Los tentáculos de Vox en Latinoamérica
Sus visitas y amigos de la "Iberosfera", su manifiesto contra el "yugo totalitario" del comunismo, sus campañas calcadas... Pese a tener un discurso ultranacionalista, la agenda de Vox es transnacional.
Vox quiere levantar “un muro infranqueable” para “proteger” a España, pero la ideología que enarbola el partido no entiende de fronteras. El pasado mes de septiembre, una comitiva de Vox hizo una pequeña gira por Latinoamérica, en la que primero pasó por México —con Santiago Abascal como cabeza de cartel— y luego por Perú, hasta donde se desplazaron los ‘teloneros’: el eurodiputado Hermann Tertsch, el vicepresidente económico de Vox Víctor González y el director de Disenso, Jorge Martín Frías.
La elección de estos dos países no fue casual, y acabó resultando paradigmática. Mientras que en México sus anfitriones, senadores del Partido de Acción Nacional (PAN), acabaron renegando de Vox y borrando las fotos del encuentro, parece que en Perú la semilla germinó mejor, y la excandidata a la presidencia Keiko Fujimori intervino después de forma virtual en el evento de Vox ‘Viva 21’, celebrado el 9 y el 10 de octubre.
“Compartimos con ustedes la defensa de la vida y de la familia”, dijo Fujimori en su mensaje ante los seguidores de Vox reunidos en Madrid. La política, para quien la Fiscalía peruana pide 30 años de cárcel por lavado de activos, cargó también contra el “socialismo del siglo XXI, esa corriente nefasta, empobrecedora y enemiga del desarrollo que ha envenenado por décadas a nuestros jóvenes y tergiversado nuestra real historia”.
El objetivo oficial de la visita de Vox a México y Perú era “tender puentes con otros actores políticos de la Iberosfera”, según explicó la Fundación Disenso —el think tank de Vox para dar la “batalla cultural”— al periodista Diego Salazar, que escribió en el Washington Post sobre aquel viaje. La respuesta que obtuvo Salazar por parte de Disenso trataba de abonar esa “suerte de teoría de la conspiración global según la cual hay un avance del comunismo internacional liderado por el Foro de São Paulo, Venezuela y Cuba”, cuenta a El HuffPost el periodista y autor de No hemos entendido nada.
Una Carta contra el “yugo totalitario” que amenaza a la “Iberosfera”
La teoría a la que hace referencia Salazar es la misma que desgrana la Fundación Disenso en su Carta de Madrid, un manifiesto publicado en octubre de 2020 en el que los firmantes —desde opositores cubanos y venezolanos hasta la presidenta de Fratelli d’Italia o el hijo del presidente de Brasil, Eduardo Bolsonaro— denuncian el “yugo totalitario” bajo el que se encuentra “secuestrada” una parte de la región a la que ellos llaman ‘Iberosfera’, un término inventado por el propio Vox. De hecho, la firma de esa Carta de Madrid y el deseo de “detener el avance del comunismo” fue el objeto del encuentro entre Abascal y los senadores del PAN, tal y como publicaron —y después borraron— los mexicanos.
Salazar, peruano afincado en México, explica que fueron los propios medios de comunicación mexicanos los que “avergonzaron” a sus senadores por hablar de la defensa del país mientras “se sentaban a la mesa con la ultraderecha de Vox”. Al final, algunos miembros del PAN sí que firmaron la Carta de Madrid; otros, como la senadora Xóchitl Gálvez, se desligaron con mensajes tan elocuentes como este: “Yo, con VOX… ni a la esquina”.
En Perú, un país inmerso en una profunda polarización tras la victoria del izquierdista Pedro Castillo y la negativa de Fujimori a admitir su derrota, la acogida mediática de Vox fue distinta, y nadie se escandalizó demasiado por la visita de sus representantes. En todo caso, señala Salazar, el grueso de sus apariciones mediáticas tuvo lugar en Willax, un canal que el periodista describe como “una suerte de Okdiario peruano”.
Los vínculos de Vox con Latinoamérica no son nuevos, en cualquier caso. “Tienen discursos ultranacionalistas, pero sus agendas son transnacionales”, afirma la politóloga y latinoamericanista Almudena Cabezas, que se refiere al partido, a sus fundaciones —Disenso, Denaes y La Gaceta de la Iberosfera, parte del Grupo Intereconomía— y a sus organismos “satélites”, que van desde Hazte Oír hasta la Fundación Franco, cita esta profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid.
Cabezas es, además, coautora del Mapeo de actores y repertorios de odio junto con Paula Medina García, un estudio donde se analizan los discursos de odio de organizaciones en España y la Unión Europa, se desmenuzan sus conexiones con Latinoamérica y, en definitiva, se “contextualiza a Vox” dentro del panorama internacional, explica Cabezas.
Todos los satélites de Vox
El informe, elaborado a instancias de la Asociación de Investigación y Especialización sobre Temas Iberoamericanos (AIETI), constata que “alrededor de Vox se identifica una red de organizaciones, fundaciones y medios de comunicación que difunden sus discursos y posicionan en el debate público los temas que componen su relato”.
El mapeo de redes de la extrema derecha demuestra, por un lado, que Vox “mantiene fuertes sus vínculos con las viejas élites conservadoras del país” —Fundación Francisco Franco, Abogados Cristianos, Grupo Intereconomía— pese a su discurso anti-establishment; por otro lado, pone de relieve su dimensión transnacional, revelando “conexiones con una pléyade de organizaciones numerosas, financiadas y respaldadas por gobiernos afines —entre otros, la anterior Administración Trump en EEUU, el gobierno Bolsonaro en Brasil o el Centro Democrático en Colombia— y con estrechos intereses empresariales”.
Las conclusiones de Almudena Cabezas tras realizar esta investigación son que Vox “tiene una red muy bien nutrida de organizaciones en todo el mundo”, que hay “muchísima financiación cruzada” y que “estos nexos existen desde hace tiempo”, y en dirección de ida y vuelta.
Del “con mis hijos no te metas” al ‘pin parental’
La investigadora cita como ejemplo la campaña de la derecha peruana “Con mis hijos no te metas”, que logró frenar hace cinco años una reforma educativa “interesantísima” e inclusiva, y que después llegaría a España en forma del llamado ‘pin parental’. O el autobús con el lema “Las niñas tienen vulva, los niños tienen pene” del lobby ultracatólico Hazte Oír —cuya relación con Vox está más que demostrada— , que tras su paso por España continuó su viaje por Chile y Nueva York.
La publicación de la Carta de Madrid y la mini gira latinoamericana de Vox no suponen, para Almudena Cabezas, un giro nuevo en la estrategia del partido o de la derecha radical en general, pero sí un recordatorio imperialista de que España es “la madre patria”, de que “vosotros sois lo que sois gracias a nosotros”, apunta.
Ya lo dijo Abascal en el evento Viva 21, previo a la fiesta del 12 de octubre. “Qué orgullo sabernos herederos de los que descubrieron el nuevo mundo, que pusieron fin al genocidio de los indígenas, de los que inventaron el imperio solar español, que era el imperio de los derechos humanos”, pronunció el líder de Vox, usando un concepto, el del “imperio solar español”, cogido de un himno falangista.
Hasta dónde llega la “guerra cultural”
Curiosamente (o no), en estos momentos en España casi se identifica más al Partido Popular que a Vox con esa ‘batalla cultural’ imperialista, principalmente después de la intensa campaña de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso por la “hispanidad” y contra el “indigenismo”, a la que después se sumaron su líder Pablo Casado, el expresidente José María Aznar y el flamante director de la Oficina del Español, Toni Cantó.
“A veces Ayuso adelanta a Vox por la derecha”, comenta con sorna el periodista Diego Salazar, que recuerda que la madrileña también se apuntó en su momento al bulo de que el actual presidente de Perú, Pedro Castillo, había ganado las elecciones por medio de fraude.
Salazar considera que lo hizo inspirada por Mario y Álvaro Vargas Llosa, simpatizantes de Ayuso y contrarios a Pedro Castillo (en el PP también tienen sus propias conexiones latinas), pero el periodista no cree que el Partido Popular tenga ahora mismo la necesidad de invertir “tiempo y esfuerzo” en llevar “esta guerra cultural a terreno latinoamericano”.
Por otro lado, Isabel Díaz Ayuso también aparece en el Mapeo del odio de AIETI por sus coqueteos con el discurso antimigrantes, el preferido de la extrema derecha en Occidente, que en cualquier coyuntura utiliza a los inmigrantes “como chivo expiatorio”, señala Almudena Cabezas.
En Latinoamérica este no era el caso… hasta ahora. Tradicionalmente tierra de emigrantes, los países sudamericanos no se habían visto confrontados hasta hace poco a una llegada masiva de extranjeros a sus fronteras, pero la crisis humanitaria en Venezuela ya ha llamado a sus puertas, y la xenofobia también ha prendido allí.
El mes pasado, cinco mil chilenos emprendieron una marcha antimigrantes en la que acabaron quemando los objetos personales de un grupo de venezolanos sin techo, incluido un carrito de bebé, en la ciudad de Iquique. Mientras que el Gobierno del conservador Sebastián Piñera defendió el desalojo de los venezolanos y avisó de que seguiría expulsando migrantes en situación irregular, organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional denunciaron estos “crueles acontecimientos” como fruto “de una política de gobierno que ha apuntado a criminalizar la migración, vinculándola a la delincuencia e incentivando discursos intolerantes hacia las personas extranjeras”. Por desgracia, esto también nos suena en España.