Vigilantes parapoliciales blancos y fuerzas de seguridad en EEUU: amigos de toda la vida
Los últimos datos revelan que las milicias armadas de extrema derecha, a menudo con la ayuda de agentes, han amenazado a manifestantes en casi 500 ocasiones desde la muerte de George Floyd a manos de la policía.
Antes de que el martes por la noche Kyle Rittenhouse supuestamente abriera fuego contra manifestantes antirracistas en Kenosha (Wisconsin), matando a dos personas e hiriendo de gravedad a una tercera, un vídeo mostraba a policías que básicamente calificaban a este chico de 17 años como un reemplazo.
Rittenhouse caminaba por las calles de Kenosha portando un rifle de asalto junto a otros hombres blancos armados, una supuesta milicia local formada con el presunto objetivo de proteger las propiedades privadas de posibles agresiones por parte de los manifestantes.
“Os lo agradecemos, chicos, de verdad”, se puede oír que dice un policía por un altavoz al grupo antes de pasarle una botella de agua a Rittenhouse.
Se trata una escena familiar en la historia estadounidense: funcionarios del estado reclutando vigilantes parapoliciales blancos armados para ayudar a sofocar de forma violenta movimientos a favor de la justicia y la liberación racial (”los policías y el Klan van de la mano″, dice el cántico habitual de la protesta).
Por eso, no fue ninguna sorpresa ver a Rittenhouse, en otro vídeo publicado el martes, caminar hacia la policía después de matar supuestamente a dos manifestantes, o que no fuera detenido hasta el día siguiente, cuando fue arrestado en su casa en Illinois.
Un levantamiento histórico contra la brutalidad policial ha recorrido el país en los últimos meses; los hostiles vigilantes de derecha han sido una presencia amenazadora constante. Estos vigilantes, a quienes a menudo se les ha visto patrullando en las protestas del movimiento Black Lives Matter con el apoyo tácito y a menudo explícito de las fuerzas policiales, han disparado a manifestantes, los han embestido con vehículos y los han golpeado.
Asimismo, a medida que se intensifican las tensiones políticas por las elecciones presidenciales de este otoño, con un presidente que suele calificar a los manifestantes contra el racismo de ”delincuentes″ y “terroristas”, y con las fuerzas policiales reaccionarias desesperadas por sofocar el clamor que pide su propia abolición, hay una preocupación real de que la violencia mortal de los vigilantes que pudo verse en Kenosha se repita en otros sitios.
Una ola de violencia a manos de vigilantes blancos
Los vigilantes blancos y agentes de extrema derecha han mostrado su oposición a las protestas del movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos 497 veces este año, según la información recogida por Alexander Reid Ross, un posgraduado del Center for Analysis of the Radical Right. Comenzó a recopilar datos el 27 de mayo, dos días después de que la policía de Minneapolis matara a George Floyd, y continuó hasta esta semana.
El conjunto de datos que Ross compartió con HuffPost documenta un sorprendente nivel de violencia dirigida a los manifestantes y ejercida por la extrema derecha, como muestran los 64 casos de agresión o 38 incidentes de vigilantes clandestinos embistiendo con sus coches a los que se manifestaban. Se registraron incluso nueve ocasiones en las que se abrió fuego contra los asistentes a la manifestación.
En total, este verano violento deja seis manifestantes con heridas de bala. Tres de ellos, fallecidos.
El conjunto de datos de Ross también incluye 387 incidentes de intimidación, por ejemplo, entre los que figuran personas que profieren consignas racistas, amenazan o blanden armas de fuego.
“No hay nada con qué compararlo”, señaló Ross a HuffPost. “No he visto nada como esto en la vida”.
Los datos que Ross recopiló de publicaciones en redes sociales, informes de prensa y el proyecto US Crisis Monitor de ACLED con la colaboración del grupo Political Research Associates y del Institute for Research and Education on Human Rights, incluyen algunos episodios angustiosos de violencia.
Un sargento del Ejército de EEUU, que previamente había publicado algunos tweets alentando a ir a por activistas del movimiento Black Lives Matter, disparó y mató a un manifestante en Austin (Texas).
Los manifestantes del Black Lives Matter que estaban caminando por una zona rural del condado de Bedford (Pensilvania) declararon que un hombre de raza blanca abrió fuego contra ellos por la noche, y los impactos alcanzaron a uno de los manifestantes en la cara.
En Iowa City (Iowa) un hombre supuestamente embistió con su coche a un grupo de manifestantes y, según una demanda penal, después justificó el ataque declarando ante la policía que los manifestantes necesitaban “un cambio de actitud”.
El redoble constante de estos relatos durante el verano ha coincidido con caso tras caso de policías y guardias nacionales apoyando o colaborando abiertamente con fascistas y vigilantes parapoliciales blancos.
Ross comentó que el conjunto de datos incluye dos docenas de incidentes en los que se recibió aprobación o apoyo de las fuerzas de seguridad. Por ejemplo, un sheriff de Arizona anunció que crearía un “pelotón civil” para ayudar a “mitigar la anarquía” durante épocas de “disturbios extendidos”.
En California, se vio a un ayudante del sheriff llevando un parche de la milicia III Percenters en el uniforme mientras patrullaba en una manifestación. Asimismo, en Portland (Oregón), los agentes permitieron al grupo neofascista Proud Boys atacar a los manifestantes en la calle.
También aparecieron imágenes alarmantes de policías adulando a activistas de extrema derecha: en Georgia se fotografió a un agente chocando el puño con un miembro de una milicia armada, y unos agentes en Filadelfia posaron para una foto amistosa con vigilantes parapoliciales que recorrían las calles de la ciudad con bates de béisbol.
Este verano todavía se dieron más casos de policías disfrutando de la violencia ejercida contra los manifestantes.
Se suspendió a un jefe de policía de Sioux Rapids (Iowa) durante dos semanas por escribir un comentario en Facebook animando a la gente a embestir con sus coches a manifestantes del movimiento Black Lives Matter.
“PISAD EL ACELERADOR Y AGUARDAD LOS BACHES”, escribió.
Además, en Wilmington (Carolina del Norte), despidieron a tres policías de raza blanca después de aparecer en grabaciones profiriendo insultos raciales mientras hablaban de masacrar a protestantes negros.
“Vamos a salir y empezar a masacrar a estos negros de mierda”, comentó uno de los policías.
“Vamos a borrarlos del puto mapa”, dijo el mismo policía. “Que vuelvan cuatro o cinco generaciones atrás”.
Un informe publicado esta semana por el antiguo agente del FBI Mike German, ahora miembro del centro Brennan Center for Justice de la Universidad de Nueva York, documentó cómo la policía se ha relacionado con “grupos de supremacistas blancos o actividades de militancia de extrema derecha” en más de una docena de estados desde el 2000.
“En un momento en que la iniciativa de dejar de invertir en la policía gana terreno, la policía se comporta de una forma que precisamente justifica esos esfuerzos”, declaró German a The Guardian.
Defensa del orden racial
Nick Estes un profesor de Estudios Americanos en la Universidad de Nuevo México y autor del libro Our History Is The Future (Nuestra historia es el futuro), recuerda escuchar a principios de este verano la radio policial cuando surgió la milicia armada New Mexico Civil Guard para acosar y atacar a manifestantes contra el racismo en Albuquerque.
Comentó que se podía escuchar a los policías referirse en la radio a este grupo de vigilantes parapoliciales, fundado por un neonazi, como “amigos muy armados”.
Poco tiempo después, uno de esos “amigos” disparó e hirió de gravedad a un manifestante contra el racismo.
Estes alega que es importante recordar la historia del vigilantismo o vigilancia clandestina de personas de raza blanca en Estados Unidos para comprender cómo funcionan estos grupos fascistas en nuestra sociedad actual y cómo a menudo han demostrado ser estrechos compañeros de las fuerzas de seguridad.
“La Segunda Enmienda se creó específicamente para armar a los colonizadores blancos frente a esclavos fugitivos y esclavos africanos, así como para matar a nativos en la frontera”, afirmó Estes.
Si pasamos al periodo de la reconstrucción después de la Guerra de Secesión, comenta Estes, veremos la aparición del Ku Klux Klan, un grupo de vigilantes blancos que usaron la Segunda Enmienda para aterrorizar a afroamericanos. Décadas más tarde, durante la época de Jim Crow, los ciudadanos armados a menudo atacaron a afroamericanos en localidades o barrios del país poblados exclusivamente por blancos, con poca o ninguna intervención de las fuerzas de seguridad.
Además, vemos la violencia de las “ciudades fronterizas”, asentamientos con mayoría de blancos que rodean reservas de nativos americanos, donde los vigilantes blancos han mutilado y asesinado a indígenas durante generaciones. Las fuerzas policiales a menudo han mirado hacia otro lado.
“Estos vigilantes blancos de la actualidad no tergiversan la historia”, comenta Estes. “En realidad, defienden el origen de la Segunda Enmienda”.
Lo que sucede ahora, añadió, es “una intensificación de ese tipo de vigilancia ciudadana” como respuesta a una marea de organizaciones antifascistas y del movimiento Black Lives Matter.
Steven Gardiner, un analista e investigador de Political Research Associates, un think tank de justicia social que vigila a la extrema derecha, comentó que se ha producido un “aumento enorme” en las actividades paramilitares de la derecha durante este año.
Ha ganado fuerza, afirmó, durante las protestas contra las medidas del confinamiento dirigidas a contener la expansión del coronavirus. Milicias armadas rodearon, y a menudo incluso entraron, en capitolios estatales, lo cual demostró la estrategia de no intervención que a menudo los gobiernos siguen con los vigilantes blancos.
En las manifestaciones del Black Lives Matter surgidas tras la muerte de Floyd a manos de la policía, grupos dispares de vigilantes y paramilitares, como Boogaloo Bois, III Percenters, Oath Keepers, Proud Boys y nacionalistas blancos, se convirtieron en un elemento habitual de las contraprotestas de los grupos de derecha.
“Si observamos las contraprotestas donde aparecen personas armadas, los policías casi siempre se enfrentan a los manifestantes del movimiento Black Lives Matter y por la justicia racial, y no a los manifestantes contrarios armados”, afirma Gardiner.
Esto, comenta, ha creado un ambiente en el que los grupos paramilitares se sienten alentados.
“De cara al futuro, hay que replantearse seriamente la permisividad de la que han gozado los paramilitares armados al recorrer las calles de las ciudades y localidades de nuestro país como si fuera algo normal”, declara Gardiner. “No tiene nada de normal. No queremos vivir en una zona de guerra”.
La receta para el desastre
Los próximos meses podrían ser traicioneros, puesto que varias facciones armadas alineadas con el Estado, incluyendo milicias privadas, la Guardia Nacional o departamentos de sheriffs y policías municipales, podrían recalar en más ciudades como Kenosha, donde estalló una revuelta particularmente intensa después del tiroteo de Jacob Blake ocurrido esta semana.
Además, el presidente Donald Trump podría enviar más tropas federales del Departamento de Seguridad Nacional, como las que se han visto este año arrollando a manifestantes en furgonetas sin identificar tanto en Portland como en Chicago.
“Es una receta para el desastre”, comenta Gardiner. “Como mínimo, es necesario definir quién está al mando, así como entender las normas de participación de las fuerzas de seguridad y de la Guardia Nacional, y los papeles que van a asumir cada uno”.
Mientras tanto, los medios de derecha y el Partido Republicano liderado por Trump están resueltos a echar más leña al fuego.
El miércoles por la noche, el presentador de Fox News Tucker Carlson intentó justificar el supuesto asesinato de manifestantes contra el racismo en Kenosha.
″¿Cómo de consternados estamos de que niños de 17 años con rifles decidieran mantener el orden porque nadie más lo haría?”, preguntó a millones de telespectadores en el programa Tucker Carlson Tonight.
Al día siguiente, algunos parlamentarios republicanos, entre ellos Matt Gaetz (Florida) y Paul Gosar (Arizona), emitieron comunicados donde parecían defender a Rittenhouse, argumentando que en cierto modo había actuado en defensa propia.
El impulso de esta propaganda de la derecha apenas resulta sorprendente, teniendo en cuenta la oposición entre MAGAverse y los manifestantes del Black Lives Matter.
En la Convención Nacional Republicana a comienzos de esta semana, el Partido Republicano decidió presentar a Mark y Patricia McCloskey, los seguidores blancos de Trump que se enfrentan a cargos por apuntar con armas a manifestantes del Black Lives Matter en St. Louis este verano. Dieron un discurso en horario de máxima audiencia repleto de dobles sentidos racistas dirigidos a votantes blancos de las afueras de la ciudad.
“Sabéis que nos somos el tipo de persona que se echa atrás”, dijo Mark McCloskey. “Por suerte, tampoco Donald Trump. El presidente Trump defenderá el derecho divino de todos los estadounidenses de proteger sus viviendas y a sus familias”.
Los McCloskey no son los únicos vigilantes blancos que han mostrado entusiasmo por el presidente este año.
″¡Mitin de Trump!” es el texto que acompaña a un vídeo de TikTok grabado desde la primera fila en un evento del mes pasado de la campaña de Trump. El vídeo se publicó en una cuenta con las palabras “BLUE LIVES MATTER” (las vidas azules importan) y “Trump 2020″ en su biografía.
El propietario de la cuenta es un chico de 17 años llamado Kyle Rittenhouse. Ahora está en la cárcel y se enfrenta a sendos cargos por asesinato en primer grado.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en HuffPost.com