Lucía Etxebarria explica su "ridículo" en 'Ven a cenar conmigo'
La escritora asegura que participó por dinero y cuenta qué le supuso, siendo antitaurina, coincidir con Víctor Janeiro.
Lucía Etxebarria fue la primera anfitriona de Ven a cenar conmigo: Gourmet Edition, una versión del reality de Cuatro con famosos estrenada este martes. En ella la escritora, la bióloga y actriz Ana Obregón, el vidente Rappel y el torero Víctor Janeiro celebran cenas en sus casas y el que resulte mejor puntuado por sus compañeros se llevará 3.000 euros.
Horas antes de la emisión de la grabación, Extebarria publicó un post en la web Allegramag en el que explicaba su paso por el programa y por qué salía "todo el rato tensa y con cara de perro", como aseguró en sus redes sociales.
"Esta noche aparezco en un programa que se llama Ven a cenar conmigo en el que hice el ridículo más espantoso", comienza su texto. "Qué por qué lo hice, me preguntan. Por dinero. A ver si os enteráis de una vez que trabajar en medios está infrapagado y que si eres autónomo tiene que pagar la cuota de autónomos cada mes", reconoce la escritora. Según cuenta, de sus colaboraciones no le quedan limpios "ni 800 leuros al mes".
Etxebarria también se dirige a aquellos a quien no les parezca digno que acceda a participar en este tipo de formatos televisivos: "A mí me parece dignísimo mantener a mi hija yo solita [...] yo no tengo ninguna cuenta en las islas Caimán ni me han pillado en ningún episodio de corrupción. Ni tampoco he recibido una subvención en los días de mi vida".
La autora asegura que hizo "el ridículo" porque le resultaba "imposible" cocinar "con una cámara pegada a la cara", repitiendo tomas y por el cansancio de las largas jornadas de rodaje. "Me puse de los mismos nervios, me enfadé con el productor [...] y acabé tirándolo todo y haciendo un estropicio infame", añade.
También dedica varios párrafos sobre cómo fue tener en su casa al torero Víctor Janeiro —de cuya participación no había sido avisada—, siendo ella antitaurina: "Resultó ser un tipo muy sensato y llegamos a una entente cordiale, Ninguno de los dos se sobraría con el otro y el tema de los toros quedaría fuera de la mesa, literalmente". "Espero que ambos hayamos dado al menos a la gente una lección de civilización", escribe.