Muhammad Zeshan, el pakistaní que lleva a España al Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Pelea contra las identificaciones por perfil étnico que hace la policía.
Muhammad Zeshan (Gujar Khan, Pakistán, 1993) se ha cansado de luchar. Tras cuatro años de litigios y recursos a distintas instancias judiciales, cree que su caso no va a cambiar nada en España. "He decidido volver a mi país cuando acabe todo esto", asegura en un perfecto catalán. "Amo este sitio y me siento como en casa, pero ya he asumido que aquí nunca me tratarán como al resto".
Zeshan emprendió en mayo de 2013 una batalla para acabar con la vergüenza que sufren muchos ciudadanos al tener que aguantar constantes identificaciones policiales por su color de piel. Tras la negativa del Tribunal Constitucional a admitir su caso por considerarlo "no relevante", el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo lo admitió hace tres semanas. Ahora el Gobierno tiene hasta finales de abril para explicar su versión de los hechos.
Si usted no tiene apariencia "caucásica europea", las posibilidades de que la policía le pare aumentan exponencialmente. Se calcula que un 60% de las personas con apariencia gitana han sido identificadas por la policía en alguna ocasión. El 45% de los ciudadanos con aspecto magrebí también ha recibido el alto por parte de los agentes de la policía así como el 29% de las personas con rasgos afro-latinoamericanos.
Solo un 6% de los blancos, en cambio, reconoce haber sido identificado por los cuerpos de seguridad. Los datos son de una encuesta de Metroscopia de 2013, analizada por el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia y por la Universidad de Oxford.
"A un alemán no le voy a pedir la identificación"
Según el relato de Zeshan, el 29 de mayo de 2013 caminaba por una céntrica calle de Barcelona cuando un coche de policía nacional paró a su lado y le pidió a él y su acompañante -también pakistaní- que se identificaran. "Le pregunté por qué me identificaba", recuerda este joven, sentado en un bar de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). "Era una pregunta sincera. En ese momento todavía no me había sentido discriminado".
Fue la respuesta del agente lo que le chocó. "Hombre, a un alemán no le voy a pedir la identificación", le dijo el agente, siempre según el relato de Zeshan. "¿Cómo? ¿Entonces es porque soy negro?", replicó. "Sí, porque eres negro y punto".
A continuación ,Zeshan fue detenido y llevado a la comisaría de la Zona Franca de Barcelona, acompañado de una bofetada y una retahíla de insultos racistas. El Ministerio de Interior no ha querido hacer ninguna declaración para este reportaje.
Cuenta Zeshan que ese día le marcó por completo. El país que había sido su casa desde los 13 años dejó de serlo. "Llegué aquí muy joven y me integré muy bien", sostiene. A su llegada a Santa Coloma, una ciudad del extrarradio con el 24% de población extranjera, se relacionó tanto con catalanes como con vecinos con orígenes en otros países. "He hecho grandes amigos y amo Cataluña, pero desde ese día ya no me siento de aquí".
Una práctica prohibida y permitida a la vez
El ordenamiento jurídico español prohíbe las identificaciones policiales basadas en un perfil étnico. El Tribunal Constitucional (TC), no obstante, dictaminó en 2001 que las identificaciones por color de piel u otros aspectos étnicos están justificadas si se producen en el marco del control migratorio. Según SOS Racismo, esto implica aceptar implícitamente que la población española es blanca. Este cliché aboca a la gente de color a un reguero constante de identificaciones que, además, no quedan registradas en ningún lado.
Precisamente esta contradicción entre lo que dice la ley y lo que sostiene el TC ha sido lo que ha permitido elevar el caso hasta el TEDH tras la negativa del Alto Tribunal a pronunciarse. La demanda argumenta que identificar a una persona por su perfil étnico vulnera el derecho a no ser discriminado, recogido en el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
"La sociedad española ya no es blanca y cada vez lo será menos", afirma Mónica López, de SOS Racismo. "Estamos creando una frontera interna que genera crisis de identidad muy fuertes y a la vez crea una fuerte desconfianza de estas personas hacia las fuerzas policiales".
Según explica López, otro problema añadido es que el asunto está tan normalizado que nadie denuncia cuando ve o sufre una identificación basada en el color de piel. "Esto no sucede porque un policía en concreto sea racista", añade. "Es una práctica sistemática que se da en todos los cuerpos: Policía Local, Mossos d'Esquadra, Policía Nacional y Guardia Civil".
Desde esa mañana de mayo de 2013, Zeshan ha tenido que aguantar cuatro identificaciones policiales más. Cuando en 2016 lo registraron por completo delante del domicilio de su pareja, ese día dijo basta. Reconoce que empezó su batalla judicial muy motivado, pensando que la incidencia política de su caso iba a servir para cambiar las cosas. Ahora, sin embargo, ha decidido tirar la toalla y volver a su país.
Insiste en quitarle hierro a su caso -"Lo que me pasó a mí no es nada comparado con otras injusticias que sufren los inmigrantes"- pero ha decidido abandonar su intento de mejorar el día a día de los inmigrante o descendientes de inmigrantes. "En Pakistán he visto cosas muy feas", reconoce. "Pero, como mínimo, nunca me voy a sentir como un ciudadano de segunda".