Los motivos de la ruina económica de Jesús Quintero
El periodista conocido como 'El loco de la colina' lo cuenta en primera persona.
Jesús Quintero está a punto de cumplir 81 años. El entrevistador de los largos silencios —que no era una pose, puesto que pasa “muchas horas callado— ha adoptado esta vez el rol opuesto, y se ha dejado entrevistar por Joana Bonet, la madre de una de sus hijas, para el número de Vanity Fair de agosto.
Hace cuatro años, Jesús Quintero regresó a su pueblo natal, San Juan del Puerto (Huelva), donde se volvió a casar. Aquel loco de la colina vive alejado del mundanal ruido, por eso “no ha desmentido tanta decadencia”. Por eso y porque no es “vengativo”, afirma: ”¿Tantas cosas han dicho de mí? A mí me gusta el misterio”.
El presentador reconoce que encadenó varias depresiones, hasta el punto de notar su influencia en el trabajo. “Tuve que tomar litio para entrevistar a Alfonso Guerra en la Moncloa, estaba en el suelo, con una gran depresión, y no quería anular la entrevista. Él no lo supo. Hay que ser un gran simulador, los parlamentarios lo son”, relata.
A pesar de haber amansado una fortuna, la ruina económica siempre le ha perseguido, principalmente porque el dinero “le ha quemado las manos”. Aunque “perder dinero no ha sido una tragedia”: “Voy pagando las deudas, los bancos siempre se han portado bien”. El periodista invirtió 400 millones de pesetas en varios negocios que acabaron en manos de otros, ese fue su gran error, reconoce.
En otra ocasión se tuvo “que comer” 50 millones de pesetas con los que había grabado una entrevista al periodista José María García para La noche de Quintero. Fue en 2007, TVE la “censuró y se rompió el contrato con la cadena”. “Yo preguntaba a García si alguien había pagado para quitarlo de en medio y me decía que sí. La revista indica que TVE justificó la censura porque García cargaba contra Florentino. Finalmente la entrevista se rescató en El Mundo TV.
Sobre las escuchas del caso Ausbanc explica: “Nos alquilaba el teatro para hacer un espectáculo. Yo hablaba con él para reclamar un pago. Era sinvergüenza, me pidió dar una conferencia en Madrid donde todos fumaban puros. Fueron a por mí”. En 2017 se encontró una conversación entre Quintero y el director de la entidad, Luis Pineda, en el que hablaban de embargos y de ruina.
Ahora, retirado, tranquilo y entrado en los ochenta, el periodista reconoce que no teme la muerte. “Creo que la muerte está bien pensada, porque si viviéramos sine díe, lo dejaríamos todo para el siglo que viene. El paso del tiempo nos sitúa”, reflexiona.