El 'caso Biles', un tifón y tres héroes nacionales (a la espera de más): lo más destacado de la primera semana de Juegos
Cómo marcha el medallero, qué tal le va a España (spoiler, queda mucho) y qué nos espera por delante
Entre madrugones y trasnochones a 10.755 kilómetros de Tokio, la primera semana de los Juegos ya es historia. Y en esa historia hay un nombre que eclipsa todos lo demás: Simone Biles. Ocurrió ya en Rio 2016, pero esta vez el motivo es radicalmente distinto. La megaestrella de la gimnasia ha dado la vuelta al mundo con su valiente decisión de retirarse de la competición por una crisis de salud mental que ella misma reconoció. Lo primero es la salud, por encima de los resultados, fue su alegato, que han aplaudido deportistas, psicólogos y buena parte de la sociedad.
El ‘caso Simone Biles’, a la espera de si competirá en las otras cuatro finales que tiene en su programa, ha llegado a tapar parte de lo ocurrido desde que se encendió el pebetero. Iban a ser los Juegos “más raros” de la historia y se está cumpliendo, al menos en su apariencia. Pistas sin público salvo contadas excepciones, atletas casi encerrados en sus habitaciones sin poder salir de la villa olímpica y mascarillas por doquier, a veces incluso en plena acción.
Todo, con un clima extremo que ha llevado a problemas físicos a deportistas como la española Paula Badosa, que tuvo que retirarse y ser llevada en silla de ruedas por no poder ni tenerse en pie. El calor, la humedad y la sucesión de competiciones sin descanso están haciendo mella en todas las delegaciones. Eso, y el tifón Nepartak, que ha marcado el desarrollo de varias disciplinas como el triatlón, la vela o el remo.
La gimnasia, Biles aparte, vivió uno de los momentos más emotivos dentro de la frialdad pandémica con el adiós de Oksana Chusovitina. Aunque no logró el pase a la final en salto de potro en sus octavos Juegos, esta leyenda del deporte se llevó el cariño y un aluvión de fotos de sus rivales y admiradoras. Lástima que las gradas estuvieran llenas de asientos vacíos. En otro momento se cae el pabellón.
El medallero mira a Asia (de momento)
En la carrera deportiva y tantas veces geopolítica del medallero olímpico, de momento, China, empatada a 15 oros con Japón y seguida muy de cerca por EEUU, con 14. El Comité Olímpico Ruso (Rusia como país está sancionada por dopaje de Estado) se mantiene al acecho, igual que potencias como Australia o Reino Unido. Y cerrando, un dato histórico: San Marino ha logrado su primera medalla olímpica gracias al bronce de la tiradora Alessandra Perilli.
A España le toca mirar al puesto 40º, con dos platas y un bronce, aparte de 11 diplomas (puestos entre el 4º y el 8º). Históricamente, la primera semana olímpica nunca es nuestra ‘buena’ por mucho que ya haya quien quiera bajarse del ‘carro’ olímpico después de varias decepciones.
Los logros españoles hasta el momento van en la línea de Rio 2016 —tres metales aunque dos fueron oros— y hasta por encima de Londres 2012 y Pekín 2008 —en ambos, una plata y un bronce— y. Lo que pase a partir de ahora nadie lo sabe; nunca fiarse de las “medallas seguras”.
Objetivamente hablando en función de palmarés y rankings, quedan grandes bazas como el piragüismo en aguas tranquilas, el kárate o la vela, que avanza con el viento a favor en varias embarcaciones. También hay que contar los deportes de equipo, metidos de lleno en la lucha por las medallas, el atletismo y nombres siempre merecedores de confianza como la haltera Lydia Valentín o la dupla Albert Torres-Sebastián Mora en ciclismo en pista.
No se pueden contar las sorpresas, pero como las meigas, haberlas, haylas y algunas han surgido ya en Tokio.
Tres héroes en una semana gris
La primera llegó el primer día. Una jovencísima taekwondista de 17 años, Adriana Cerezo, se convirtió en el centro de atención de todo el país gracias a su arrollador torneo. Pese a ser reciente campeona de Europa y a que ella afirmaba ir a por el oro, sorprendió a casi todos y solo la campeona del mundo la separó del oro en los últimos segundos.
Sorprendente fue, también la medalla de bronce del biker granadino David Valero, no tanto por nivel (ya fue 9º en Rio), sino por su remontada del 35º al 3º en mountain bike. ¡Cómo para no romper a llorar nada más pisar la meta!
A la incombustible palista Maialen Chourraut no se le puede llamar sorpresa, aunque no llegase como principal favorita al podio. A sus 38, la vasca dio un nuevo ejemplo de competitividad y sangre fría para lograr la medalla que le faltaba en su particular colección, la plata. En París tendrá 41, pero si se lo propone, lo consigue, como ha hecho siempre.
Lágrimas de Niko Shera y las medallas que se van
Con el bronce de Maialen en el cuarto día de competición, se desató una euforia “numérica” que parece venirse abajo a medida que caen otros favoritos. Ocurrió el miércoles con el judoca Niko Sherazadishvili, actual campeón y número 1 del mundo que cayó en la lucha por el oro y después en la repesca por el bronce. Derrotado, ‘Shera’ se desplomó entre lágrimas sobre el tatami del Nippon Budokan. Solo acertaba a decir que volverá en París 2024, como el resto de sus seis compañeros, que llegaban con vitola de aspirantes al podio y que no han tenido la suerte de cara.
La alegría de David Valero sobre su bici de montaña contrasta con la decepción en las ruedas finas. En carretera, Alejandro Valverde y el resto de la selección naufragó, no ya sin medallas, sino sin presencia en una carrera que coronó a tres de las grandes estrellas mundiales del momento. Tampoco vinieron alegrías, y estas mucho las daban por seguras, del triatlón. Ni Mario Mola ni Fernando Alarza ni el veterano Javier Gómez Noya se vieron metidos en los puestos nobles desde el primer momento. Mola, con una buena remontada, se quedó a las puertas del diploma, 10º, pero con un sabor amargo.
Los nombres que merecen destacarse
La imperiosa búsqueda de medallas no debe tapar nombres como el de Paula Badosa, a quien solo un golpe de calor severo le frenó en un torneo sobresaliente que le llevó hasta cuartos. Las condiciones extremas que sufren los tenistas es algo que ha coleado bastante y de lo que el COI debería tomar nota, no solo atrasando unas horas algunos partidos en las rondas finales.
Las tres embarcaciones del remo se van de Tokio con su diploma. Aina Cid y Virginia Díaz, así como Javier García y Jaime Canalejo pelearon por las medallas y fueron sextos, un puesto por delante del dúo Caetano Horta y Manel Balastegui. Más honores en slalom, con los top-8 de Ander Elósegui (cuartos Juegos en los puestos altos) y la debutante Nuria Vilarrubla, e hípica, tenis... y un ilusionante primer round de boxeo, con tres de los cuatro púgiles, récord de convocatoria desde Barcelona 1992, peleando por las medallas.
Qué nos espera
Este mismo viernes debuta el deporte rey, el atletismo. Por delante, nueve días con muchos de los mejores atletas del mundo en un estadio olímpico que puede hacerse más inmenso ante la ausencia de público.
Comienzan también los cruces por las medallas en los deportes de equipo, empezando por el fútbol. Llega la hora de la verdad y ahí España se planta con todas las ilusiones y una confianza total en sus selecciones de baloncesto, balonmano, fútbol, waterpolo...
Laurel Hubbard, la primera olímpica reconocida transgénero participa el lunes 2 de agosto en su categoría de halterofilia, una actuación tan esperada como rodeada por la polémica. Sabe que es la más buscada por todos y por eso se ha blindado en su habitación, sin atender a casi nadie desde que llegó a la villa.
El jueves 5 debutará en unos Juegos el kárate. Debut y despedida, en principio, para lo que se cuenta con dos de los más importantes referentes nacionales: Sandra Sánchez y Damián Quintero. También debutará la escalada, a partir del martes 3 de agosto, un ‘nuevo’ deporte explosivo y auspiciado por las audiencias televisivas en citas previas.
Queda una semana, nada está escrito y en España somos muy de dejarlo todo para última hora. Que siga la fiesta... todo lo que se pueda en estos Juegos del covid.