Los Mossos, entre los vítores en las manifestaciones, las dudas y los sentimientos enfrentados
El cuerpo policial vive desconcertado estos días, en medio de las llamadas de la Generalitat y las imágenes de las cargas del 1-O.
"Visca los Mossos", "Esta sí es nuestra policía". Aplausos, pasillos humanos. Los agentes de la policía autonómica se han convertido en objeto de vítores en todas las concentraciones independentistas a lo largo de las últimas jornadas. Los partidarios del referéndum les han hecho un símbolo de estos días.
Y más después del pasado domingo, cuando no impidieron abrir los colegios electorales y se produjeron cargas policiales en Cataluña por parte de los agentes de seguridad enviados desde el resto de España. Esas imágenes se han grabado profundamente en la mayoría de la sociedad catalana. Se reenvían continuamente por redes sociales y muchos ciudadanos expresan constantemente su indignación.
Centenares de miles de personas salieron este martes a las calles de Cataluña para mostrar su dolor precisamente por las actuaciones del 1-O. Y mientras los guardias civiles y policías reciben insultos y hasta ha habido concentraciones frente a la Jefatura Superior de Policía. El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, se ha trasladado hasta Barcelona este miércoles para apoyar a los agentes desplazados.
En este asfixiante camino hacia el abismo al que se dirigen Cataluña y España, hoy la Audiencia Nacional también ha llamado al jefe de los Mossos, Josep Lluis Trapero, para declarar como imputado el próximo viernes por un delito de sedición en la causa abierta el pasado 20 de septiembre por las movilizaciones ante la actuaciones de la Guardia Civil y la Policía para impedir el referéndum.
¿QUÉ SIENTEN LOS MOSSOS?
Son días que están sobrepasando a casi todo el mundo. ¿Cómo están los propios Mossos? Hay un desconcierto total, según reconocen en conversaciones bajo anonimato con El HuffPost fuentes del cuerpo.
Hay efectivos que están "dolidos" porque piensan que han estado pasivos, mientras que otros compañeros creen que se deberían haber posicionado más a favor de la independencia y de la Generalitat. "Es la misma separación y la misma fracción que hay en la sociedad catalana", reconocen las fuentes.
Se mezclan órdenes, sensaciones, contradicciones. Por un lado, como reconocen las fuentes, está el Gobierno de la Generalitat enviando el mensaje a la sociedad de que hay que desobedecer, que no pasa nada. "¿Dónde se pone el límite de la desobediencia? ¿En las leyes que quiere el Govern o en todas? Ese concepto para un policía es totalmente tóxico", comenta un mosso. Pero a esa sensación se ha unido, comenta, "cómo hemos visto una carga absolutamente desproporcionada por la Guardia Civil y la Policía sin ningún tipo de sentido de orden público, por una orden política".
En conversaciones entre compañeros, reconocen las fuentes, hay "angustia y preocupación" por lo que pueda suceder. Una pregunta también se hacen en la intimidad. "¿Qué tenemos que hacer?"
Y como muchos catalanes y españoles, las fuentes muestran su preocupación por la fase en la que se está entrando, de que ahora todo está más en manos de las "emociones y el azar" que del "raciocinio".
Los Mossos están ahora mismo en el epicentro de esta vorágine avasalladora que zarandea las sociedades catalana y española. La policía autonómica catalana vive unos días y unos meses complejos, dificilísimos. Este 1-O ha llegado apenas un mes y medio después de los atentados yihadistas en Las Ramblas y Cambrils, en los que la ciudadanía se volcó con los Mossos y se sucedieron constantemente las muestras de apoyo y solidaridad.
LA EVOLUCIÓN DE LA IMAGEN
La imagen de los Mossos no había sido siempre tan buena. Durante años, desde la izquierda y los movimientos sociales se denunció la dureza en cargas de los efectivos, por casos como el de Ester Quintana -que perdió un ojo por una bala de goma-, y los desalojos del 15-M en plaza Catalunya y Can Vies.
¿Qué pasa cuando se pregunta sobre esto en la calle? Gabriel, un joven camarero responde firmemente: "Se mantuvieron en una posición bastante neutral el 1-O, incluso a expensas de jugarse sus puestos de trabajo o ser imputado. He visto vídeos en los que se les caían las lágrimas poniéndose entre el pueblo catalán y la Guardia Civil. En el pasado han arremetido contra la población en manifestaciones, pero hay que reconocer ahora cuando las cosas se hacen bien. Es importante estar con ellos".
No tiene la misma sensación Lali, que está muy implicada en los movimientos sociales en el barrio de Sants y que circula en bicicleta por la ciudad: "Veo que sí hay un cambio de visión en la sociedad. Es una especie da amnesia. No comparto en absoluto esa admiración, han sido represores de movimientos sociales en los últimos años, solo hay que ver los desalojos".
Todavía falta mucho por ver. Y seguros que en muchas fotografías saldrán los Mossos. Por el momento, Trapero viajará el viernes a Madrid para comparecer ante la Audiencia Nacional.