Los sambenitos de Sánchez y Feijóo en esta carrera electoral
El presidente del Gobierno no logra centrar el debate en la economía y la izquierda presiona al líder del PP por sus posibles pactos con Vox
Cada cual tiene lo suyo. Su propio sambenito. Pedro Sánchez quería iniciar el curso político hablando exclusivamente de economía. Los apocalípticos se equivocaron y la situación de España es mejor a la de los países de nuestro entorno, saca pecho. Pero las polémicas le siguen acechando. Alberto Núñez Feijóo arrancó el año con fichajes sorpresa para reforzar su imagen de centralidad, que el resto de partidos trata de erosionar recordándole que muy probablemente tendrá que pactar con Vox tras las elecciones de mayo.
Los planes del Ejecutivo, adelantados por El Huff Post, consistían en sofocar el mayor número de incendios políticos antes de concluir el año para iniciar la precampaña reivindicando su gestión económica. La tesis era que, con el paso de las semanas, los españoles se irían olvidando de la sedición y la malversación. Pero todas las alarmas se han encendido esta semana, cuando la Audiencia Nacional ha pedido revisar delitos de corrupción tras la rebaja de la malversación.
En el PSOE interpretan que su votante puede llegar a aceptar la eliminación del delito de sedición -el juez Llarena ya ha eliminado la sedición contra Puigdemont pero mantiene la busca y captura por malversación y desobediencia- pero sería “demoledor que empezáramos a ver corruptos beneficiándose de una reforma de Sánchez con las elecciones a la vuelta de la esquina”, en palabras de un líder autonómico.
Una “pesadilla” de la que El País daba el viernes más detalles: el juez de la Audiencia Nacional del caso Púnica ya ha preguntado al fiscal si debe archivar la causa para algunos de los acusados. Un extremo que el Ejecutivo niega que se vaya a producir aunque su portavoz, Isabel Rodríguez, evitó el martes al término del Consejo de Ministros comprometer su palabra. “El objetivo claro de la reforma es no despenalizar ningún tipo de corrupción”, dijo ante la insistencia de los periodistas.
El pesar también se extiende en los círculos socialistas por el aluvión de rebajas de condenas por delitos sexuales en aplicación de la ley del sólo sí es sí. Y más aún después de que la número dos de Irene Montero, la secretaria de Estado de Igualdad, frivolizara entre risas con la salida de prisión de los agresores sexuales en un foro de Unidas Podemos. “De los creadores de ‘las personas van a ir al Registro a cambiarse de sexo todas las mañanas’, llega ’los violadores a la calle”, afirmó Ángeles Rodríguez.
“Palabras injustificables. No están a la altura de la responsabilidad que supone un cargo de tanta trascendencia”, según la secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández. Sánchez, de hecho, dio la orden a sus ministros de censurarla. Si bien, lejos de hacerlo, la dos de Montero acusó de “manipulación” y se reafirmó, aunque finalmente pidió disculpas.
Así las cosas, de lo que menos se habló esta primera semana de larga precampaña es de economía, pese a los intentos de Rodríguez al término del Consejo de Ministros y del propio Sánchez. “Por mucho que a algunos les pese, la apocalipsis no ha llegado ni va a llegar (…) Las previsiones nos siguen alejando de la recesión”, sentenció en un acto de la UGT. Según Moncloa, ahora es el PP el que “no quiere” hablar de economía por sus “enredos” con la excepción ibérica o los fijos discontinuos, y de ahí que quieren que sea su eje de acción.
Barones como Javier Lambán o Emiliano García-Page aplauden las medidas sociales del Ejecutivo, pero se muestran muy críticos con “las cesiones” a los independentistas o la ley de Montero, que sí creen que pesarán en las urnas. Y la cita con las elecciones se va acercando. Ximo Puig, además, ha sumado un enfrentamiento imprevisto con el Gobierno a consecuencia del trasvase Tajo-Segura. “Tenemos que poner por delante los intereses de la comunidad, el tema del agua es muy sensible y transversal”, deslizan socialistas valencianos. Puig ya ha dicho que será muy contundente contra Sánchez por esta cuestión, lo que aleja la fotografía de ambos de aquí a las elecciones.
Génova cree que Sánchez es “un activo tóxico” para los barones socialistas, y de ahí que intentarán que las cuestiones nacionales, que afectan al presidente, monopolicen la campaña. Su china en el zapato es la política de pactos posterior a los comicios. La mayoría de encuestas augura la victoria del PP pero lejos de la mayoría absoluta, tanto en las principales plazas autonómicas como también en las generales. Y por eso quieren seguir ensanchando su base electoral, recuperando la bandera de la moderación.
Un marco en el que se entienden los fichajes de Íñigo de la Serna y Borja Sémper, miembros del equipo de Soraya Sáenz de Santamaría en la primarias contra Pablo Casado, que perdió la otrora vicepresidenta. En especial el de Sémper, siempre de trato afable con los periodistas. “La radicalidad no tiene eco en la ciudadanía, y aspiro a contribuir a una política tan serena como los ciudadanos a los que representa”, se reivindicó el hoy portavoz de campaña, que tuvo choques importantes en el pasado con la denominada ala dura del PP.
Una estrategia de moderación que choca, en voz de sus rivales políticos, con sus alianzas. A saber, un posible acuerdo con Vox que incluya a miembros de este partido en los gobiernos autonómicos, como reclaman a las claras Santiago Abascal. De hecho, PSOE y también Unidas Podemos salieron en tromba a denunciar la “falsa” moderación del PP ante la intención del Ejecutivo de Castilla y León de que los sanitarios de la región ofrezcan a las mujeres que quieren abortar escuchar el latido del feto o ver una ecografía, extremo que al final fue corregido. Cabe recordar que el aborto es una de las cuestiones que el PP siempre intenta sacar del debate político.
Sea como fuere, y pese a la presión de la izquierda para que Feijóo se pronuncie con claridad sobre sus pactos futuros, los barones del PP que tienen opciones de ganar si suman sus votos a Vox son claros en privado, tal y como publicó El Huff Post esta misma semana: “Por Feijóo, no entrarían en ningún gobierno… pero las encuestas son las que son”, en palabras de uno de ellos.