Los escenarios posibles para el fin de una pandemia
Basándose en lo ocurrido en epidemias pasadas, los expertos apuntan a varias teorías sobre el final de la covid.
En las últimas semanas, las conversaciones sobre contagios, vacunas y mascarillas han dejado paso a otras (concretamente sobre Rusia y Ucrania). La pandemia de covid ha pasado a un segundo plano tanto en transmisión –la incidencia está por debajo de 450– como en el interés de la población. Sin embargo, sigue habiendo casos –unos 20.000 en 24 horas– y muertes: en torno a 100 cada día.
Al mismo tiempo, las restricciones van decayendo, resuenan promesas de una retirada de mascarilla en interiores y Sanidad y las comunidades han acordado transicionar hacia un nuevo sistema de control de la enfermedad, según el cual no se notificarán todos los casos de covid –sí los graves o de personas vulnerables– y se establecerá una red de vigilancia centinela, al estilo del que ya funciona con la gripe.
¿Es esto el final? ¿Cuándo podremos decir que la pandemia ha terminado? La respuesta a estas preguntas es una incógnita todavía, pero la experiencia en estos dos últimos años y el conocimiento sobre epidemias pasadas hace a los investigadores apuntar a varias teorías sobre cómo podría terminar esta pandemia.
Para Pedro Gullón, epidemiólogo y profesor en la Universidad de Alcalá, si hubiese que elegir alguna epidemia con la que poder comparar la de covid serían “la de gripe de 1918 o la rusa de 1889”, producidas por virus respiratorios. Lo que nos dicen los datos ‘oficiales’ sobre ellas es que duraron, aproximadamente, dos años, pero lo cierto es que no desaparecieron, sin más, de un día para otro.
Por ejemplo, se considera que la pandemia de la llamada gripe española acabó en abril de 1920. No obstante, aclara Gullón, “siguió provocando un aumento de mortalidad en los años posteriores, aunque cada vez de menos importancia”. Es decir, la pandemia se dio por finalizada pero, pasado un tiempo, siguió habiendo ciertas muertes asociadas a esa gripe. Algo similar podría ocurrir con la covid.
“Irá perdiendo importancia hasta que socialmente se acabe”
“Lo más probable, si se repite ese patrón, es que tengamos una pandemia que vaya perdiendo importancia hasta el punto de que socialmente se haya acabado aunque siga existiendo un exceso de mortalidad, incluso hasta unos años más tarde”, explica Gullón.
Los expertos no han podido determinar si el ‘fin’ de la pandemia de gripe de 1918 vino dado porque había menos circulación del virus o menos letalidad, aunque Gullón considera que “seguramente” se produjeron ambos factores a la vez.
En el caso del covid, “ya hemos visto esa menor mortalidad”, recalca el epidemiólogo, gracias a la inmunidad adquirida mediante la vacunación y las infecciones previas. Sin embargo, “no hemos visto todavía una menor circulación”, señala Gullón. Los próximos meses dirán qué camino toma.
Las pandemias de gripe y covid “funcionan de la misma manera”
Anton Erkoreka, historiador de la medicina y director del Museo Vasco de Historia de la Medicina y de las Ciencias, está convencido de que la pandemia actual de coronavirus sigue el mismo patrón que otras pandemias pasadas, en especial la de la gripe de 1918, de la que es experto. “Funcionan de la misma manera”, afirma.
¿Qué nos puede enseñar, entonces, la conocida como gripe española? De ella sabemos que, en Europa, tuvo cuatro olas, de las cuales la más grave fue la segunda, en otoño de 1918, cuando se estima que murieron más del 60% del total de 40 millones de fallecidos por la pandemia. La tercera ola, larga e intermitente, se produjo en los primeros meses de 1919. La cuarta tuvo lugar en Europa durante los primeros meses de 1920, y fue “larga y preocupante, pero no excesivamente mortal”, describe Erkoreka.
En el Pacífico sur, en cambio, hubo una quinta ola, que no era sino un ‘retraso’ de las anteriores. Australia había mantenido cerrados sus puertos hasta que, en 1919, no le quedó más remedio que abrirlos a sus soldados que volvían de la Segunda Guerra Mundial. Estos llevaron la gripe –frente a la cual la población no estaba inmunizada–, alargando esa última fase hasta 1921.
Para Erkoreka, en todo caso, la “gran pregunta” ahora es en qué momento un virus pasa de tener una forma pandémica a tener una endémica. Y eso lo veremos sobre la marcha, “en los próximos meses”, avanza.
Estacionalidad o catarro: hipótesis sobre el destino de la covid
De momento, existen varias hipótesis sobre el destino de la covid, explica Erkoreka: una –poco probable– es que se vuelva estacional, como las gripes que aparecen cada invierno; otra es que siga el rumbo de otros coronavirus, que “en un momento fueron muy virulentos y luego fueron perdiendo virulencia y transformándose”.
Actualmente, conocemos siete coronavirus que afectan a humanos. De entre ellos, tres han producido grandes pandemias –el MERS, el SARS-Cov-1 y el SARS-CoV-2– y otros cuatro “no producen cuadros clínicos importantes, sino catarros”, apunta Erkoreka. Pues bien, cabe la posibilidad de que estos coronavirus ‘benignos’ produjeran en su origen casos graves que, con el tiempo, fueron perdiendo letalidad. Para Erkoreka, “la esperanza sería que este SARS-CoV-2 fuera mutando y que, al final, acabara siendo uno más de los coronavirus que simplemente producen catarritos y constipados”. Esta es la teoría que más le convence en la actualidad, y que podría ocurrir con la covid “en los próximos meses o años”, pero “no de un día para otro”, aclara.
Salvador Macip, investigador de la Universidad de Leicester, plantea algún otro escenario, más negativo pero “menos probable”: “Que esto se alargue mucho, que siga habiendo variantes que se salten las defensas y que tengamos pandemia para rato”.
¿Por qué se ve, en este momento, poco probable? Porque “tenemos una inmunidad de base que nos hace pensar que nos protegerá frente a enfermedad grave aunque surjan nuevas variantes que se salten la primera barrera y nos produzcan infección, como ha ocurrido con ómicron”, abunda Macip.
El escenario de “gripalización o convivencia con el virus”
Esta protección es justo la que lleva a un segundo escenario posible, según Macip, que sería el de “gripalización o convivencia con el virus”. “Sería ir hacia un momento en el cual, gracias a la inmunidad que hemos ido adquiriendo, el virus cada vez circule menos, produzca menos mortalidad, cause menos problemas y vaya volviéndose más residual, en el sentido de que sólo en ciertos momentos del año provoque algunos brotes u olas pequeñas”, aclara Macip, describiendo una situación similar a la que planteaba Gullón al principio del artículo.
Para Macip, este último escenario es “el más probable”, pero “no sabemos cuándo va a pasar”, añade. Al investigador no le convence la idea de comparar la pandemia de covid con otras ocurridas en el pasado, pues “este virus es diferente a otros y también vivimos en una época diferente”, razona, y alude a los cambios “sociales, científicos y sanitarios” que se han producido en el último siglo, empezando por la enorme movilidad poblacional que caracteriza la época actual –punto en nuestra contra– y siguiendo por que ahora tenemos vacunas –punto a nuestro favor–.
En cambio, Salvador Macip sí está de acuerdo con Anton Erkoreka a la hora de asemejar el destino del SARS-CoV-2 con la hoja de ruta que siguieron otros coronavirus anteriores, que en un momento posiblemente provocaron pandemias –no del todo identificadas– y luego fueron perdiendo virulencia.
“Es muy posible que este patrón, lo que estamos viendo ahora, se haya dado de forma muy parecida en el tiempo, porque tenemos unos cuantos coronavirus incorporados como resfriados que en su momento pudieron ser virus pandémicos, hasta que la población consiguió una inmunidad básica”, explica Macip.