Ni estamos volviendo a los años 30 ni la UE se rompe
Un poco de calma. Lo dicen los mejores analistas del Viejo Continente.
Ni estamos reviviendo los años 30 del siglo pasado, ni la Unión Europea está a punto de romperse, explicaron en declaraciones a Efe varios ensayistas y expertos europeos que llevan años dedicándose a investigar el auge del populismo y el euroescepticismo en el continente.
El Museo de Bellas Artes de Bélgica ha celebrado estos días en Bruselas la serie de conferencias "Europa, la cuenta atrás", en la que una docena de especialistas ha intentado responder a las grandes preguntas existenciales del continente.
Uno de ellos fue el profesor de la London School of EconomicsPiers Ludlow, quien empezó explicando a Efe que aunque "los paralelismos con los años 30 son tentadores, también son profundamente erróneos".
Para Ludlow, "aunque los populistas de hoy -como Matteo Salvini en Italia o Viktor Orbán en Hungría- resulten ciertamente una amenaza política, económica y de legalidad en sus respectivos países, eso no los convierte en nuevos Hitlers o Mussolinis", aunque "sean una amenaza para los más débiles, principalmente, los inmigrantes".
Sobre todo, explicó, porque ninguno de ellos -y a pesar de la buena relación de algunos con Moscú- tiene o aspira a tener capacidad militar para imponerse más allá de sus fronteras.
Además, destacó, líderes como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, en plena guerra abierta contra Bruselas, siguen aceptando y dependiendo de fondos europeos.
Para Thomas Maissen, historiador suizo y director del Instituto histórico alemán de París, aunque hay puntos de partida similares a los años 30, no parece que la situación vaya a desembocar en un futuro parecido, sobre todo por no vivir la misma situación de crisis económica global como tras el "crack" financiero de 1929.
"Al mismo tiempo", añadió a Efe, "sí es inquietante y novedad que dentro de nuestras democracias haya electores que elijan a partidos y personalidades que rechazan las reglas democráticas y el Estado de derecho".
Por su parte, el doctor por la Sorbona de Geografía y ensayista francés Foucher Michel cree que la mayor amenaza totalitaria no está en Europa, sino en los Estados Unidos de Donald Trump, aunque reconoció que en el Viejo Continente "existe un repliegue nacionalista por las presiones de la mundialización y su revolución tecnológica".
Por otro lado, respecto a la amenaza de la extrema derecha y los nacionalismos populistas sobre la supervivencia misma de la UE, el instrumento con el que los países que vivieron la guerra quisieron asegurarse la paz, también parecen reticentes, por mucho que el Brexit parezca querer repetirse en otros rincones europeos.
"Queda mucho para hablar del fin de la UE. Desde que se creó siempre hay agoreros que pronostican su fin; ya ocurrió tras la muerte de Charles De Gaulle o durante la crisis de la eurozona", señaló Ludlow.
El profesor destacó que por el contexto geopolítico global nunca fue tan necesaria la integración europea para sus socios, con Rusia, EEUU o China marcando la agenda mundial.
Con todo, Ludlow advirtió contra "la cada vez mayor desconexión entre los electos y los electores, como dejará ver el mayor número de eurodiputados euroescépticos que ocuparán la Eurocámara a partir de 2019".
También para Thomas Maissen "es pronto" para hablar del fin de una UE "que si se transforma y avanza en algún momento es en el de las crisis".
"Esperemos que el proceso de construcción sea pragmático y paciente y la UE continúe. Históricamente, todas las organizaciones supranacionales son producto de la guerra. La UE es una empresa pacífica, que así siga", añadió.
"Nadie pide el fin de la UE. Incluso en Londres, hay una sociedad muy dividida", opinó Foucher Michel, fundador del Observatorio de geopolítica europea de Lyon (Francia).
El diplomático y ensayista francés dijo a Efe que, además de hablar de la unión de los valores, hay que hablar de la unión de "los intereses comunes que en este mundo de 2019 no queremos perder, como las libertades y la democracia".
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