Los primeros presos del ‘Procés’: un año con los ‘Jordis’ en prisión
Los dos activistas y sus entidades han tomado caminos distintos desde su entrada en la cárcel.
Este martes se cumple un año desde que los presidentes de ANC y Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, entraron en prisión preventiva sin fianza. Tras ellos, hasta 9 dirigentes catalanes más pisarían la cárcel. Se cumplen 365 días desde que la política catalana se situó en una situación de excepcionalidad que sigue condicionando las relaciones entre la Generalitat y La Moncloa. 12 meses desde que empezaron a aparecer lazos amarillos en las solapas de algunas chaquetas y en las calles de Cataluña, denunciando la existencia de "presos políticos".
Cuixart y Sànchez se enfrentan a una pena de entre 15 y 25 años de prisión cada uno, imputados por delitos de rebelión y sedición por haber organizado la manifestación del 20 de septiembre de 2017 en los aledaños de la Consellería de Economía. En su interior, agentes de la Guardia Civil estaban realizando un registro y los manifestantes impidieron su salida hasta casi 24 horas después. El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena equiparó lo sucedido a una "toma de rehenes mediante disparos en el aire".
Òmnium y ANC han marcado el compás de las masivas movilizaciones independentistas en Cataluña desde 2012. Su unidad de acción, que en momentos parecía inquebrantable, ha dotado al independentismo de una fuerza en la calle que empujó a los políticos a dar pasos unilaterales hacia la secesión. Después del 1 de octubre, sin embargo, las entidades y sus antiguos dirigentes han tomado caminos distintos hasta el punto de que la denuncia de la "represión" es a día de hoy una de las pocas cuestiones que sigue uniendo al independentismo.
Sànchez, en política. Cuixart, al margen
Desde su encarcelamiento, los dos activistas han tomado caminos muy distintos con un denominador común: ambos reiteran su apuesta por el diálogo y por una solución pactada con el Gobierno central, alejado de los postulados independentistas más beligerantes.
Jordi Sànchez se ha enrolado activamente en la política catalana. Fue número 2 de Carles Puigdemont en la candidatura de JxCAT e incluso candidato a la investidura durante unos días. Actualmente preside el grupo parlamentario y en JxCAT sostienen que mantiene una actividad "muy intensa" desde la prisión de Lledoners, convertido en uno de los centros de poder de la política catalana.
En su grupo parlamentario lo señalan como uno de los que se opuso más vehementemente a la suspensión de los diputados encausados que evidenció la pugna con ERC y ha dejado al independentismo sin mayoría parlamentaria. En una entrevista reciente con El Huffpost, Sànchez no escatimaba en reproches al partido liderado por Oriol Junqueras.
El expresidente de la ANC está también enfrascado en la creación de La Crida, un nuevo movimiento capitaneado por Puigdemont y el presidente de la Generalitat, Quim Torra, que pretende ocupar el espacio del PDeCAT. Las mismas fuentes consultadas señalan que Sànchez está participando "activamente" en la redacción de los postulados políticos de este nuevo partido, que se presentará el próximo 27 de octubre.
En el otro extremo está Jordi Cuixart, que sigue presidiendo Òmnium Cultural. Desde su entrada en prisión, ha rehusado participar en ningún partido político y ha tratado de no mojarse en las peleas partidistas. Cuixart rechazó múltiples ofertas para ir en distintas listas en las elecciones del 21 de diciembre y ha reforzado un perfil de activista sin vinculación política. Su esfuerzo en mantener la neutralidad y sus llamadas a la unidad en el secesionismo le han convertido en una voz autorizada en la mayoría de los sectores independentistas.
ANC y Òmnium toman caminos distintos
El idilio entre ANC y Òmnium tampoco ha resistido al escenario generado tras el 1 de octubre, probablemente condicionado por la situación de sus dirigentes. Òmnium sigue teniendo a su presidente en la cárcel mientras que la ANC está en manos de una dirección menos pactista que la capitaneada por Sànchez. Varios dirigentes independentistas atribuyen a Sànchez la presión a Puigdemont para que no declarara la independencia durante los días posteriores al referéndum en Cataluña así como la apuesta de dejar suspendida la primera declaración unilateral, el 10 de octubre de 2017.
La nueva presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, ha optado este año por dotar a la ANC de un perfil más beligerante ante el avance del protagonismo de los CDR. La ANC ha dejado de lado su tradicional imparcialidad y no ha escondido su preferencia por los postulados más combatientes de JxCAT, como por ejemplo la insistencia en investir a distancia a Puigdemont en enero.
El pasado 7 de octubre el secretariado nacional de la ANC aprobó reclamar al Govern que hiciera efectiva la república antes de diciembre, bajo amenaza de poner a los manifestantes en su contra. "Quién dentro del Govern no se vea con ánimo que haga un paso al lado y deje entrar a personas más decididas con esta estrategia", señalaba el documento. El vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, se desmarcó rápidamente de esta vía y aseguró que su organización no compartía el ultimátum de la ANC.
Ante la complejidad de la situación para el independentismo, Òmnium y ANC sólo coinciden en pedir a los políticos una "unidad de acción" de la que ellos carecen. En estos 365 días todo ha cambiado sobremanera en Cataluña: hay políticos en prisión, otros fugados en el extranjero y el idilio entre las entidades, los partidos y los manifestantes muestra claros signos de desgaste.