Los 'Yayoflautas' recuerdan el 15-M diez años después: "Aunque mayores, no estamos vencidos”
Integrantes del movimiento ciudadano que surgió a raíz de los quincemayistas analizan qué queda de todo aquello.
“Somos los viejos del 15-M, uno de sus productos”, arranca entre risas Ovidio. A sus 68 años, este palentino se reconoce con orgullo como el ‘yayoflauta’ que es. En definitiva, un indignado más con el sistema que, al calor de las protestas de 2011, siguió el movimiento de cerca y acabó uniéndose a los jóvenes para reclamar un futuro digno.
“Nos interesamos por el tema pero en realidad no nos constituimos hasta un año después”, aclara. “Y todo porque en la manifestación del 1 de mayo de 2012 mi mujer y yo vimos por la calle a un señor con un cartel en el que ponía “Yayoflautas de Madrid”, y conocíamos que este grupo ya estaba activo en Barcelona”, describe.
“Así que empezamos a hablar”, añade. Tan solo un día después ya eran media docena y el 15 de mayo asistieron a la manifestación con su primera “pancartita” propia, recuerda.
“Nuestro primer contacto con el 15-M como grupo fue en el centro social del momento, en Lavapiés, y al entablar conversación con la gente nos dimos cuenta de que era una juventud encantadora, con proyectos muy ilusionantes y de la que fuimos aprendiendo poco a poco”, relata.
Suma de reivindicaciones
“Lo que reivindicábamos, de algún modo, se sumaba a todo lo que planteaba esta corriente. Veíamos cosas en la política que no funcionaban. Algunos llevábamos tiempo en otros movimientos pero procedíamos de ambientes muy distintos”, explica. “Lo integraba gente que se había dejado la vida para dar unos estudios a sus hijos, para que ellos sí tuvieran un futuro mejor, y que se acababan dando cuenta de que estaban bien formados pero carecían de trabajo y oportunidades”.
Para Ovidio, algunos de los lemas de entonces vistos ahora parecen “casi proféticos”. “Aquello del ‘no hay pan para tanto chorizo’, por ejemplo. Era impensable la cantidad de porquería y de mangantes que tenemos dentro de la política”, señala. “Pero sobre todo, lo que nos llamó la atención fue esa manera directa de hacer las cosas”.
“Fue un movimiento muy didáctico, abierto a todo el mundo, y eso enganchaba. No soy un experto en política pero tengo mi opinión y la puedo dar como cualquiera en una plaza con respeto”, apunta. “El propio sistema de asambleas, que hacía muchísimo tiempo que no se veía, efectivamente hacia despertar”.
“Nuestra generación, que desde la juventud había participado en la transición, daba por hecho que había poco más que hacer y arrastraba mucha frustración a las espaldas”, destaca. “El 15-M lo que vino a decirnos es que sí se podía hacer las cosas de otra manera”.
Una oportunidad desaprovechada
En ciertos aspectos, para este ‘yayoflauta’ aquel despertar se convirtió también en pesadilla. “Ahora vivimos peor y somos mucho más conscientes de ello. Con esto se confirma que las denuncias eran ciertas”, recalca.
“Vemos clarísimamente cómo se han financiado muchos partidos ilegalmente que si en vez de en política estuvieran en el deporte, ya estarían expulsados. Vemos como la economía está en manos de unos pocos y el Estado no hace nada para que rindan cuentas. Y vemos una fiscalidad solo ventajosa para multinacionales y grandes fortunas. Todo eso genera frustración”, añade.
Para Ovidio, el sistema no ha aprovechado la oportunidad de mejora que brindaba el 15-M para situarse realmente al servicio de la ciudadanía. “Se ha enquistado intentando aislar a cualquier cuerpo extraño como ha podido ser Podemos”, argumenta.
Según Dulce, otra de las integrantes del colectivo, después de diez años de todo aquello no queda más que el recuerdo de una época. “Parecía que aquel cambio iba a ir a alguna parte. Participaba muchísima gente y de allí salieron grandes amistades. De pronto, personas que no habían hablado en público en la vida lo hacían ilusionadas, pero pasó el momento y hemos vuelto a la política de siempre”, sostiene. “El cambio social no ha calado. ¿Qué es eso de que todos somos clase media?”, enfatiza.
A pesar de todo, su lucha es incansable. “Nuestro empeño como ‘yayoflautas’ es continuar perfeccionando nuestra manera de actuar y denunciar las injusticias, pero hemos sido un movimiento muy maltratado por un sistema que no ha sacado conclusiones”, destaca Ovidio. “Aunque sospechamos que el parón por la pandemia se puede aprovechar para que sigamos quedándonos en casa, esto no sucederá”, asegura. “Ahí estamos. Aunque mayores, no vencidos”.