Madrid 'lidera' esta segunda ola sin una estrategia eficaz frente al virus
Los contagios e ingresos se multiplican en la capital, y no parece que la situación vaya a revertirse próximamente.
Si hace unas semanas la gravedad de la epidemia de coronavirus en España se repartía entre varias comunidades autónomas, ahora casi todas las miradas están puestas en una: la Comunidad de Madrid.
Con 14.213 casos diagnosticados en la última semana, los datos de Madrid duplican con creces los de Cataluña (6.271), cuadruplican los de País Vasco (3.576) y Andalucía (3.633) y sextuplican los de Aragón (2.321), según los informes del Ministerio de Sanidad. Las cifras de ingresos tampoco dan pie al optimismo: en las dos últimas semanas, los pacientes hospitalizados en centros madrileños se han triplicado, pasando de 505 a 1.555, y en UCI de 67 a 175.
La Sanidad madrileña teme desde hace tiempo que la situación de colapso que se vivió en primavera vuelva a producirse, y los síntomas empiezan a manifestarse: faltan reactivos para las pruebas PCR en atención primaria y varios hospitales ya han cancelado cirugías no urgentes. Mientras tanto, la presidenta de la Comunidad de Madrid sigue achacando los contagios a la falta de control en el aeropuerto de Barajas, pero los datos de Sanidad muestran que sólo un 1,2% de las infecciones registradas en España en los tres últimos meses son casos importados.
De momento, la Comunidad de Madrid ha centrado su estrategia en recomendar a la población que limite sus interacciones sociales y en realizar cribados aleatorios en los barrios con más incidencia de contagios. Los expertos dudan que esto pueda llegar a tener efecto.
Unos test “absurdos” y sin “la más mínima utilidad”
Para Pedro Gullón, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, lo que está haciendo Madrid al testar a aproximadamente 1.000 ciudadanos de varios distritos es una “muestra representativa”. Y “las muestras representativas sirven para conocer la situación epidemiológica de un área, pero no para el control de la enfermedad”, afirma.
Si bien los epidemiólogos no son muy amigos de los cribados masivos en general, hay mejores maneras de llevarlos a cabo que la que ha planteado Madrid. “Si Madrid quiere controlar la epidemia en esos barrios tendría que hacerle la prueba a todas las personas posibles, no a mil de forma aleatoria, y, después, aislarlas y seguir sus contactos”, explica Gullón. “Si no, ese cribado no tiene la más mínima utilidad”.
A Marciano Sánchez Bayle, médico pediatra y portavoz de la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública, la estrategia de los cribados le parece “totalmente absurda”. “Para empezar, porque no tiene ningún sentido epidemiológico y habrá un rendimiento bajísimo, teniendo en cuenta que más del 95% de las pruebas saldrán negativas. En segundo lugar, se están utilizando recursos de la sanidad pública que deberían emplearse para otras cosas (PCR a los contactos, seguimiento…). Por último, en agosto hay una gran parte de la población que no está en Madrid, con lo cual recibirán el SMS pero no acudirán a hacerse las pruebas”, argumenta.
En esta estrategia, los rastreadores brillan de nuevo por su ausencia. Para Javier Padilla, médico de atención primaria especializado en Salud Pública, este ha sido uno de los fallos más evidentes de la Comunidad de Madrid. “Nunca han apostado por la única herramienta a la que sabíamos que teníamos que acudir, que era el rastreo de contactos. El número de rastreadores se ha ido ampliando en función del aumento de casos, pero sabemos que eso ya es ir con retraso”, critica.
La Comunidad de Madrid no descarta ahora recurrir al Gobierno central, después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ofreciera este martes a las comunidades un refuerzo de 2.000 efectivos militares para el rastreo de contactos. El consejero de Sanidad madrileño, Enrique Ruiz Escudero, ha admitido que este ofrecimiento es “bienvenido” y que pedirán al Ministerio que “determine esos perfiles para ver dónde pueden encajar”, ya sea para realizar encuestas epidemiológicas de búsqueda de contactos, para las que se necesitan técnicos de salud pública (un perfil más cotizado), o para llamar a diario a los pacientes para comprobar si están guardando el confinamiento o tienen síntomas.
Demasiados pacientes con síntomas
Uno de los datos que ponen de manifiesto las dificultades de rastreo de Madrid es la tasa de asintomáticos que se detectan del total de casos registrados. Según el último informe del Instituto de Salud Carlos III, el porcentaje de casos asintomáticos que detecta la Comunidad de Madrid apenas supera el 20%, cuando otras comunidades como Andalucía, Asturias, Galicia y Castilla y León están en torno al 60%.
Esto supone que aproximadamente el 80% de los contagios que notifica Madrid son de pacientes con síntomas. “Si el porcentaje de sintomáticos es muy alto, significa que se están escapando muchos casos”, afirma Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública en la Universidad Miguel Hernández y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). “La media española está en torno al 55% y la mayoría de comunidades se acercan a esa tasa, pero hay otras, como Madrid, que se aproxima al 80%. Si casi todos los casos que se detectan son sintomáticos, quiere decir que la cosa no acaba de ir bien”, explica.
Aunque a Hernández no le gusta “señalar a comunidades”, el epidemiólogo entiende que “varias no respondieron bien cuando hubo una baja incidencia y se les pidió que hicieran lo posible por controlar los brotes”. “Sabíamos que iba a haberlos, pero dijimos: ‘Si los hay, han de ser muy controlados, muy circunscritos, y hay que realizar rápidamente pruebas a todos los casos del entorno y hacer un nuevo seguimiento de contactos’. Por lo visto, algunas comunidades no lo entendieron, y el resultado se está viendo ahora”, apunta.
“Todo hacía prever” quiénes serían los principales damnificados
En Madrid, la epidemia está afectando especialmente a las zonas más humildes del sur, y Javier Padilla no se muestra en absoluto sorprendido. “Todo hacía prever que si la situación explotaba por un lado, sería por ahí”, señala, haciendo referencia a las desigualdades de la capital. “Esta relación de más pobreza, más contagios se produce en todo el mundo, en todos los municipios y a todas las escalas que queramos”, sostiene. “La desigualdad y las malas condiciones (no tener una alternativa habitacional para aislarse, no tener una alternativa de empleo para teletrabajar, tener que exponerse más) suponen un mayor riesgo de infección”, sentencia el médico.
En su opinión, el transporte público es uno de los focos sobre el que la Comunidad de Madrid debería actuar. “Siempre lo hemos concebido como un activo en salud pública, porque además disminuye la contaminación, pero tiene que ser un transporte público bien dotado, y estamos viendo y viviendo unas imágenes en el metro que no parecen muy lógicas en plena pandemia”, denuncia Padilla.
A la pregunta de qué hacer en una situación como la actual, Javier Padilla responde con varias propuestas. “Es muy probable que en Madrid y en algunas otras comunidades haya que limitar la movilidad, hay que buscar la forma jurídica para cerrar de una vez los locales de ocio nocturno, ordenar inspecciones de trabajo para garantizar que se están cumpliendo las medidas de seguridad, hacer campañas verdaderamente masivas para concienciar de que en el ámbito privado también hay que llevar mascarilla si no estás sólo con los convivientes y, por supuesto, realizar estudios de contactos”, enumera.