Los cinco escenarios en los que las elecciones de EEUU podrían salir mal

Los cinco escenarios en los que las elecciones de EEUU podrían salir mal

Seamos claros: lo más probable es que esta noche NO haya un vencedor.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante un mitin de campaña en Kenosha, Wisconsin, este 2 de noviembre. REUTERS/Carlos Barria

Nada es sencillo en las elecciones a la presidencia de Estados Unidos que se celebran este martes. No ayuda la pandemia, que ha llevado a mucha, muchísima gente (94 millones aproximadamente) a votar por anticipado, lo cual podría retrasar los resultados; no ayuda el sistema electoral estadounidense, bastante complejo de por sí; y no ayuda que el actual presidente, Donald Trump, se niegue a aceptar una derrota y rechace un traspaso de poderes pacífico

Trump ha puesto en duda la validez del voto por correo, ha amenazado con autoproclamarse reelegido antes de conocer los resultados finales y ha advertido que sus abogados están preparados para impugnar los votos allí donde los estados tarden más en hacer el recuento. 

En fin, el panorama no pinta nada bien para esta noche. Estos son los escenarios que podrían producirse si no hay un amplio margen de victoria entre el candidato demócrata, Joe Biden (al que las encuestas dan vencedor), y el republicano, Donald Trump: 

Lo ha dicho una y otra vez, así que no sería descabellado. “Bueno, tendremos que ver lo que ocurre”, respondió en septiembre el presidente cuando le preguntaron en una rueda de prensa si se comprometía a “garantizar un traspaso de poderes pacífico”.

Esta es una posibilidad MUY real, y lo sabemos porque el presidente lleva meses preparando el terreno legal.  

A los demócratas les preocupa que Trump declare su victoria la misma noche electoral y luego diga que los votos por correo —que en estados como Pensilvania y Wisconsin se cuentan a partir de este martes, no antes— son fraudulentos. Evidentemente, su lucha contra el voto por correo se alimenta del miedo a que esas papeletas lleven mayoritariamente el nombre de Biden. En general, los demócratas han preferido el voto a distancia debido a la pandemia; los republicanos, no tanto.

Trump lleva meses difundiendo informaciones falsas sobre el voto por correo; tanto, que hasta Twitter tuvo que poner esta advertencia en uno de sus tuits: “Alguna parte o todo el contenido compartido en este Tweet ha sido objetado y puede ser engañoso respecto de cómo participar en una elección u otro proceso cívico”.

Trump alegaba en su mensaje que estaba habiendo “problemas y discrepancias en el voto por correo” y que “el resultado final debe estar el 3 de noviembre”.

Si en algunos estados se presentan demandas para impugnar los resultados, finalmente tendría que intervenir el Tribunal Supremo de Estados Unidos, como ocurrió en el año 2000 por los votos de Florida, cuando el republicano George W. Bush ganó al demócrata Al Gore por sólo 537 papeletas después de que la Corte ordenara un recuento.

INCISO: El papel del Tribunal Supremo 

Se supone que es totalmente independiente y, obviamente, no tiene el poder de elegir al vencedor sin más. Sin embargo, hay veces, como en el caso Bush versus Gore, en las que la Corte tiene que interpretar la ley que determina al ganador, con lo cual, a fin de cuentas, el Tribunal acaba decidiendo quién gana. 

Y esto es, precisamente, lo que temen muchos demócratas. Recordemos que Trump impulsó rápidamente el nombramiento de la conservadora Amy Coney Barrett en el Supremo en sustitución de la progresista Ruth Bader Ginsburg, con lo cual hay un desequilibrio de 6 a 3 entre miembros conservadores y demócratas. 

En Estados Unidos, el sistema de voto no es directo. Es decir, los ciudadanos votan, pero son los compromisarios de ese voto quienes eligen al presidente. Para ser vencedor se necesitan al menos 270 votos electorales, pero que un candidato los reciba no quiere decir que sea el más votado (si no, que se lo digan a Hillary Clinton, que tuvo 3 millones de votos más que Trump). 

  Mapa de los votos electorales que emite cada estado. Ganará el candidato que obtenga al menos 270.El HuffPost

Este año, los electores se reúnen en diciembre para emitir su voto. El resultado no tiene por qué dar lugar a dudas, pero ambas cámaras del Congreso se reúnen en enero para contar los votos y nombrar al vencedor. 

Normalmente, los gobernadores certifican los resultados en sus respectivos estados y comparten la información con el Congreso. Peeeeero... 

Algunos académicos señalan que puede haber un escenario en el que el gobernador y la asamblea legislativa de un estado con un resultado muy ajustado emitan resultados distintos. Estados clave como Pensilvania, Michigan, Wisconsin y Carolina del Norte tienen gobernadores demócratas y cámaras controladas por los republicanos. 

Este escenario es una extensión del anterior: el vicepresidente Mike Pence, republicano, tendría la última palabra y, bueno, algo nos hace sospechar que optaría por darle la victoria a Trump, bajo cuyo mandato Pence seguiría siendo vicepresidente.

  ¿Será la hora de Pence?BRENDAN SMIALOWSKI VIA GETTY IMAGES

Además de vicepresidente, Pence también es presidente del Senado. Y si las dos cámaras del Congreso no llegan a un acuerdo, es posible que Pence llegue a rechazar por completo los votos de un estado en disputa. 

En ese caso, tendría lugar lo que se conoce como “contingent election”, que podría traducirse como ‘elecciones pendientes de adjudicación’, que contempla la 12ª enmienda de la Constitución de Estados Unidos.

Básicamente, esto saca a los votantes de la ecuación y permite a la Cámara de Representantes elegir al nuevo presidente, y al Senado elegir al vicepresidente.

Cada delegación estatal de la Cámara emite un único voto. Actualmente, los republicanos controlan 26 de las 50 delegaciones, mientras que los demócratas tienen 22. De nuevo, malas noticias para Joe Biden.

Pero si el Congreso no ha declarado al vencedor para enero, el presidente de la Cámara de Representantes sería nombrado presidente en funciones, en este caso ‘presidenta’, ya que sería el turno de la demócrata Nancy Pelosi

Este artículo ha sido adaptado de una publicación del HuffPost EEUU.

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