Los ideales del Grupo Europa de la Libertad y la Democracia Directa
El partido que más hizo por la aprobación del Brexit y el Movimiento 5 Estrellas italiano se unen en un bloque antieuropeo, soberanista y populista.
El Grupo Europa de la Libertad y la Democracia Directa (EFDD) es hoy el séptimo grupo en importancia en el Parlamento Europeo. Una amalgama extraña de formaciones de izquierda y derecha, unidas por su rechazo a Europa, su defensa de la soberanía nacional y su carácter populista.
En la legislatura 2014-2019 ha contado con 48 escaños y las encuestas apuntan a que este 26 de mayo sacarán unos 45. Básicamente, el grupo volverá a sostenerse en sus dos pilares esenciales: el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP, 18 diputados) y el Movimiento 5 Estrellas de Italia (14). A ellos se suman parlamentarios sueltos de Francia, Polonia, Lituania, Alemania y República Checa. No hay ninguna formación española con ellos.
Sus rostros reconocibles, sus portavoces, son el británico Nigel Farage y el italiano David Borrelli. Sobre todo, el primero de ellos es quien ha llevado las riendas del grupo, en su empeño claro de reclamar menos Europa, menos control e intervención de Bruselas (para hacer leyes, para aplicar impuestos, para regular la pesca o la agricultura...), que desaparezca la moneda única, el libre mercado por encima de regulación alguna, la reducción de la burocracia comunitaria y, en fin, que se acabe el sueño de un superestado europeo.
Farage es bien conocido por haber sido uno de los principales defensores del Brexit, la salida del Reino Unido de la UE. Quien más mítines dio rechazando lo que hace Europa -en la que él lleva 20 años largos de parlamentario- y dando datos sobre por qué ir por libres, “soberanos y nuestros”, era lo mejor. Días después del referéndum sobre el divorcio comunitario, en 2016, tuvo que reconocer que había usado datos “erróneos” en su plan para meter miedo, garantizando que, si se iban de Europa, habría más dinero para sanidad. Pero ya habían ganado la consulta.
“Estamos con quien no quiere más Europa, ni se identifica con la bandera ni quiere himnos. Nosotros defendemos una Europa moderna donde se pueda comerciar y cooperar y donde haya respeto mutuo”, defiende. Un poco “cada uno en su casa y Dios (mercado) en la de todos”. Lo dice por enésima vez, cuando en 2014 se jactaba de que ya no tendría que presentarse a más elecciones porque el Brexit sería cosa hecha. Aún no, por eso vuelve a la carga.
Difícil de casar
UKIP va en un grupo difícil de organizar, porque ideológicamente son muy diferentes de los 5 Estrellas. Los italianos son críticos con el sistema de partidos de Italia y con la “actitud” de la UE para con ellos: demasiada tutela y demasiada poca ayuda, muchos socios a repartir y a poner de acuerdo, cuando los italianos se bastan. Defienden la autodeterminación, la independencia económica (de negocios y hasta de moneda) y la soberanía propia, pero con un toque más social y de izquierdas.
“En Europa, iremos más allá de la derechas y de la izquierdas, de los partidos de extrema derecha, de los partidos de izquierdas que han traicionado al pueblo, de los partidos de derechas que han traicionado a los empresarios, y nos convertiremos en protagonistas decisivos en el nuevo Parlamento europeo”, ha dicho en campaña Luigi di Maio, el vicepresidente de Italia (donde gobiernan con la Liga Norte) y líder del Movimiento.
No obstante, en los últimos meses, y pese el enfado de Farage, el partido italiano ha ido contactando con otras fuerzas pequeñas que podrían lograr representación en estas elecciones europeas y podrían sumarse a su grupo, en un abanico que incluye programas antidesahucios, grupos en defensa del empleo juvenil y hasta los chalecos amarillos de Francia.
Precisamente este acercamiento a los manifestantes galos causó en febrero una crisis diplomática entre Roma y París, con retirada de embajadores incluida. El Gobierno de Emmanuel Macron acusó a Italia de permitir “declaraciones desmedidas”, “ataques sin fundamento” y “sin precedentes” de dirigentes de 5 Estrellas contra su propio gabinete. Luego las aguas volvieron a su cauce.
Sus líneas maestras
Europa de la Libertad y la Democracia Directa está a verlas venir, como los Conservadores y Reformistas, a expensas de la evolución del Brexit, a lo que se suma la entrada o salida de aliados. A los nuevos socios que tantea la parte italiana del grupo, se suman los problemas que arrastran de la legislatura que acaba, en la que por poco se quedan sin grupo por la salida de una diputada letona que les dejaba sin la mínima (25 diputados de ocho países) para sumar. Acabaron abriendo la puerta al polémico Robert Jaroslaw Iwaszkiewicz, un polaco conocido por su cariño a las mujeres. “Estoy seguro de que hay unas cuantas mujeres que volverían a tener los pies en la tierra si los hombres les pegasen”, dijo en una ocasión.
Sumando y testando, la idea es defender un marco común. Tarea compleja, pero que se basa en “la libertad y cooperación entre pueblos de diferentes Estados”, explican en la web del Europarlamento. “Fiel a su compromiso con los principios de democracia, libertad y cooperación entre Estados nación, el Grupo es partidario de una cooperación abierta, transparente, democrática y responsable entre Estados europeos soberanos y rechaza la burocratización de Europa y la creación de un super-Estado europeo único centralizado”, sostienen.
Su segundo punto irrenunciable es el “respeto por la historia, las tradiciones y los valores culturales de Europa”. “Los pueblos y naciones de Europa tienen derecho a proteger sus fronteras y a reforzar sus propios valores históricos, tradicionales, religiosos y culturales”, añaden.
Además, como indican en su propio nombre, se adhieren al concepto de democracia directa, al entender que “se trata del mecanismo de control último de las élites políticas”. Como resumen en su eslogan,“your country, your future, your vote”, o sea, “tu país, tu futuro, tu voto”.
Su “carta”
Aunque de cara a 2019 ni siquiera han escrito un documento formal o memorando de propuestas electorales -tal es el cirio que tienen en el grupo-, sí que han difundo de nuevo los valores de su “carta”, que pueden suscribir los partidos que deseen formar parte del clan.
Es para todos los que “reconozcan la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas y la democracia parlamentaria”, dicen, de forma muy genérica, antes de afinar su marco de preferencias.
Así, en el apartado “Libertad y cooperación entre personas de diferentes Estados”, se muestran comprometidos con los principios de democracia, libertad y cooperación entre los Estados nacionales. “El Grupo favorece una cooperación abierta, transparente, democrática y responsable entre Estados europeos soberanos y rechaza la burocratización de Europa y la creación de un único superestado centralizado europeo”, señala.
También reclaman “más democracia y respeto de la voluntad popular”. Convencidos de que el “nivel legítimo para la democracia recae en los Estados nacionales, sus regiones y parlamentos”, ya que “no existe un pueblo europeo único”, este grupo se opone a una mayor integración europea (tanto en tratados como en políticas) que, a su juicio, “exacerbaría el déficit democrático actual y la estructura política centralista de la UE”. De nuevo, reclama la democracia directa para acabar con malas rutinas y vicios de las ”élites”, lo que 5 Estrellas llamaba también la “casta”.
Igualmente, están a favor de que “cualquier nuevo tratado o modificación de los tratados existentes se someta al voto de los pueblos a través de referendos nacionales libres y justos en los Estados miembros” y cree que “la legitimidad de cualquier poder proviene de la voluntad de sus pueblos y su derecho a ser libres y gobernados democráticamente”.
Por eso mismo se niegan a aceptar un ejército europeo, menos aún si supone “un riesgo de dominación alemana”, ya que una de sus impulsoras en la canciller Angela Merkel. Queda claro que Farage tiene puesto su pensamiento un poco lejos en el tiempo...
En ese especial empeño en fijar su posición en la historia gloriosa de las naciones europeas y sus “tradiciones” es en el que se basan para ponerse fieramente a la inmigración. “Los pueblos y las naciones de Europa -argumentan- tienen el derecho de proteger sus fronteras y fortalecer sus propios valores históricos, tradicionales, religiosos y culturales”. Ni siquiera hacen alusión al fenómeno migratorio o a las necesidades de los refugiados.
No obstante, sostiene el grupo que “rechaza la xenofobia, el antisemitismo y cualquier otra forma de discriminación”.