Millones de capitanas
Somos gente pequeñita a hombros de gigantas.
Carola Rackete, joven capitana del barco Sea Watch 3, leva anclas la madrugada del sábado 29 de junio de 2019 para acercarse al puerto de Lampedusa con 40 personas a las que ha rescatado del naufragio, sabiendo que, por el hecho de ser esas personas migrantes, tendrá que enfrentarse a la justicia.
Aida Quinatoa, activista ecuatoriana residente en Madrid, comienza en 2008 a mirar la letra pequeña de las hipotecas y avales cruzados que ella y sus compatriotas habían firmado y los reúne en torno a la asociación CONADEE, para luego ser una de las portavoces de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH).
Anita Sirgo, Tina Pérez y Celestina Marrón, comunistas asturianas, sostienen a golpe de tacón en 1962 una huelga de dos meses de los mineros en Llangréu, resisten a torturas y represalias, y logran doblarle el brazo al propio Franco que tuvo que mandar a un ministro a negociar la subida salarial y el fin de la huelga.
Rafaela Pimentel, que desde 1992 trabaja en España, se organiza en 2006 con otras compañeras trabajadoras del hogar y crean Territorio doméstico para reclamar dignidad y derechos laborales, así como la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo.
Cristina Fallarás, periodista y escritora, capitanea en Twitter el movimiento #Cuéntalo. Lo impulsa el 26 de abril de 2018 y a los pocos días lleva casi tres millones de interacciones, de muros de silencio rotos para hablar de las agresiones sexuales que centanares de miles de mujeres han sufrido.
Ainhoa Tirapu, futbolista y entrenadora, junto con otras muchas compañeras comienza la primera huelga indefinida del fútbol femenino el 16 de noviembre de 2019 para reclamar un convenio de mínimos que hasta entonces no tenían y que se logra firmar en febrero de 2020.
Nevenka Fernández, concejala de Hacienda de Ponferrada, dimite de su cargo el 26 de marzo de 2001 a causa del acoso ejercido por parte del alcalde, Ismael Álvarez, e inicia un proceso judicial que acaba con la primera sentencia de condena por acoso sexual en España.
Son algunas de millones. La mayoría son anónimas. Millones de capitanas que comparten estrategias para defender derechos, para reclamar ciudadanía, para proteger lo común. En nuestro país, y en el mundo, tenemos millones de ejemplos de lucha que nos han dado la ciudadanía que aún queda por garantizar de manera efectiva para todas las personas, pero que no cesa en su avance.
En mar o en tierra, el machismo nos ha volcado sus supersticiones, sus prejuicios y su opresión. Y han sido capitanas valientes, de las que saben que llevar el timón implica comprender lo colectivo, quienes han roto ideas y mantras que ahora ya solo repiten unos pocos que elaboran su discurso con el odio y frases retrógradas. Somos gente pequeñita a hombros de gigantas.
Ese testigo es valioso y produce respeto. Cada día veo cómo esa perspectiva la encarnan las mujeres que están en ayuntamientos, en parlamentos autonómicos, en gobiernos. Y pienso especialmente en las feministas que desde el Ministerio de Igualdad trabajan por los derechos de todas las mujeres. De todas las mujeres sin exclusión.
No existe el hombre que tiene todas las respuestas. Es una patraña y siempre ha sido una mentira. Existe el pensamiento colectivo, existe la capacidad de generar comunidad, existe la lucha que entiende que los derechos, o son para todas, o no son derechos. Con el orgullo de sabernos rodeadas de capitanas valientes, seguimos.