No me reembolsan el voto rogado
3 euros por cada emigrante es mucha pasta...
Hoy me acuerdo de Fátima, nuestra Fátima Bañez, exministra de Trabajo, Seguridad Social y Migraciones, que tan pronto nos decía que la Virgen del Rocío estaba echando un capote para salir de la crisis como a los emigrantes nos definía como aventureros. Jóvenes que llenaban sus maletas con su espíritu aventurero y sus ganas de conocer mundo.
No, para ella no eran los jóvenes (ya no tan jóvenes) que llevaban viviendo toda su vida en la misma habitación con fotos de su primera comunión, y figuritas de angelitos y gotelé en la pared, y los libros de Elige tu propia aventura. Compartiendo casa, muchos con sus padres, y sin posibilidad de plantearse una vida con su pareja, y con la carrera acabada… y esperando a los títulos de crédito de comienzo de esa película llena de éxitos ahora que ya están preparados para el (deja que me ría) mercado laboral.
Mercado de enchufes laboral querían decir, en muchos casos.
Pues el joven aventurero, cual Dora la exploradora, decide irse fuera porque su vecino el del tercero, que habla menos inglés que él, lleva trabajando dos años en Wolverhampton, y dice que hay trabajo.
Y tras su llegada y sus tres posts en el Facebook de españoles en Reino Unido para hacer las preguntas de libro que hay que hacer nada más llegar (¿Dónde comprar tomate frito? ¿Dónde hacer fotocopias? He llegado hoy y echo de menos todo, ¿quién se toma unas pintas?), encuentra trabajo y el National Insurance Number ya lo ha solucionado.
La vida sonríe a nuestro amigo, que sigue interesado en su aventura, y que dado que los españoles tenemos un pasatiempo muy peculiar, que es votar cada muy poquito (al menos los últimos tiempos), tras llamar 22 veces al consulado hace finalmente caso y envía un email para registrarse como residente en Reino Unido. Así cumple su deber legal de pasar a formar parte de los nuevos 8.310 registrados en 2019 en los consulados españoles en el país de Boris Johnson.
El email, ya lo ha aprendido, es mejor aliado que el teléfono para todos sus trámites con el consulado.
Los beneficios de estar registrado son varios, incluyendo el no poder ser llamado a mesa electoral, el poder renovar tu pasaporte en tu nuevo país, poder optar a las ayudas del emigrante retornado (optar digo, que te las den ya es diferente, otra aventura muy diferente) y, por supuesto, como estábamos diciendo podrás VOTAR.
Y el aventurero español mira con muchas ganas el calendario electoral y esas posibilidades de meter su voto en un sobre y mandarlo allende los mares para seguir haciendo contar su opinión en su país.
Las elecciones llegan y se abren los plazos para la carrera de obstáculos, y tras muchas pintas de cerveza con su amigo el “enterao” para que le explique qué hacer para votar y no enterarse de nada, acude a las infografías de Marea Granate, que son los que mejor nos informan a los dos millones y medio de españoles en el exterior de lo que hay que hacer en esta gymkana de la democracia que es el voto rogado.
Tu sigues la información de Marea Granate y ni con esas te aseguras de que te lleguen las papeletas. El proceso para solicitar el voto es realmente maquiavélico. Gila haría un sketch maravilloso de los ingredientes necesarios para llegar a invocar al voto rogado.
No hacen falta pezuñas de lince, ni sangre humana… pero o bien solicitas el voto por correo (tú que vives en Perú o Australia, mandas un correo esperando que llegue a tiempo) o mejor aún, lo haces vía FAX.
El fax era una cosa que había en oficinas en los 80 y 90, y ahora puedes encontrarlo en museos, empresas que siguen usando Windows 95 o en delegaciones provinciales de la Oficina del Censo Electoral.
Pues bien, tras no saber si mi fax llegó a tiempo y usando San Google, encontré una dirección de email de la Delegación Provincial de Valladolid. Raudo y veloz envié un email adjuntando el formulario, y tras 15 minutos recibí repuesta confirmando que podían usar los datos que había enviado en mi correspondencia para proceder a mandarme todo el papeleo.
Yo ante una respuesta rápida y eficiente, tras secar mis lagrimas de emoción, contesté pidiendo el email del resto de delegaciones provinciales, para informar a la emigración de la tercera vía, que de verdad solucionaría muchos de nuestros problemas con el voto rogado: EL EMAIL.
Esta contestación tardó un poco más en llegar, pero en estilo de funcionario me vino a decir “la lista no te la voy a pasar, ya que a ti te he hecho el favor porque sí, y ya está, no me pidas más información”.
Pues bien, volvamos a nuestro aventurero, que logró que le llegaran las papeletas y metió sobres dentro de sobres, y mas sobres, y firmas, y mas firmas, y recortó el resguardo para cobrar el reembolso del envió por correo certificado que tuvo que hacer para hacer llegar sus votos al Senado y al Congreso. Y guardó el resguardo en una caja fuerte escondida bajo su cama.
Y la historia ya casi se acaba. El voto rogado está por desaparecer o eso nos dicen todos. Es prioridad que esta haya sido la última vez que hemos votado de esta manera “aventurera” y llena de obstáculos, pero hombre… un final feliz feliz tampoco puede ser.
Nuestro emigrante recibe hace unos días una carta, con sus apellidos bien escritos, y cuando rasga el sobre ve el membrete de correos y corre hacia la cama, saca la caja fuerte, y el resguardo, y va corriendo a recuperar parte del dinero del reembolso.
Busca un establecimiento de Western Union donde poder recuperarlo, y tiene que coger un bus (una libra y sesenta peniques, y volverá andando) y cuando llega a este establecimiento a recuperar la cantidad de 2 libras con 45 peniques, le indican que falta el localizador MTCN.
MTCN son las siglas que separan a nuestro aventurero a recuperar 2,45 libras, menos de una pinta de cerveza, 85 peniques mas que el trayecto de bus. Nuestro aventurero se da de bruces con la realidad española hacia la emigración… ni nos ayudan, ni nos devuelven lo nuestro.
Las próximas vacaciones en España nuestro aventurero irá lleno de orgullo a la patria, con el orgullo de saber que ha regalado 3 euros a las arcas españolas. 3 euros por cada emigrante es mucha pasta, son muchos secretarios de Estado o directores generales que pagaremos con este dinero, pero ni aun así sabremos si podremos votar de nuevo.