Ministerios al servicio de los ciudadanos: Afganistán, repatriaciones y necesidad de modernización
Deben proveer una asistencia rápida, segura, que no deje a nadie atrás.
Hay Ministerios que de repente pasan de una calma absoluta a momentos de crisis total, y algunas veces sin tener nada que ver con su buen o mal hacer.
El Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, que en los últimos meses ha saltado a la palestra por los problemas diplomáticos con Marruecos y las consecuencias de estas divergencias, esta semana se ha tenido que dedicar a causas mucho mas urgentes y que conllevan la ejecución de operaciones de repatriación de ciudadanos y de cooperantes de una zona en pleno cambio de sistema político que afectará a todos sus habitantes.
Las consecuencias, causas y repercusión, tanto a corto como largo plazo, pueden empezar a preverse, pero no jugaré yo a adivinar qué es lo que las grandes potencias harán con Afganistán. Hay que recordar que muchos se hacían fotos con los Muyahidines que tan bien sirvieron a Reagan en los 80′s contra la URSS.
Los Muyahidines era valientes guerrilleros por aquellos entonces, y muchos líderes de Occidente no estaban interesados en sus formas de gobernar, sus amputaciones, su opresión feudal, y la falta de derechos de las mujeres…solo cuando lo decidieron sus cómplices pasaron de ser héroes a villanos. De Muyahidines a Talibanes.
El Ministerio de Exteriores ha tenido que trabajar a contrarreloj para hacer aquello que se supone que ha de hacer con sus ciudadanos en el exterior, que es proveer una asistencia rápida, segura, y que no deje a nadie atrás en casos de conflictos o desastres naturales o políticos.
Cada vez que un huracán o un terremoto ha devastado cualquier país, los consulados han de confirmar que los ciudadanos españoles en sus demarcaciones están bien, y en algunos casos, como durante las primeras olas de la COVID 19, se tuvo que atender a más de 26 mil ciudadanos y repatriar a más de 8.500 españoles que entraban en la descripción provista por el Gobierno:“Los vuelos de repatriación son para facilitar retorno de españoles que carecen de alternativas para abandonar el país; se encuentran en situación de especial vulnerabilidad; turistas (por tanto, que no tienen infraestructura ni apoyo familiar para permanecer en el país) o residentes en España que tengan que regresar por fuerza mayor”.
En casos como Afganistán entran en escena los muchos ciudadanos afganos que han estado colaborando estrechamente con los militares, diplomáticos y trabajadores españoles en la zona y que en muchos casos podrían tener graves problemas ante la instauración de un gobierno Talibán.
¿Será nuestro país generoso y solidario asegurándose de no dejar a nadie atrás?
Como emigrante me interesa ver el trato que se da a estas emergencias, ya que es importante contar con la seguridad de que nuestro Estado ofrece el amparo a sus ciudadanos esperable del primer mundo.
La falta de procedimientos digitales, aplicaciones o redes de información actualizada, ralentiza y mucho el contacto con nuestros consulados y embajadas, y ante situaciones de crisis hay que optar siempre por utilizar métodos tradicionales como el teléfono o el correo postal. Esto acarrea una lentitud e ineficacia no acordes a 2021.
El Consulado de Manchester en 2020 dedicó muchos recursos y ganas a contactar con los miles de ciudadanos mayores en la demarcación, y este primer contacto supuso para muchos el primer trato cara a cara con los trabajadores de nuestros consulados, tras décadas olvidados.
Este esfuerzo por parte del Consulado de Manchester fue aplaudido, pero igualmente nos hace pensar en las horas invertidas en esta actuación modélica por parte de sus trabajadores.
Si trasladamos este ejemplo a Afganistán, con muchos menos ciudadanos españoles, habría que ver cómo de fácil ha sido poder contactar uno a uno con sus ciudadanos y si quizás ya había un procedimiento de emergencia conocido por todos los compatriotas en este país. ¿Quizás se haya improvisado y ha salido a la perfección?
No es la primera ni será la ultima crisis que conlleve la necesidad de actuar con urgencia y, a pesar de que el protocolo ha funcionado mucho mejor que con las repatriaciones por la covid, todo puede mejorar.
Lo que es insuperable es la actitud del Embajador español en Kabul, D. Gabriel Ferran Carrión, quien tras la vuelta de la mayoría de su personal, ha decidido quedarse hasta que salga el último de los ciudadanos que han de ser repatriados, demostrando que no todos los diplomáticos y funcionarios están cortados por el mismo patrón… y eso no se aprende en la Escuela Diplomática.
Los que representamos a los emigrantes seguimos estas noticias con tensión y esperamos que nuestras instituciones estén a la altura de las circunstancias y sean proactivos a la hora de prepararse ante cualquier eventualidad o crisis que haga que se necesite su ayuda rápida y eficaz.
Los ciudadanos de a pie no entramos tanto a cuestionar las labores diplomáticas respecto a terceros países, y sí nos preocupa el nivel de servicio que se nos da… ya sea poder renovar un pasaporte o que nos repatríen.
En Reino Unido, ante la amenaza de un Brexit que puede recortar nuestros derechos, se pusieron en funcionamiento ventanillas únicas para los compatriotas en los 3 consulados y estas siguen en marcha, esperamos por mucho tiempo, pero ¿cuáles son los planes alternativos que nos ofrecen los políticos si los tratados se rompen y el Brexit se tuerce aún más? ¿Hay Plan B o Plan C si muchos tenemos que volver antes los cambios de condiciones?
Tocamos madera y esperamos que todo siga igual, y que no nos venga ninguna secretaria de Estado como la Señora Priti Patel con nuevas ideas ingeniosas para intentar contentar al ala dura de su partido o a los xenófobos que comenzaron la pesadilla del Brexit.
El trabajo realizado en la reciente crisis en Afganistán ha sido intachable y siempre se agradece que haya planes claros establecidos para mitigar futuros problemas por parte del Ministerio que está a cargo de los más de dos millones y medio de españoles que estamos en el exterior.