Maldito bicho
Quiero dejar una pequeña reflexión de cómo esta situación tan excepcional puede influenciar a un sector como es el de la gastronomía.
Qué de cosas nos ha quitado este Covid-19, no quiero ni imaginar el sufrimiento que pueden estar pasando los enfermos y esos familiares a los que no se les permite ni velar por sus caídos en esta guerra. Pero, más allá de las muertes, hay muchas más víctimas de esta crisis, y sin duda el sector que puede salir más perjudicado es del turismo y el gastronómico. Imagino que tras el estado de alarma, la vida normal como hasta ahora conocíamos no va a llegar de inmediato, será un proceso que no sabremos cuánto tardará.
No quiero ponerme en la piel de esos pequeños empresarios que han apostado los ahorros de su vida para abrir un restaurante, por eso me gustaría pedir que los apoyemos, que los animemos y que cuando salgamos de esta nos tenemos que volcar con ellos, porque ellos se han volcado con nosotros: turnos interminables, clientes insufribles, situaciones insostenibles... y ellos siempre te han recibido con una sonrisa en la cara. Porque suponen el 6,7% del producto interior bruto del país de forma directa y dan trabajo a un millón y medio de personas, porque somos referencia en un sector tan competitivo, porque nos han hecho pasar grandes momentos en nuestras vidas. ¿Quién no se acuerda de ese primer restaurante bueno al que te llevaron tus padres para celebrar algo?
Se echa mucho de menos esa cerveza en el bar de la esquina, en mi caso La Melva sevillana, o esas sobremesas interminables hablando de lo divino y de lo humano con una copa de vino que parece infinita, las exquisiteces de mi amigo Juanlu en su Cañabota, las divinidades de mis chefs favoritos como David Muñoz o tomar un arroz en la playa de la renovada Milla de Marbella. Está claro que este periodo nos va a servir para restablecer prioridades y dar un valor mucho más alto a nuestra simple y rutinaria vida, disfrutar de esos momentos únicos que también se nos regala y, por supuesto, creo que saldrá esa solidaridad de la que los españoles siempre hemos hecho gala.
Muchas cosas cambiarán, entre otras estos sectores que viven de un turismo internacional tendrán que enfocar su oferta a un cliente local al menos durante este primer año; la alta cocina que ya estaba al límite de la burbuja tendrá que desandar unos cuantos pasos y plantearse soluciones que hace dos meses eran impensables. Va a ser una época para reinventarse y en la que habrá gente que salga incluso reforzada, pero en el que desgraciadamente va a haber muchas bajas por el camino. Así que si estos meses tenías planes gastronómicos no los canceles, aplázalos.