llegado a España. Y parece que va a quedarse por un largo tiempo.
A 20º en pleno marzo, en camiseta de manga corta y gritando que "este calor no es normal". Así han salido a la calle este viernes las autodenominadas "generaciones sin futuro" en Madrid para exigir "justicia" ante una "emergencia climática innegable". La marcha, que según la Policía ha congregado a 4.500 personas, ha comenzado en Sol y ha terminado en el Congreso de los Diputados, donde uno de los portavoces del movimiento #FridaysForFuture ha leído el Manifiesto de la juventud por el clima.
Las protestan no han tenido lugar sólo en Madrid: miles de jóvenes han llenado las calles con su presencia en unas 1.800 ciudades de un centenar de países el mundo. Se trata de una nueva ola ecologista desencadenada en 2018 por la activista adolescente Greta Thunberg, que decidió no ir a clase los viernes para sentarse frente al parlamento sueco con pancartas pidiendo acciones contra el deterioro medioambiental.
Siguiendo sus pasos, Henar y Carlota, dos estudiantes de segundo de Bachillerato, han faltado este viernes a clase y se han unido a sus compañeros, pancarta en mano, a las protestas. "Hemos venido a decir que la humanidad está maltratando a la madre naturaleza. No nos queda tiempo", cuentan preocupadas a El HuffPost.
Junto a ellas están Paula y Martín, de 21 y 22 años. Ella se declara ecologista desde hace años y aprende de ello trabajando en un huerto ecológico. Martín es miembro de Jóvenes por el Clima en Madrid. "Estamos viendo un calientamiento global por la acumulación de gases de efecto invernadero, hoy es un día en que esto es muy patente, por la temperatura", señala el joven. Pero no se trata sólo de un problema de temperaturas: "Las consecuencias del cambio climático van a afectar a la desertificación, a la subida del nivel del mar, a los rendimientos agrícolas...".
Llaman a la población mundial a "tomar una acción desde ya". "En apenas 11 años hay que reducir un 50% las emisiones, y somos los jóvenes los que estamos viendo que nuestro futuro peligra en gran medida y que cuando tengamos 40 o 50 años podemos encontrarnos un planeta muy poco habitable", explica Martín, que hace un llamamiento a los adultos: "Hay que tomar acciones conjuntas y unir la movilización para que se realicen los cambios necesarios".
Su amiga Paula opina muy parecido. "Quiero dejarle un mundo mejor a mis hijos", explica, "es necesario decrecer, ser más pequeños para que la tierra nos pueda abastecer a todos". Cree que "la conciencia es lo que mueve el mundo" y pide a la población que recicle: "Hay muchos movimientos vecinales que te enseñan a ser más saludable y sano contigo y con el medio que te rodea".
Pero, aunque haya sido una iniciativa de los jóvenes, también se han dejado caer por la concentración muchas personas mayores y familias. Es el caso de Ramón y Cristina, dos profesores jubilados que llevan "mucho tiempo" preocupados por los temas medioambientales y caminan de la mano entre los miles de jóvenes que bajan la calle alcalá hacia Cibéles. "Nos parece muy bonito que los chavales jóvenes se metan porque son los que lo van a sufrir, más que nosotros", dice Ramón. Cristina está orgullosa de lo que ve: "Estamos muy al día de las cosas que están haciendo, una de las coordinadoras es una exalumna mía".
Opinan que las nuevas generaciones vienen pisando fuerte: "Hubo un bajón de compromiso de los jóvenes entre los 80 y los 90 y ahora ha subido la cosa. Hay mucho nivel". En cuanto al compromiso político, creen que los partidos escucharán cuando "les convenga" y temen que se utilice el cambio climático y el medio ambiente en clave electoral. "Lo que tenéis que hacer es ir a votar", insisten, "y votar a partidos que tengan preocupaciones ecológicas serias y no oportunistas". "Es la presión de la gente la que puede conseguir algo", señala.
"No hay planeta B", "Ni un grado más, ni una especie menos", "Hay más plástico que sentido común" o "Si el planeta fuera un banco, ya lo habrían rescatado" son algunos de los textos de las coloridas pancartas empleadas en los recorridos.
En la Puerta del Sol, entre todos estos lemas, una niña de 6 años mira a su alrededor subida en los hombros de su padre Álvaro. A su lado va también su madre, Maga. Los tres van vestidos de verde y marchan junto a los estudiantes con emoción.
"Hay que cambiar la forma de consumir y de actuar, porque sin planeta no hay futuro", dice Álvaro. Han venido por ellos pero, sobre todo, por su hija. "Ella es la que lo tiene más interiorizado y sabe perfectamente lo que hay que hacer para cuidar y proteger el planeta", cuenta sobre la pequeña. "No queremos dejarle un planeta destrozado".
Jóvenes de todo el mundo han decidido salir a las calles cada viernes para dar ejemplo y exigir "el derecho de todos los seres vivos a la vida digna" y desarrollar un proyecto de vida "sin imaginarnos huyendo de olas de calor extremas, huracanes o inundaciones", según el manifiesto. "De ahora en adelante", advierte el texto, #FridaysForFuture organizará "desde Suecia hasta Madrid" sucesivos "viernes de desobediencia, de esperanza, de justicia climática y de revolución por la vida" para rebelarse "contra el sistema". Parece que los ecologistas han llegado para quedarse: "Planeta sólo hay uno".