Los empresarios españoles se muestran pesimistas ante el futuro económico
Uno de cada dos empresarios cree que la economía española sufrirá un mayor deterioro durante el 2019. A su vez, dos de cada tres empresarios prevé reducir sus inversiones hasta que no se clarifique el futuro político en el país.
Según el último estudio que recoge la consultora KPMG, en colaboración con la patronal de empresarios, CEOE, dos de cada tres empresarios españoles han reducido sus inversiones desde 2017 hasta hoy. La situación que se vive a nivel global y el tortuoso entorno económico y político han jugado un papel muy negativo en la actividad económica.
Para el 67% de los empresarios encuestados, el clima para hacer negocios en España se ha ido deteriorando, a la vez que se ha empeorado el balance de riesgos globales y nacionales.
Y es que, las tensiones y los problemas no cesan en ningún momento. España sigue inmersa en grandes problemas estructurales que debilitan nuestra economía, y con ello, la confianza de los empresarios en ella. La crisis de Cataluña, los elevados niveles de deuda, que ya alcanzan más del 97% sobre el PIB, o las decisiones en materia laboral, siguen acechando nuestra economía y hacen que el entorno futuro se vislumbre cada vez más incierto.
Esta incertidumbre es la que está provocando esta cautela en los empresarios, los cuales han paralizado sus inversiones y congelado sus planes de expansión y contratación hasta que no se clarifique el futuro del país en materia económica y política. La continua aplicación de nuevas reformas y medidas que no llegan a materializarse ha acabado por asustar a los agentes económicos.
Estamos hablando de que el 47% de los empresarios seleccionados por el estudio de KPMG, ha paralizado sus decisiones de inversión, mientras que un 22% ha congelado sus decisiones de contratación hasta que no se normalicen las reformas laborales y, más importante, se estabilicen. El empresario, ante un escenario incierto, tiende a congelarse.
Esto ha de tenerse en cuenta. Estamos hablando de un 22% que, a priori, preveía aumentar la contratación para el próximo año y que, debido a los sucesos que se han ido dando durante el año pasado, han decidido no contratar hasta que no se resuelva toda la tensión del escenario político; pues el empresario prefiere no contratar a tener que correr riesgos que le obliguen a tener que aumentar sus gastos en exceso para el futuro.
Como podemos ver, esta paralización en la contratación, sumada a la desaceleración económica y a los problemas que atraviesa el país en materia de empleo, dificultan aún más la situación. España necesita crear empleos, y si los empresarios tienen miedo de contratar a nuevos empleados, la creación de empleo, como es obvio, no podrá darse, al menos, de una forma sólida y sostenida en el largo plazo.
Este es un motivo, también, del aumento en la temporalidad de los contratos. De cara al 2019, el 48% de los empresarios encuestados esperan una contracción de la economía española. Es decir, uno de cada dos empresarios opina que la economía española empeorará durante el presente año. Esto provoca que el empresario no tome decisiones permanentes, pues debe salvaguardar los intereses ante una próxima, y posible, recesión.
A esto también debemos sumarle el escenario global. La empresa española está cada vez más internacionalizada. Cada vez más empresarios españoles tienen intereses en el exterior, por lo que el escenario que vive la economía a nivel global también influye en las decisiones de los mismos. Por ello, la dificultad que presenta y el mismo incierto escenario que viven la economía y la política global, agravan la situación y ponen en estado de alerta al empresariado.
En resumen, estamos ante un entorno plagado de riesgos e incertidumbres que generan pánico en los empresarios. Para la economía, en general, la no desaparición de estos riesgos puede provocar una mayor desaceleración que, paulatinamente, vaya allanando el terreno a próximas desaceleraciones más agravadas.
Por ello, al menos, hasta las próximas elecciones, las contrataciones y las inversiones de las empresas mostrarán un alto grado de paralización. No debe asustar esto, pues debemos entender que la prioridad de los empresarios es preservar el capital y los intereses de la empresa. Además, tampoco es justo achacar un problema estructural del país a un motor de crecimiento como las empresas.
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