"Una hostia gigantesca": las frases más duras de Màxim Huerta sobre su dimisión como ministro de Cultura y Deporte
El periodista y escritor habla por primera vez para 'Icon' sobre sus días en el gobierno de Pedro Sánchez.
El regreso de Màxim Huerta a la vida pública está siendo lento. Desde que se vio obligado a dejar su cargo como Ministro de Cultura y Deporte, sólo seis días después de tomar posesión, el periodista y escritor ha hecho escasas apariciones y muy medidas. En noviembre retomó su cuenta de Twitter —abandonada en junio— y en febrero sorprendió al aparecer en la gala de los Goya para entregar el premio a Mejor corto. “No se preocupen que ya saben que yo soy breve”, dijo con retranca.
Tres meses después de aquello, el autor de Firmamento e Intimidad improvisada ha decidido hablar por primera vez sobre cómo vivió aquella semana en una sincera entrevista con la revista Icon. “Ha sido como una enfermedad”, asegura el ministro más breve de la historia de España.
En la entrevista Huerta, que aceptó el cargo con la firme convicción de poder cambiar las cosas, explica cuándo y cómo recibió la llamada del presidente Pedro Sánchez, qué le pareció el tratamiento que le dieron los medios y por qué optó por estar 10 meses callado.
También confiesa que tiene la cartera con la que juró el cargo colgada en su vestidor: “Es algo muy importante en mi vida, aunque, exceptuando la muerte de mi padre, también es lo que más sufrimiento me ha generado”,
Sobre la llamada de Pedro Sánchez
“Durante esa llamada mi cerebro iba a otra velocidad. Sabía que todo iba a cambiar, pero las ganas y la ilusión me pudieron”.
“Me lo dijo claramente: ‘No cuelgo. Tienes que decirme si aceptas’. Acepté. Y no pude terminar el desayuno”.
“Recibo la llamada ahora y vuelvo a aceptar. Mi nivel de compromiso con algo que me gusta tanto como la cultura, y decidir, apoyar y fomentar las cosas que más me gustan en esta vida…, pues acepto, claro que acepto”.
Sobre la ilusión previa a tomar la cartera
“Dentro de mí, solo pensaba en lo bonito que iba a ser (...) No pensé en nada negativo. ¿Qué podía pasar? Que me desapareciera el Códice Calixtino, a lo más”.
Sobre los prejuicios de los medios
“Desde las televisiones que van de progresistas y maestras del periodismo trataron mi nombramiento con un fondo de burla. Y no tan fondo. Me di cuenta de que para algunos era un intruso”.
“No soy gilipollas, soy mayor y tengo años, y hubo recochineo”.
“Sentí la pérdida de la inocencia. Si algo me quedaba del adolescente de pueblo, se rompió no el día que dimití, sino el que anunciaron mi nombramiento”.
“Llegué a sentir que preferían a Wert, mi antecesor en el cargo”.
“Se satanizaba de dónde venía, que para casi todo el mundo no era otro sitio que el sofá de Ana Rosa, del que me siento muy orgulloso y en el que aprendí muchísimo”.
“Yo era fácil de ridiculizar, por maricón, por venir de la tele, por asuntos varios, como mis tuits cogidos con pinzas donde se interpretó que odiaba el deporte. Da igual que explicara cien veces que mi problema era no practicarlo porque soy asmático”.
“Del sofá de Ana Rosa al Ministerio. Se buscaba el clic. Aprendí esos días más del periodismo que de la política, te lo prometo”.
Sobre su dimisión
“Fui consciente de que me había convertido en un problema para Pedro Sánchez”.
“A las doce de la mañana ya tenía claro que se había acabado. Antes de que empezáramos a hablar le dije que dimitía ese mismo día. “No tengo ningún problema en irme, yo no soy político”, así arranqué. Él aceptó y la charla derivó a una empatía de todos los colores”.
Sobre las horas después a la dimisión
″[La ilusión se convirtió] en una hostia gigantesca”.
[Tras el discurso de dimisión] “Me quedé solo en el despacho, y sí que lloré. Estaba roto”.
“Para mi madre creo que fue un alivio”.
Sobre su silencio de 10 meses
“Decidí que a partir de ahí [del discurso] el silencio sería mi mejor respuesta”.
“Me ofrecieron colaboraciones fijas si daba una entrevista, temporadas completas en algunos programas a cambio de hablar, pero preferí el silencio”.
“No quería que de mí saliera ni una sola frase con rabia. En un país que echa fuego, lo último que quería yo era regalar titulares”.
“Cuando salió lo de Pedro Duque tuve una crisis muy gorda. Vi la diferencia de trato, tanto de los medios como del Gobierno. Y fui consciente de que debía seguir callado y secando la herida. Había cerrado en falso, el dolor estaba vivo”.
Sobre sus sentimientos
“Igual que fue una gran ilusión, que puse todo mi respeto y ganas en esa cartera, me ha dado el mismo volumen de dolor”.
“Ha sido como una enfermedad, salvando las distancias: ha habido dolor físico, había y hay médicos, y no encontraba la salida. Pero los amigos, la familia, el mar, dibujar y reírme fueron ayudándome a salir”.