¿Está Marine Le Pen más cerca de la presidencia que en 2017?
Han cambiado muchas cosas desde las últimas elecciones presidenciales.
En Francia hay un runrún que crece a medida que los sondeos anticipan los resultados de la segunda vuelta: la candidata de Agrupación Nacional (RN) podría esta vez alcanzar la presidencia de Francia y llevar a la extrema derecha al poder el 24 de abril. “Sí, sin duda, Marine Le Pen puede ganar”, asegura el ex primer ministro Edouard Philippe, que señala que el radicalismo del otro candidato de extrema derecha, Éric Zemmour, ha suavizado la opinión hacia Le Pen.
Otra ventaja respecto a 2017 es la experiencia adquirida. “Llegué a la víspera de la primera ronda en buena posición. No fue así hace cinco años”, decía Le Pen este viernes en Le Parisien, habiendo sobrevivido a la ola de Zemmour y a los mítines que se suponía que iban a debilitarla. Pero, ¿de verdad es Marine Le Pen más fuerte que la última vez?
En 2017, la candidatura de Le Pen llegó en un momento en el que el panorama político internacional había sufrido una sacudida. En el contexto del Brexit y la elección de Donald Trump, Marine Le Pen parecía ser la versión francesa de esta agitación internacional. “Defiendo un mundo multipolar y defiendo la cooperación entre naciones libres”, declaró durante su encuentro con Vladimir Putin en marzo de 2017, citando “el mundo de Donald Trump en Estados Unidos y el mundo del señor Modi en la India”.
Cinco años más tarde, la estrategia es muy diferente. En lugar de la salida del euro y el salto a lo desconocido que la acompañó, hay una campaña basada en el poder adquisitivo, lo local y la proximidad, en contraste con los planes nacionalistas y los mítines espectaculares de Éric Zemmour. “Es una buena campaña, porque responde a las expectativas de los franceses. En un estudio que hicimos antes de la guerra de Ucrania, los franceses consideraban que la principal cualidad del futuro presidente debía ser la proximidad y que conociera sus preocupaciones y expectativas”, explica Mathieu Gallard, director del instituto de sondeos Ipsos. “Lo mismo con el poder adquisitivo: ha entendido que es una preocupación esencial”, continúa.
Sus esfuerzos no están siendo en vano. “Lo que observamos hoy es que se la considera tan creíble como a Emmanuel Macron en la materia. Esto es algo nuevo, porque en 2017 y 2012, los únicos temas en los que se la consideraba creíble eran la inmigración y la seguridad nacional”, añade Mathieu Gallard. Por eso ha reducido tanto la distancia con Macron en las proyecciones de la segunda vuelta, “aunque Emmanuel Macron sigue siendo el gran favorito”. Según el barómetro de Ipsos del 31 de marzo, Le Pen alcanzaría un 46% de los votos en caso de una votación final contra el actual presidente. Sin embargo, en 2017 solo obtuvo el 33,9% de los votos (un porcentaje que ya duplicaba los de su padre en 2002).
En cuanto a la intención de voto, también han cambiado muchas cosas desde las últimas elecciones presidenciales. En las puntuaciones de la primera vuelta, Marine Le Pen ha llegado (ligeramente) menos fuerte que la última vez, como se muestra en el siguiente gráfico. Sin embargo, la heredera de Jean-Marie Le Pen se encuentra en una dinámica positiva, a diferencia de lo que ocurría en abril de 2017.
La razón principal es la aparición de Zemmour, que ha alterado considerablemente el voto de la extrema derecha. A priori, se trataba de un obstáculo, pero la realidad es que le ha hecho parecer más creíble, también de cara a la segunda vuelta. “Por primera vez, RN, que seguía siendo un partido poderoso pero sin aliados, se va a beneficiar de una reserva de votos. Casi 8 de cada 10 votantes de Zemmour irán a Marine Le Pen”, advierte Mathieu Gallard. Esto, matemáticamente, acerca aún más a la candidata de extrema derecha al Palacio del Elíseo.
¿Suficiente para esperar una victoria? No necesariamente. Aún tiene que superar varios obstáculos. Entre ellos, el previsible desplazamiento de gran parte de los votantes de Valérie Pécresse hacia Emmanuel Macron.
Otra dificultad es el voto del miedo que podría producirse en caso de llegar a la última votación. “En elecciones anteriores, cuanto más cerca se consideraba que estaba el FN de una victoria importante, mayor era la movilización para impedirlo”, subraya Mathieu Gallard, recordando el caso de las elecciones regionales de 2015, cuando las regiones de PACA (Provenza-Alpes-Costa Azul) y Alta Francia se libraron de Marion Maréchal y Marine Le Pen a pesar de los pronósticos.
“El reto de Emmanuel Macron será reactivar esta demonización, una estrategia que se verá favorecida si Éric Zemmour decide apoyar a Marine Le Pen”, señala el encuestador. A este respecto, L’Opinion explicaba a finales de marzo que la candidata de RN no desea necesariamente el apoyo del fundador de Reconquête! (Reconquista), Éric Zemmour.
Queda por ver si la movilización contra la RN funcionará esta vez. “Ese es el reto de Emmanuel Macron. ¿Hasta qué punto los votantes de izquierdas, especialmente los de Jean-Luc Mélenchon, se decantarán por él?
Lo que es seguro es que en ese escenario, Marine Le Pen hará todo lo posible para disuadirlos poniendo en marcha un frente anti-Macron. Un argumento al que una (pequeña) parte de los votantes del candidato de Francia Insumisa no parece insensible: según el barómetro de Ipsos, el 17% de los votantes de Jean-Luc Mélenchon prefieren a Marine Le Pen antes que a Emmanuel Macron.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Francia y ha sido traducido del francés por Daniel Templeman Sauco.