Moreno arrasa en Andalucía con una histórica mayoría absoluta
El PSOE apenas mantiene el tipo, Vox se queda lejos de sus expectativas, la izquierda se hunde y desaparece Cs.
Un resultado histórico. Sin precedentes. El PP, con Juanma Moreno a la cabeza, ha arrasado en las elecciones andaluzas, con 58 escaños. Los votantes del sur han dictado sentencia y optado por una derecha de corte moderado. Ha surtido efecto la llamada de los populares para lograr esa mayoría absoluta y no tener que meter a Macarena Olona en el Gobierno de la Junta.
Esto supone un movimiento sísmico tanto en Andalucía como a nivel nacional. El PP ha batido su récord (logró 50 escaños con Javier Arenas) y ha conseguido que el electorado andaluz, siempre volcado a la izquierda, le pierda el miedo a la derecha del Partido Popular. En las anteriores elecciones, Moreno logró ser presidente pero con los peores resultados de la historia.
Las urnas han hablado y han dejado este reparto en el Hospital de las Cinco Llagas: PP (58), PSOE (30), Vox (14), Por Andalucía (5) y Adelante Andalucía (2). En los comicios de 2018 el mapa fue así: PSOE (33), PP (26), Cs (21), Andalucía Adelante (17) y Vox (12).
Lo que deja esta noche es esa mayoría absoluta del Partido Popular, con hechos históricos como ser la primera fuerza en todas las provincias, mientras que el PSOE apenas ha resistido, quedándose con 30 diputados y con el golpe moral de dejar de ser la primera fuerza en su granero electoral. Vox sólo logra sumar 2 escaños, lo que supone que no ha funcionado el efecto Olona. Ciudadanos desaparece del Parlamento, lo que refleja una previa a su posible cierre nacional. Y la izquierda se hunde, principalmente por la división, bajando de los 17 escaños a los 5 de Por Andalucía y 2 de Adelante Andalucía.
El excelente resultado de los populares lleva a Juanma Moreno a convertirse desde este domingo en el gran barón del partido, con un estilo muy diferente al de Isabel Díaz Ayuso, que era el gran referente de victoria en estos momentos para el PP. Y el malagueño lo ha hecho con una fórmula distinta: convirtiendo al PP en un partido transversal en Andalucía capaz de captar feudos de la izquierda. A partir de este momento queda patente que la técnica del PP-A de que se le vote para que no llegue Vox surte efecto, frente a la ideas de pactos con la ultraderecha en Castilla y León y en Madrid.
El Partido Popular quiere utilizar esta victoria en el sur como símbolo de un cambio de ciclo electoral en todo el país. En el PSOE, que ha pasado muy “mala” noche, como confiesa un dirigente, defienden que no es extrapolable el resultado al resto del país, porque la comunidad andaluza tiene unas variantes muy especiales y se aferran a que han perdido tres escaños (la gran debacle psicológica estaba por debajo de ese número).
Tanto en el PP como en el PSOE son conscientes de que Andalucía vota con sus propias claves, no se trata de un efecto Feijóo. Hay que hablar más del efecto Juanma, que ha calado con un estilo que no se parece al típico ‘cortijero’ o ‘señorito’ andaluz, sino que conecta con otras capas con un perfil más poliédrico, con hechos como ser hijo de inmigrantes en Cataluña o no pertenecer a la aristocracia clásica andaluza.
Un detalle que marca ese camino: la celebración de la victoria frente a la sede del PP estaba dominada por banderas andaluzas, algunas españolas y sin rastro azul del Partido Popular. Esa ha sido una de sus obsesiones: quitarle al PSOE ser el partido que mejor representaba los intereses de la comunidad entre los ciudadanos. La historia de Moreno es la de una auténtica resurrección, parecía un político casi muerto hace tres años y medio (la dirección de Pablo Casado tenía preparada una gestora) pero logró sobrevivir con ese pacto entre Cs y Vox, el primero con la ultraderecha en el país. Y durante este tiempo ha logrado ser el líder más querido por los andaluces.
El mensaje que ha lanzado esta noche Moreno es que va a gobernar “para todos”, por lo que pueden “dormir tranquilos” los que no le han apoyado. Con la promesa de la fórmula de nada de soberbia y sí moderación.
Pero esto no significa tampoco que la izquierda se haya ido en tromba hacia Moreno, sino que el principal grueso para ampliar sus resultados ha venido de los antiguos votantes de Ciudadanos (han pasado de 21 a 0). El todavía vicepresidente de la Junta, el naranja Juan Marín, ha anunciado que presenta su dimisión.
El PSOE se ha llevado un mazazo, porque pierde “solo” tres escaños, pero deja de ser la primera fuerza política andaluza y se ve superado ampliamente por el PP. Muchos socialistas hacen el análisis de que todavía hay ciudadanos que quieren castigar cuatro años más al PSOE, que no ha habido oposición durante la legislatura mientras estaba Susana Díaz y que Espadas ha tenido poco tiempo. En San Vicente opinan además que no han logrado la movilización que esperaban, un factor esencial para la izquierda. Con otra mirada también: para que la izquierda gane tiene que tirar el PSOE, pues las otras opciones apenas han rascado escaños en el Parlamento. Pero las alarmas ya han saltado en todo el partido y se espera que Pedro Sánchez mueva fichas a partir de lunes.
Esto tiene que ser también uno de los grandes aprendizajes de la izquierda: la división les quita votos. El espectáculo de Por Andalucía para conformar la lista le ha pasado factura y se queda muy lejos de ser ese gran laboratorio que se esperaba antes del lanzamiento de la plataforma Sumar de Yolanda Díaz. Y Adelante Andalucía, la opción de Teresa Rodríguez, se quedan con tan sólo dos, un partido de corte andalucista pero que sólo ha calado en Cádiz y Sevilla. Otro factor determinante: la izquierda no ha conseguido ilusionar.
Andalucía también ha puesto freno a Vox, que ha logrado sumar dos escaños más en estas elecciones pero se ha quedado muy lejos de lo que decían las encuestas y a lo que aspiraban (doblar su presencia en el Parlamento). Uno de los logros del PP ha sido presentarse precisamente como el dique de la ultraderecha, a pesar que Macarena Olona exigía entrar en el Ejecutivo si era tan sólo necesario un voto de ellos para Moreno. Esto es malo para Vox a nivel nacional, ya que ha comprobado que sus líderes no tiran tanto como esperaban, y que el PP aplicando otro estilo puede frenarles (algo que no lograba Pablo Casado a pesar de un estilo parecido a la extrema derecha). Feijóo tiene ya un faro llamado Juanma.
Andalucía ha librado ya su batalla. Moreno arrasa y ya es el gran barón del PP. Pero en las generales serán 52 guerras electorales.