Nadie quiere a Ivanka Trump y Jared Kushner
Después de su periplo en la Casa Blanca el matrimonio se plantea volver a Nueva York, pero no lo tiene fácil.
Ivanka Trump y Jared Kushner se las prometían muy felices cuando llegaron a Washington. La pareja enseguida escaló posiciones en la Casa Blanca y ambos han sido asesores de Donald Trump durante los cuatro años de su mandato. Sus aspiraciones políticas eran tales que, según el periodista Michael Wolff, Ivanka Trump se habría planteado mantener su posición en la capital para, en un futuro, presentar su candidatura a presidenta de Estados Unidos.
Tras la derrota electoral de Trump las cosas han cambiado y nadie quiere saber nada de ellos, empezando por el colegio de sus hijos. El matrimonio ha tenido que sacar a sus tres retoños de la escuela donde han estudiado los últimos tres años tras el enfado de los padres del centro, que acusaban a Trump y Kushner de no tener en cuenta el protocolo anticovid y no guardar las precauciones.
“No hay ningún secreto sobre su comportamiento porque todo el mundo podía verlo”, explicó un padre del colegio a la cadena CNN, en referencia a la conducta de la familia Trump después de los positivos de varios miembros del clan y del equipo.
Que los tres hijos del matrimonio abandonen el colegio y el resto de la familia la Casa Blanca no quiere decir que necesariamente tengan que dejar Washington, aunque varios medios estadounidenses apuntan a que la pareja querría volver a Nueva York. La pareja todavía conserva el lujoso apartamento en la Torre Trump en el que vivieron hasta 2016 e Ivanka ya se ha dejado ver por la Gran Manzana. Aún así, tendrían más que complicado recuperar la vida social que tenían antes de que Trump ganara las elecciones.
La pareja podría volver a los puestos que ocupaban antes de formar parte del equipo del presidente: ella como vicepresidenta en Trump Organization y él como presidente de Kushner Companies, la empresa inmobiliaria que fundó su padre, Charles Kushner.
El dinero no será un problema, pero los amigos sí. El matrimonio estaba acostumbrado a ser una pieza fundamental del exquisito circuito social de Manhattan. No se perdían un sarao: el abierto de tenis de Estados Unidos, subastas benéficas, el festival de cine de TriBeca, estrenos en el Lincoln Center y, por supuesto, la gala del Met. La fiesta que organizan cada año el Museo Metropolitano y la revista Vogue es probablemente el evento más exclusivo de la temporada y las invitaciones las supervisa Anna Wintour, la editora de la revista, que ha mostrado su rechazo a las políticas de Donald Trump.
El mundo de la moda es un sector tradicionalmente progresista, por lo que parece que no serán bien recibidos. De hecho, Ivanka tuvo que cerrar su marca de ropa en 2018 por las presiones y el conflicto de intereses de compaginar ese negocio con su cargo como asesora de presidente.
Y si el sector demócrata de la alta sociedad de Nueva York, ciudad insultada por el presidente en los últimos meses, no quiere saber nada del matrimonio, algunos conservadores tampoco. La familia Kushner es además propietaria del periódico New York Observer y en sus fiestas se congregaban personalidades como Michael Bloomberg, Katie Couric o Rupert Murdoch. En el caso de este último, propietario de Fox News, la relación podría haberse enfriado después de que el presidente lo llamara a gritos durante la noche electoral por dar como vencedor a Joe Biden en Arizona.
Nueva York no es ciudad para Trumps, así que, según fuentes de la cadena CNN, el matrimonio también se habría planteado mudarse a Florida. El presidente cuenta con una buena base de apoyo en el estado, donde ganó el republicano el pasado 3 de noviembre, lo que permitiría a Ivanka seguir planeando su futura carrera política mientras se hace cargo de otros negocios familiares.
La familia Trump es propietaria del resort de lujo Mar-A-Lago, en Palm Beach (Florida), donde la hija favorita del presidente tiene una pequeña casa privada para invitados. Según la cadena CNN podría pasar una temporada allí con Kushner y sus hijos, aunque con un pequeño gran inconveniente. Palm Beach es el lugar favorito de Melania Trump, donde está registrada para votar, y la relación entre ambas es, cuando menos, tensa. El matrimonio estrella de Washington puede terminar estrellado.