Marta Pascal: “No vamos a hacer presidenta a Laura Borràs”
Entrevista con la líder del PNC: “Torra ha sido un pésimo presidente de la Generalitat”.
Cataluña, camino de las urnas. El próximo 14 de febrero volverán las papeletas en unas elecciones marcadas por la pandemia y la inhabilitación de Quim Torra. En mitad de esta polarización, ha surgido un nuevo partido, el PNC. Con Marta Pascal, exdirigente del PDeCAT, a la cabeza. Sus máximas: centro, sentido común, ser útil, priorizar la recuperación. Algo que suena muy bien, pero muy difícil en la política española y catalana en estos trémulos días.
Pascal (Vic, 1983) aspira a que un día Cataluña se siente como un Estado más en la Unión Europea. Pero eso debe pasar por un referéndum pactado con el Gobierno central y rechaza de manera tajante la unilateralidad. Su cara durante el 1-O lo decía todo. Por el momento, cree que hay que luchar por el concierto económico y avisa de manera nítida: “No vamos a hacer presidenta a Laura Borràs”. Su receta: “La moderación es ahora la gran revolución política”.
Tiene también Pascal contra ERC: “A veces nos encontramos al señor Rufián con este papel de gobernabilidad en España y después en Cataluña con la pancarta, un tuit fácil y la camiseta”. Las “caretas”, avisa, se van a caer durante estos meses. Y se muestra tajante: “No me parece bien la armonización fiscal”.
¿Qué es el PNC?
Es una formación política nueva que nace de un proyecto de la sociedad civil que se llama el grupo de Poblet. Un proyecto para la Cataluña de 2030, con cuatro grandes pilares. Decidimos fundar el PNC, que se plantea romper los bloques que ha habido hasta ahora en la sociedad catalana: independentismo o no. Planteamos desde un punto de vista amplio que catalanistas y soberanistas podamos convivir en la misma fuerza asumiendo que la prioridad ahora mismo es la recuperación económica y volver a situar a Cataluña como un polo de atracción en el sur de Europa.
¿Qué ideología tienen? ¿Centro, centro-derecha, centro-izquierda, socialdemócrata?
Estamos cómodos en el centro político, asumiendo que somos un punto de encuentro de tradiciones políticas distintas. Hay una parte que viene de la convergente, pero también personas del socialismo catalanista y de inspiración maragallista. Queremos transformar el país con una vocación de progreso y de construcción que siempre ha tenido el catalanismo político. Tenemos la vocación de ser útiles. No somos un proyecto de nostalgia del pasado, sino un punto de encuentro nuevo.
Dice que está en el centro, pero se ha demostrado que ni España ni Cataluña parecen lugares de centro ahora mismo. ¿De verdad hay hueco?
Sí. Estamos en un momento de mucha polarización y en Cataluña, además, con emociones a flor de piel, pero también la pandemia nos ha situado ante el espejo. Y aquellos que reivindicábamos algunos cambios estructurales en la sociedad catalana pues ahora lo hacemos con más ímpetu y profundidad. Creemos que la última ha sido una década perdida en Cataluña desde el punto de vista de la capacidad de construir país y lo que nos viene por delante es una verdadera transformación desde el punto de vista económico y social. Esto lo hacemos desde un proyecto nitidamente nacionalista.
¿Marta Pascal es independentista?
Siempre he explicado que lo soy. Soy una nacionalista catalana, una catalanista que en un referéndum acordado con el Estado votaría que sí. Tengo una aspiración política de que algún día Cataluña se pueda sentar entre los estados miembros de la UE como uno más. Mientras tanto, considero que la prioridad tiene que ser la transformación del país, acompañar a las personas y empresas y establecer una relación de bilateralidad y de exigencia con el Estado para conseguir lo mejor para los catalanes.
La oferta para el 14 de febrero va completa, hay de todo. ¿Va a pactar con el PDeCAT para ir en la misma lista?
Hicimos la semana pasada una propuesta en público para que el catalanismo político tuviera el 14-F una papeleta que permitiera que su representación parlamentaria esté asegurada. Pero al final nuestra predisposición no ha encontrado fortuna en las filas del PDeCAT o de Units. El PDeCAT ha decidido mantenerse en la vía con Junts y ha rechazado este frente catalanista amplio. No queremos renunciar al hecho de que el PNC sea este gran espacio del catalanismo y vamos a seguir trabajando para que nuestra papeleta sea competitiva electoralmente. Nosotros no vamos a hacer posible un Gobierno que plantea la desobediencia, la unilateralidad y la confrontación con el Estado, nuestros votos no estarán aquí. Pero tampoco estarán entre aquellos que nos niegan el derecho a decidir o que gritan el “a por ellos”. En Cataluña se tiene que abrir una nueva etapa política y las prioridades tienen que ser otras.
No acepta un Gobierno del “a por ellos” ni el de la desobediencia, pero está todo tan polarizado que no hay término medio. ¿Cuál es el Govern que plantea Marta Pascal?
Nosotros aspiramos a gobernar, salimos a por todas, con un programa económico y político desacomplejado. Esta bilateralidad con el Estado, este pragmatismo, este ser útiles en Madrid, en Barcelona y en Bruselas, donde haga falta. Y desde el punto de vista económico: el Estatut nos da capacidad para tener un concierto económico a la vasca, planteamos la supresión del impuesto de sucesiones y de patrimonio, reenfocar los tipos del IRPF y del IVA. Además, una remodelación profunda del sistema sanitario y un cambio del modelo productivo que pasa por la innovación y la tecnología. Esas son nuestras líneas de perímetro para hacer posible un Govern en Cataluña. No tiene nada que ver con las etiquetas.
¿A quién prefiere como presidente de la Generalitat? ¿Laura Borràs, Pere Aragonés o Miquel Iceta?
A ninguno de los tres. Salimos a ganar. Hemos dicho por activa y por pasiva que no vamos a hacer presidenta a Laura Borràs por su planteamiento de confrontación con el Estado. Ya hemos visto a dónde nos has llevado. Por otra parte, la gestión que han hecho ERC y Aragonès del Govern deja mucho que desear. Por ejemplo con las ayudas a los autónomos. ERC tendrían que cambiar muchísimo, siguen obstinados en subir impuestos. Evidentemente, si el señor Iceta sigue anclado en que la única posibilidad que tiene Cataluña es un proyecto como el del PSOE de federalismo español, pues evidentemente poco tenemos en común. Es verdad que si la prioridad tiene que ser recuperar el país, aquellas formaciones que tengan un programa en el que nos podamos entender en aspectos económicos y sociales ahí es donde vamos a trabajar. Hay un hilo conductor. Es condición sine qua non este concierto económico que Cataluña merece.
ERC parte como gran favorita, ya pasó en las anteriores elecciones. Pero luego el electorado no hace lo que dicen las encuestas. ¿Qué sensación tiene con los sondeos?
La política es caprichosa, como la demoscopia. Estamos en un momento en el que detecto, por una parte, un fuerte disgusto de la ciudadanía con la política en general. Nuestro reto es acercarnos a los ciudadanos. No somos asamblearios, pero sí que creemos que la política tiene que ser parte de la solución y no el problema. Habrá algunas noticias sonadas el 14-F, como que el PNC estará en el Parlament y será decisivo para la formación de un nuevo Govern. Creo que la ciudadanía va a penalizar a aquellas formaciones que en los últimos años han contribuido a que Cataluña no funcione como tendría que funcionar. Claramente, a Junts, ERC y el PDeCAT, cuando estuvo presente en el Govern.
Ese espacio que representa y que se le conoce como el ‘seny’, ese nacionalismo moderado, tampoco ha tenido mucho tirón. ¿Puede recuperar Cataluña eso o es algo ya del pasado?
Tenemos una vocación de mirar al futuro y de plantear estas nuevas prioridades. Creo que la moderación es ahora mismo la gran revolución política. Esto se verá en las próximas semanas, la gente está harta de la política del tuit y del titular fácil y lo que busca es personas que sepan gestionar bien las instituciones y poner el país por encima de todo, que no gobiernen para los votantes del 1-O, sino para los siete millones y medio de catalanes. Esto es fundamental.
¡Cómo ha cambiado el mundo! Ahora ERC en Madrid apoya al Gobierno de Pedro Sánchez y, en cambio, Junts tiene una posición diferente. ¿Qué le parece esta Esquerra domesticada que estamos viendo?
Creo que van a caerse un poco las caretas. Siempre he dicho que si el PNC estuviera en el Congreso, hubiéramos contribuido a apoyar estos presupuestos. Pero para mí no son aceptables unas cuentas que siguen aumentando la presión fiscal, que siguen castigando a pymes y autónomos y que plantean la armonización fiscal. Evidentemente no me gusta el dumping fiscal que hace Madrid, pero no quiero lo mismo que Madrid, Andalucía o Galicia, porque evidentemente Cataluña tiene una idiosincrasia concreta. Si hubiéramos apoyado estos presupuestos, serían distintos. A veces nos encontramos al señor Rufián con este papel de gobernabilidad en España y después en Cataluña con la pancarta, un tuit fácil y la camiseta. En las próximas semanas la ciudadanía va a corregir todo esto.
¿Tiene algún fichaje secreto para la lista?
Tendremos, tendremos.
¿Es la candidata del Ibex y de Foment del Treball?
Nosotros tenemos una Ejecutiva de 18 personas y ninguno de los que estamos ahí vive de la política. Todos tenemos nuestros trabajos, yo dejé un escaño y estoy dando clases en la universidad. Montamos un proyecto político de base y que cree en la capacidad de la empresa para transformar el modelo económico y en la capacidad del mundo público para trabajar conjuntamente con el privado y en el talento de Cataluña. Respeto a las grandes empresas y a las pequeñas, pero sólo me debo a mis militantes y votantes del PNC.
¿Cuántos militantes son ya?
Es una información que nos la quedamos para nosotros. Pero puedo decir que tenemos personas en toda Cataluña, en las 42 comarcas. Hemos pasado ya del millar de militantes en un partido que nació hace seis meses. Estamos fuertes, contentos.
¿De dónde sacan la financiación?
Estrictamente de los donativos de los militantes. No tenemos espacio parlamentario ahora mismo, por lo que no recibimos dinero público. Hay crowdfunding y cuotas fijadas por el Consejo Nacional. Tenemos un equipo de voluntarios también.
Las encuestas señalan la irrupción de la ultraderecha de Vox en el Parlament. ¿Tiene miedo a que los sondeos incluso no reflejen una entrada más fuerte de este partido como en otros sitios de España?
Es una posibilidad, la tensión política en los últimos años favorece precisamente a este tipo de formaciones. La demoscopia es muy caprichosa. Es verdad que hay un cierto cabreo de la gente con la política y estas formaciones lo aprovechan. Aquí el reto de los que queremos actuar con responsabilidad y capacidad de transformar es que se nos oiga. No me parece una buena noticia que esas formaciones estén en el Parlament porque contribuyen a tensionar más la sociedad catalana.
¿Ilegalizaría a Vox?
Las formaciones políticas que se tienen que ilegalizar son aquellas que marca la ley de partidos. Tenemos que trabajar entre todos para que la ultraderecha no tenga o tenga una mínima representación parlamentaria por, por ejemplo, el tema de la violencia contra las mujeres o el enaltecimiento de la dictadura franquista. Los quiero combatir desde el sistema democrático y en las urnas.
Antes citaba la armonización fiscal, ¿en este tema es más Ayuso que Rufián?
Soy una persona que cree que Cataluña no tiene que equipararse a otra comunidad autónoma por lo que comentaba. El Estatut y nuestra idiosincrasia nos permiten este concepto económico. No me parece bien la armonización fiscal. Tenemos ya un modelo un poco distinto. No estoy de acuerdo tampoco con la propuesta de Rufián de subir impuestos a tope, lo que está haciendo el Gobierno del PSOE y el de Cataluña. Sí soy favorable a que los impuestos no sean un freno para la actividad económica y que, por otra parte, el dinero recaudado se gaste más eficientemente.
Habla de eficiencia en el gasto, pero el partido en el que ha estado años ha sido el que ha dominado Cataluña, que fue la comunidad que hizo más recortes sociales durante la crisis. Algo de autocrítica tendrá que hacer.
Formé parte de la dirección de Convergencia. Hubo una buena política de Artur Mas en 2010 cuando suprime el impuesto de sucesiones y después hay un error evidente cuando se cede ante la presión de Esquerra y se acaba aceptando el impuesto hace poco. De hecho, el PDeCAT no votó a favor. Fíjate. Evidentemente no se ha hecho todo bien y no tengo problema en aceptarlo, pero me gusta mirar hacia delante. Es verdad que el Govern de Junts y ERC ha planteado políticas más de izquierdas. Ahora lo que hay que plantear son políticas útiles.
Mirando atrás y sea lo más sincera posible…
Siempre soy sincera.
¿Cuál ha sido el peor presidente de la Generalitat? ¿Pujol, Mas, Montilla, Torra o Puigdemont?
Como nacionalista, tengo un respeto absoluto con la figura del presidente de la Generalitat. No venimos de la Constitución del 78, esto es una institución nacida en 1359. Torra ha sido un pésimo presidente de la Generalitat porque al final no pudo proteger la institución. El presidente Puigdemont llevó las cosas al límite y esto se paga. El president Mas intentó hacer un cambio en el modelo pero se quedó corto porque había una situación de recortes. El president Montilla vivió una primera fase de bonanza económica pero después fue incapaz de convencer a los barones del PSOE de que Cataluña era otra cosa y no era sólo una comunidad autónoma española. Y el presidente Pujol tiene un legado político que voy a defender, pero en sus comportamientos y sus familiares discrepo.
¡Qué paralelismo entre el rey Juan Carlos y Pujol! Dos personajes incluso tan cercanos durante esa España de los 80 y 90, eran como mitos en la forma de gobernar y luego han tenido conductas indignas, ¿no?
Deplorables. Lo que pasa ahora y con generaciones más jóvenes es que no hemos vivido la Transición en primera persona pero te das cuentas de la capacidad de algunos hombres, y lástima pocas mujeres, de Estado que tuvieron para entenderse priorizando el régimen democrático. Te vas dando cuenta que después la gestión de algunas cosas es desastrosa y reprochable. Me da asco cuando te das cuenta cómo se han hecho algunas cosas. Esto también es una lección: hay que preservar el sistema democrático pero tiene que protegerse muchísimo porque la gestión del dinero público a veces genera la situaciones que genera y al final el hecho de no tener bien resuelto el tema de la financiación de los partidos ha generado lo que ha generado. Siempre digo que esto de la monarquía y la república lo mejor es que lo decidan los ciudadanos. Es una pena ver estas situaciones porque degrada a figuras políticas que también han tenido cosas positivas y dan un mensaje pésimo al ciudadano.
¿Considera a Felipe VI su rey?
No me considero una persona ni muy monárquica ni muy republicana. Soy catalanista y catalana. No tengo ningún problema con España y los españoles. Pero me parece que la institución de la monarquía tiene mucho trabajo para convencernos a los catalanes de que la institución tiene sentido. Le tengo al rey el respeto institucional, pero los errores son ahora muchos más que los réditos positivos. Mi ideal político es que Cataluña sea algún día un Estado independiente, no es relevante para mí el tema de la monarquía.
El principal reto de los gobiernos autonómicos es gestionar la pandemia. Cataluña está entrando en la tercera ola. ¿Qué le parece la gestión del Govern? Si fuera presidenta de la Generalitat, ¿cuáles serían las tres medidas que aprobaría mañana?
Muy mejorable la gestión. Yo fui una de las personas que reivindiqué con más ímpetu que la Generalitat pudiera recuperar las competencias perdidas durante el estado de alarma porque creo que con proximidad las cosas se pueden gestionar mejor, pero tengo que decir, muy a mi pesar, que la gestión que ha hecho la Generalitat no es la mejor. Se puede ver con las ayudas de los autónomos o la Sanidad, por ejemplo las dificultades en atención primaria. Veo muy poca capacidad de autocrítica. Tengo la sensación de que ERC y Junts están en su batallita diaria entre ellos para ver quién es el más hegemónico en el mundo independentista y el que levanta más el puño y habla del 1-O, pero al final la gente está en una situación complicada.
Si fuera mañana presidenta, haría una política en profundidad de transformar la Sanidad catalana, con una primera opción: vacunas para todo el mundo. Después, una rebaja importante de impuestos y a través del concierto económico. Tercero: un plan de choque social.
Señalaba antes del 1-O. Las imágenes suyas fueron muy icónicas, algunas veces sus caras hablaban más que sus palabras.
Sí, pues sí.
¿Sigue hablando con Puigdemont?
Hablé con él en febrero, fui a Waterloo. Tuvimos una conversación larga, de casi tres horitas. Luego hablé por teléfono en la primavera. Y ya no he vuelto a hablar con él. Tengo una relación correcta.
También todos los rumores en Madrid se encendieron con una fotografía en enero de 2018 de una reunión entre usted y Alfredo Pérez Rubalcaba en el hotel Santo Mauro. ¿Usted era un topo de establishment madrileño en Cataluña?
No tengo nada ni de topo ni de establishment. Jajaja. Para nada, para nada. He tenido la suerte de hacer política desde relativamente joven, fui diputada en el Parlament entre 2013 y 2017 y senadora desde 2018 a 2020. Este tiempo en Madrid me permitió entender un poco más la política española y en Madrid y la relación con los medios de comunicación. Todo esto se tiene que entender un poco más y creo que he intentado contribuir a explicar un poco por qué Cataluña llega a la situación crítica. Cuando te dicen no a todo, al final la gente se cabrea y el sistema se tensiona. Me ha gustado hablar y conocer a personas que desde un punto de vista político han hecho muchísimas cosas. Evidentemente no tengo nada de socialista y con Rubalcaba tenía una discrepancia evidente desde el punto de vista ideológico. Intenté explicarle en ese encuentro, que fue fortuito, un poco lo que estaba pasando y lo que creía que debía hacer el Estado para distender la situación. Guardo buen recuerdo de muchos de los encuentros que he tenido con personas de referencia en Madrid, no sólo del PSOE, también del PP.
Ley Celaá, ¿sí o no?
No. Creo que uno de los problemas que tiene España es que cambia la ley cada vez que cambia el Gobierno. En esto Cataluña lo ha hecho bien, desde 2009 tenemos una que nos da cierta estabilidad, que hemos tenido que mejorar pero que ha dado en general capacidad a la escuela catalana de tener estabilidad e ir trabajando a nivel de competencia. Es un error el planteamiento que se hace con la escuela concertada.
Después del 14-F, ¿se espera un desembarco en el Congreso? ¿Está pensando en presentarse a unas generales?
Como venimos de una iniciativa de la sociedad civil, hemos trabajado un año en la parte de contenido y tenemos un proyecto muy sólido a nivel programático. Nos planteamos este ciclo electoral, que empieza con elecciones al Parlament y luego tiene las municipales, las del Congreso y el Senado y las europeas. Vamos a trabajar en un ciclo electoral. Esperamos tener representación en el Parlament a partir de febrero.