Las mujeres de mediana edad seguimos siendo estereotipos en la tele y el cine
¿Podemos pasar página y dejar de pensar que la mediana edad de las mujeres (y los hombres) es una crisis?
El otro día encendí Netflix para ver la serie Al borde y me quedé asqueada con lo desconcertantes que parecían ser sus personajes.
Me he dado cuenta de que muchas series que tienen como personajes a mujeres de mediana edad las representan como inseguras y agotadas cuando gestionan los desafíos de la vida al tiempo que se intentan aferrar a su juventud. Normalmente aparecen rodeadas de personajes que las conocen desde hace años, que están dispuestos a hacer cualquier cosa por ellas y que las salvan en el momento justo para que su personaje no se desmorone.
Mi primera introducción a este género fue con El club de las primeras esposas cuando era adolescente. Esta película parece decir que tu marido quizás te deje cuando te hagas mayor, pero que te puedes vengar. Desde los años 90 ha habido progresos en la visión de la mujer, pero muchos estereotipos siguen muy vivos en la tele y el cine.
No obstante, cuando miro a las mujeres de mediana edad que conozco, veo algo muy distinto de lo que se ve en la tele. Veo mujeres que no necesariamente necesitan una “tribu” que las defiendan, aunque sean conscientes de que es importante conservar aquellas amistades que te ayudan a crecer. Veo a mujeres que aceptan con dignidad el proceso de envejecimiento, junto con la experiencia y el conocimiento que trae consigo.
Cada vez más mujeres lucen sus canas con orgullo y ven las arrugas como la huella de muchos años vividos. Las mujeres saben que la vida es más que la belleza de la juventud, por muchos anuncios de cremas antiedad que nos hagan ver.
A mis 39 años, muchas personas me dicen que todavía no soy una mujer de mediana edad, pero yo misma me doy cuenta de que mi perspectiva ha cambiado. Ya no me da miedo llegar a los 40. De hecho, me siento más segura de mí misma que nunca antes.
La escritora Brené Brown describe de forma brillante la mediana edad como una revelación, no como una crisis. Es una edad en la que dejamos de fingir lo que no somos. “Parece como si nos pasáramos la primera mitad de nuestra vida apagando nuestros sentimientos para disimular el dolor y la segunda mitad tratando de encenderlos de nuevo para sanar ese dolor”, escribe Brown.
Para sanar se necesita esfuerzo, pero hacerlo puede cambiarte la vida. La mediana edad no es sencilla. Durante mis años previos a la mediana edad, me vi sumida en la depresión postparto. Era una oscuridad que invadía todas las facetas de mi ser y que solo empezó a remitir cuando fui a terapia y descubrí que no podía seguir utilizando mi vida para hacer felices a los demás siendo la persona que ellos querían que fuera.
Así pues, empecé una carrera como escritora después de haber sido madre y ama de casa a tiempo completo durante nueve años. Abandoné una religión que llevaba años provocándome disonancias cognitivas y que estaba haciéndoles daño a algunas personas muy cercanas a mí. Hasta hace poco, no he sabido crear y mantener límites en mi vida, pero puedo asegurar que esos cambios han sido mucho más empoderantes que caóticos.
Esta ha sido la parte de mi vida en la que he descubierto quiénes son mis verdaderos amigos (y he hecho amigos nuevos), pero no necesito que me rescaten. Muchas de las mujeres que conozco no sienten que tengan un grupo cercano de amigas con las que viajar y reunirse a diario, como pasa siempre en la tele, pero eso no significa que nos pase algo malo. ¡La mediana edad es una época muy ajetreada!
Los problemas a los que nos enfrentamos en la mediana edad son muchos más que los familiares o los conyugales, como se esfuerzan en hacer ver en las series y el cine. La mediana edad es también un momento en el que te das cuenta de que ya no puedes o no quieres seguir haciendo algo, un momento en el que las relaciones y las carreras profesionales pueden cambiar.
Nuestros cuerpos también pueden cambiar más allá de las canas y las arrugas. Cuando tenía 36 años, sentí como si de repente estuviera envejeciendo a un ritmo acelerado. Mucha más fatiga, dolor articular, fiebres repentinas y una sensación general de que algo no iba bien. En efecto, me diagnosticaron artritis reumatoide. Desde que me diagnosticaron, mi vida y mi salud han cambiado de forma drástica. Ahora soy mucho más consciente de la fragilidad de la vida y he aprendido a saborear esos días en los que el dolor no me acompaña.
Mis ambiciones también han cambiado. Ahora prefiero gastarme el dinero en experiencias que en cosas. Valoro muchísimo más el tiempo, sobre todo el que paso con mi marido y mis hijos.
Ayuda mucho emprender este camino sabiendo que la revelación de la mediana edad tiende a llevarte a una segunda parte de la vida más feliz. Los estudios demuestran que las personas mayores son más felices que las personas de otros grupos de edad más activos. Sí, la mediana edad puede sentirse algo caótica al principio, pero te acaba llevando a una satisfacción mayor en el futuro.
Hay series y películas con personajes femeninos más complejos y diversos, pero ¿podemos pasar página y dejar de pensar que la mediana edad de las mujeres (y los hombres) es una crisis? Me encantaría ver más personajes femeninos volviéndose más seguros con la edad, porque eso es lo que percibo en la vida real. La mediana edad es una revelación que nos guía de vuelta a nuestro auténtico ser.
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Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.