Los 7 puntos que resumen los 5 años que vivimos peligrosamente en Bruselas
Los 54 eurodiputados españoles electos acatan este lunes la Constitución ante la Junta Electoral. A partir del 2 de julio, empezarán a trabajar en el Parlamento Europeo, un lugar que ha estado lleno de polémicas durante la pasada legislatura.
Nadie lo esperaba. El 26 de mayo de 2014, pasadas las 23 horas, saltó la sorpresa: Podemos lograba cinco eurodiputados en las elecciones europeas. Tres años después del 15-M, más de 1,2 millones de españoles habían metido en la urna una papeleta con la cara de un profesor de la Universidad de Complutense llamado Pablo Iglesias. La política española vivió un auténtico terremoto.
Ese mismo día pero cinco años después, el 26 de mayo de 2019, la foto se la llevaba el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, tras el triunfo del PSOE al conseguir 20 eurodiputados y una vuelta en parte hacia al bipartidismo tradicional.
Tanto Borrell como los otros 53 representantes de España en el Parlamento Europeo tienen una cita este lunes 17 de junio, a las 12 horas, en el Congreso de los Diputados para prometer o jurar el acatamiento de la Constitución ante la Junta Electoral Central.
Solo han pasado cinco años entre ambas fotografías, aunque parezca una eternidad. Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Así han sido los cinco años que vivimos peligrosamente...
1. La gran sorpresa en el inicio
Hace cinco años, Podemos dio el campanazo al irrumpir con 5 eurodiputados. Pero, aunque nadie lo recuerde, fue el PP el que ganó esos comicios de 2014. Miguel Arias Cañete encabezó aquella lista, que logró 4 millones de votos. Unos meses después, Jean-Claude Juncker nombró comisario europeo de Acción por el Clima y Energía al exministro de Agricultura.
Los 16 eurodiputados conservadores se integraron en el grupo político del Partido Popular Europeo, el más numeroso de la Eurocámara, y ocuparon la planta 11E del edificio Altiero Spinelli, el más grande del complejo que ocupa la institución europea en Bruselas. El mismo grupo y la misma planta a la que llegó Francesc Gambús, el único eurodiputado de Unió Democràtica de Catalunya, que se instaló en un despacho con un enorme ventanal con vistas a la ciudad.
A diferencia de la imagen de la victoria de Borrell, el PSOE sufrió un auténtico batacazo con su peor resultado histórico en 2014: el 23% de los votos. Liderados por Elena Valenciano, los socialistas sacaron 14 eurodiputados, que se sumaron al grupo socialdemócrata S&D y se instalaron en la planta 11G del mismo edificio.
El exvicepresidente del Gobierno Alfredo Pérez Rubalcaba asumió personalmente la derrota. Abandonó el liderazgo del partido tras la abdicación del rey. La secretaría general del PSOE se disputó por primera vez en unas primarias, que llevarían a Pedro Sánchez a la planta noble de Ferraz por primera vez.
Los eurodiputados socialistas se han visto afectados durante estos cinco años por las convulsiones internas del partido. Valenciano fue la primera presidenta de la delegación. Tras la dimisión de Rubalcaba, la eurodiputada Iratxe García ocupó ese puesto desde septiembre de 2014. Cuando llegó la gestora, nombró al exministro Ramón Jauregui. Una vez Sánchez volvió a Ferraz, García recuperó su posición.
La división de la izquierda perjudicó a IU, que aspiraba a sacar muchos más escaños en medio de la crisis económica. La lista de la coalición, liderada por Willy Meyer, se tuvo que conformar con 6 eurodiputados, de los que solo 4 eran de IU. Se integraron en el grupo de la Izquierda Unitaria, al igual que los cinco miembros de Podemos, Lidia Senra, de Alternativa Galega de Esquerda, y Josu Juaristi, de EH Bildu. Los pasillos del edificio Willy Brandt —al que era más fácil acceder con la silla de ruedas de Pablo Echenique— se llenaron de banderas comunistas, carteles reivindicativos e incluso algún póster de Pablo Iglesias.
Por su parte, Ernest Urtasun, eurodiputado de ICV, se integró en el grupo de Los Verdes / Alianza Libre Europea. El mismo al que fueron los representantes de ERC, Josep Maria Terricabras y Ernest Maragall —posterior candidato a la alcaldía de Barcelona—, y Compromís, Jordi Sebastià.
Curiosamente, los dos diputados de Ciudadanos y los cuatro de UYPD se sumaron al grupo de los liberales ALDE, donde ya estaban los dos eurodiputados de Coalición por Europa, Izaskun Bilbao (PNV) y Ramón Tremosa (CDC), desde la legislatura anterior. El grupo liderado por Guy Verhofstadt necesitaba incorporar nuevos partidos para compensar la debacle electoral que habían sufrido los liberales en Alemania y Reino Unido.
Ningún eurodiputado español se integró en un grupo abiertamente euroescéptico como los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) —el grupo de los Tories británicos y Ley y Justicia polaco— o el Europa de la Libertad y la Democracia Directa (EFDD)—la extraña alianza formada entre UKIP y el Movimiento 5 Estrellas—. Algo que cambiará a partir de ahora tras la irrupción del partido ultraderechista Vox, que ha llegado cinco años después al Parlamento Europeo con 3 eurodiputados.
2. Los que se fueron por el camino
La legislatura europea ha sido muy convulsa. No suele ser habitual que un eurodiputado renuncie al escaño. Tiene poderosas razones para quedarse: cada miembro del Parlamento Europeo cobra un sueldo de 8.757,7 euros al mes (a los que habría que descontar unos 2.000 de impuestos) y otros 4.513 euros de dietas para gastos de oficina, entre otras ventajas.
Sin embargo, un total de 110 eurodiputados de los 28 países de la UE han abandonado el cargo durante los cinco años de la legislatura (2014-2019), según la página web del Parlamento. La lista incluye nombres ilustres como Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon —que abandonaron el mismo día tras ser elegidos en las elecciones legislativas en Francia.
Cuando un eurodiputado se marcha normalmente es porque se presenta a un puesto más importante, como comisario, ministro, candidato a la presidencia del país.... Por ejemplo, Miguel Arias Cañete dejó su escaño en Bruselas para ser comisario europeo en octubre de 2014, junto con otros cinco colegas de la Comisión Juncker: Marianne Thyssen, Christos Stylianides, Valdis Dombrovskis, Corina Cretu y Andrus Ansip.
Ese listado de miembros salientes incluye a 13 españoles. De todos ellos, solo había tres relevos que se sabían de antemano debido a los acuerdos firmados antes de los comicios: Ernest Maragall, que representaba a Nova Esquerra Catalana, debía dejar paso a Jordi Solé (ERC); Jordi Sebastiá (Compromís) se turnaría el escaño con Florent Marcellesi (Equo) y Josu Juaristi (EH Bildu) haría lo mismo con Ana Miranda (BNG).
Lo más curioso es que la mayoría de eurodiputados españoles que se marcharon lo hicieron durante el primer año de mandato. Muchos por presiones de su propio partido. El primero en marcharse fue Willy Meyer, cabeza de lista de IU, que solo estuvo ocho días como eurodiputado. Se hizo público que tenía un fondo de pensiones de la Eurocámara gestionado por una sicav con sede en Luxemburgo.
Poco tiempo después, Francisco Sosa Wagner abandonaba UPYD y su acta en octubre de 2014 tras ser relegado como portavoz de la formación magenta debido a su distanciamiento con Rosa Díez. Y no fue el único miembro de este partido en irse: Fernando Maura abandonó un año más tarde para presentarse a las elecciones generales con Ciudadanos.
La delegación que más bajas ha sufrido fue la de Podemos. Solo uno de los cinco eurodiputados originales se mantuvo: la murciana Lola Sánchez. Algo lógico teniendo en cuenta que la tensión era máxima en el grupo. El primero en irse fue el exfiscal anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo que hizo las maletas pronto por “razones personales”. Le sustituyó Tania González, la que se convertiría en la única aliada de Pablo Iglesias en Bruselas.
La división se disparó en la asamblea ciudadana del partido, conocida posteriormente como Vistalegre 1, que separó en octubre de 2014 a la delegación europea de Podemos en dos bloques. Iglesias y González, junto con Errejón y Bescansa, se alinearon en el equipo Claro que Podemos y se enfrentaron a cara de perro al equipo Sumando Podemos, donde se encuadraban Pablo Echenique, Teresa Rodríguez y Lola Sánchez. “El cielo no se toma por consenso. El cielo se toma por asalto”, advirtió Iglesias al inicio del cónclave.
Iglesias arrasó y los perdedores del congreso se retiraron a sus cuarteles de invierno. Teresa Rodríguez dejó el escaño en marzo de 2015 para concurrir a las elecciones andaluzas y hacerse con el poder de Podemos en Andalucía. Ese mismo mes Pablo Echenique hizo lo propio para presentarse a las elecciones en Aragón. Finalmente, el líder del partido, Pablo Iglesias se marchó en octubre de ese año para liderar a Podemos en las elecciones generales.
3. La explosión de los partidos y el aluvión de independientes
La política española ha cambiado tanto en estos cinco años que se ha llevado a varios partidos por delante. Un importante número de eurodiputados dejaron sus formaciones y siguieron en sus escaños como independientes.
La delegación de Podemos no fue la única con momentos de tensión. UPYD vivió un auténtico drama en Bruselas. Tras la marcha de Sosa Wagner, el consejo de dirección de la formación expulsó a Enrique Calvet y Fernando Maura en abril de 2015 acusándoles de trabajar para el partido de Albert Rivera, que empezaba a subir en las encuestas.
No serían los únicos en abandonar las filas magentas. La escritora Teresa Giménez Barbat —que sustituyó a Maura— se integró directamente en la delegación de Ciudadanos Europeos desde su llegada en noviembre de ese año. También Beatriz Becerra daría portazo en abril de 2016.
Solo Maite Pagazaurtundúa permaneció fiel durante los cinco años a las siglas del partido que fundó Rosa Díez. UPYD solicitó sin éxito la devolución del acta en marzo de 2017 a los cuatro restantes, que continuaron como independientes, al considerarlos tránsfugas. No lo logró, pero se cobraría esa infidelidad a la hora de elaborar las listas.
También Ciudadanos vivió deserciones. La eurodiputada Carolina Punset, hija del divulgador científico Eduard Punset, abandonó la formación de Albert Rivera en octubre de 2018 con una dura carta por la deriva del partido hacia la derecha. “No se puede acostar uno socialdemócrata y levantar ultra liberal”, sentenció.
Al igual que ocurriera con la pelea entre UPYD y Cs, la irrupción de Podemos llevó a Izquierda Unida a sufrir un terremoto interno. La coalición de izquierdas se rompió en dos corrientes ante la pregunta de si debían aliarse con los de Pablo Iglesias o no. También se dividió su delegación en el Parlamento Europeo: Paloma López y Ángela Vallina se alistaron en el sector crítico, cercano a Cayo Lara y al alcalde de Zamora, mientras que Marina Albiol y Javier Couso eran más afines a Alberto Garzón.
Los líos y los enredos persiguieron a este grupo prácticamente durante toda la legislatura. La eurodiputada Lidia Senra —que protagonizó una polémica sobre la obligatoriedad de las vacunas— inició la legislatura como parte de esta delegación, pero la abandonó en 2017. Se desvincularon de ella tanto IU como Anova. Couso también abandonaría el barco ese año. Los dos siguieron como independientes y se presentaron a las elecciones por su cuenta, sin éxito.
El último escándalo de IU llegó en octubre de 2018 cuando Marina Albiol presentó su dimisión como portavoz en Bruselas por la inacción de la dirección del partido a la hora de hacer frente a varios posibles casos de acoso por parte de otros diputados. A pesar de la dura carta de Albiol, posteriormente la eurodiputada restó importancia a lo sucedido, calificándolo de “anécdota”.
La escalada del proceso independentista en Cataluña se llevó por delante a la vieja alianza de Convergència i Unió apenas un año después, en 2015. Mientras que CDC se reconvirtió en la formación independentista PDeCAT, Unió Democràtica de Catalunya vivió un proceso de descomposición con sonoros fracasos en las urnas. El eurodiputado Francesc Gambús solicitó la baja como militante en 2016 después de 22 años en el partido, aunque siguió en el escaño hasta el final.
4. Lo que se ha conseguido: cinco años de avances
Estos cinco años han traído importantes avances para la legislación comunitaria que afectan en el día a día de los ciudadanos. Estas son algunas de las normas que se han aprobado entre 2014 y 2019:
Entre todas ellas, la que más disfrutarán los europeos directamente es la eliminación del roaming. Esta supresión lleva el nombre de varias mujeres como el de las comisarias Viviane Reding y Neelie Kroes, pero también el de una española: la eurodiputada Pilar del Castillo (PP).
En cualquier otro país, el partido político de turno hubiera hecho campaña para llevar a Pilar del Castillo a un cargo importante, incluso meterla en la carrera hacia la presidencia de la Comisión Europea. El eslogan ya estaba hecho: “la mujer que acabó con el roaming”. No habría sido ninguna locura llevar a cabo una operación así. Los liberales de ALDE han hecho eso mismo con la comisaria Margrethe Vestager, vendiéndola como la mujer que lucha contra Google, a pesar de que su partido (Radikale) no formaba parte del Gobierno de Dinamarca y que eso complica su elección. Sin embargo, el PP estaba ocupado en sus líos internos como para pensar en Europa. Afortunadamente, del Castillo seguirá como eurodiputada otra legislatura tras ser elegida este 26-M.
5. Llegó 2019 y las purgas reinaron a la hora de hacer las listas
Después de estos cinco años con tantos vaivenes, los partidos políticos españoles optaron por las purgas masivas a la hora de hacer las listas para las elecciones europeas de 2019. Las exclusiones y los vetos se dieron en todos los lados, independientemente de la ideología.
Una de las purgas más drásticas se vivió en IU. Ninguno de los cuatro eurodiputados de la formación repitió como candidato, tras la convulsión interna. Paloma López o Ángela Vallina ya habían anunciado a finales de 2018 que no se presentarían por las diferencias con la dirección de Alberto Garzón.
Sus nuevos aliados de Podemos también renovaron en gran medida a su delegación. Solo sobrevivió el anticapitalista Miguel Urbán —con gran apoyo entre las bases moradas— en la lista de Unidas Podemos Cambiar Europa, que también incluía al ecosocialista Ernest Urtasun (ICV). La candidatura iba a estar liderada por el errejonista Pablo Bustinduy, pero renunció cuando solo quedaban dos meses. La solución de emergencia fue la profesora universitaria María Eugenia Rodríguez Palop, amiga personal de Pablo Iglesias, que le sustituyó ignorando el proceso de primarias.
El PSOE también renovó gran parte de la lista: solo repitieron 7 de los 14 eurodiputados. Entre los nombres más sonados, Ferraz excluyó a Elena Valenciano, José Blanco y Ramón Jáuregui. No se valoró su trabajo en Bruselas, solo se tuvo en cuenta su apoyo a Susana Díaz durante el proceso de primarias. La lista la encabezaría Josep Borrell, ministro de Asuntos Exteriores, que podría convertirse en un alto cargo en las instituciones europeas.
También Pablo Casado optó un cambio de caras del PP en Bruselas. La exministra Dolors Montserrat encabezaría la lista, en sustitución del comisario Miguel Arias Cañete. La candidatura incluyó a nombres como Esteban González Pons, Antonio López-Istúriz, secretario general del Partido Popular Europeo, y Pilar del Castillo, que habían realizado una gran labor en los últimos años. Sin embargo, también se utilizó para recolocar a otras figuras como Juan Ignacio Zoido y José Manuel García-Margallo.
A diferencia de lo que había ocurrido cinco años antes, UPYD decidió aliarse esta vez con Ciudadanos. La candidatura de los liberales fue encabezada por el economista Luis Garicano e incluyó a Maite Pagaza, eurodiputada del UPYD, Soraya Rodríguez, portavoz del PSOE en el Congreso durante la etapa de Rubalcaba, y José Ramón Bauzá, expresidente de Baleares con el PP.
El partido ultraderechista Vox optó por Jorge Buxadé para liderar la lista, en sustitución de Alejo Vidal-Quadras. Ante el desconocimiento de Buxadé por parte de la ciudadanía, el partido decidió fichar como número 3 al periodista Hermann Tertsch, con mucho predicamento entre sus votantes.
Las formaciones independentistas optaron por volver a visibilizar las consecuencias del proceso independentista en las elecciones europeas: el expresident de la Generalitat Carles Puigdemont encabezaría la lista de Lliures per Europa (Junts per Catalunya) y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, lideraría la coalición Ahora Repúblicas, a pesar de estar en prisión preventiva.
La imagen más notable de esos cambios masivos en las elecciones europeas se pudo ver en el debate a nueve en TVE. Solo Izaskun Bilbao (PNV) y Jordi Sebastiá (Compromís) repetían como cabezas de lista de sus respectivos partidos cinco años después.
6. Los 54 elegidos desembarcan en Bruselas
Llegó la noche electoral del 26 de mayo de 2019 y estos fueron los resultados:
El PSOE arrasó en los comicios esta vez, al lograr en torno al 33% de los votos y 20 eurodiputados, que ascenderán a 21 cuando se produzca el Brexit. Los socialistas españoles conforman la delegación más numerosa del grupo socialdemócrata (S&D), lo que ha motivado que Iratxe García aspire a presidirlo.
El PP sufrió una importante caída, al quedarse con el 20% de los votos y solo 12 eurodiputados, cuatro menos que en la anterior legislatura. A pesar de este traspiés electoral, Esteban González Pons ha sido reelegido vicepresidente del grupo popular (EPP) y cuenta con muchas papeletas para suceder a Manfred Weber al frente de los populares europeos, si este se convierte en presidente de la Comisión o del Parlamento.
Ciudadanos logró el 12% de los votos y 7 eurodiputados, por debajo de sus expectativas. Estos se integran en el grupo liberal (ALDE), que ahora se llamará Renovar Europa, tras sumar a los eurodiputados de la formación de Emmanuel Macron. Luis Garicano será previsiblemente vicepresidente de este grupo.
Unidas Podemos se hizo con 6 eurodiputados, los mismos que logró IU hace cinco años. De ellos, cinco se unen al grupo de la Izquierda Unitaria (GUE/NGL), mientras que Ernest Urtasun retorna al grupo de Los Verdes/ALE, que le han elegido como vicepresidente.
Vox se pegó un batacazo en los comicios europeos, al solo cosechar el 6% de los votos y 3 eurodiputados. La formación ultraderechista ha solicitado integrarse en el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), donde están los tories, los ultras polacos y los nacionalistas flamencos.
Ahora Repúblicas se hizo con 3 eurodiputados, aunque el Tribunal Supremo ha denegado a Oriol Junqueras la petición para salir de la cárcel a recoger el acta. Los dos representantes de ERC se adscriben al grupo de Los Verdes/ALE, mientras que Pernando Barrena, de EH Bildu, se integra en la izquierda.
La gran incógnita de la noche era Carles Puigdemont, que logró su añorado escaño, gracias a la coalición Lliures per Europa, que se hizo con dos eurodiputados. Aunque previsiblemente el expresident no podrá ejercer como eurodiputado, ya que tendría que volver a España para recoger el acta, lo que podría implicar su detención. Todavía no se sabe a qué grupo irán.
Finalmente, el PNV sí revalidó su presencia en Bruselas dentro de la Coalición por una Europa Solidaria. La eurodiputada Izaskun Bilbao repite en el grupo liberal.
El BOE publicó el pasado viernes el listado de los 54 eurodiputados electos:
Eurodiputados electos por España by El HuffPost on Scribd
7. La vuelta al cole
A los nuevos 54 eurodiputados les espera una agenda llena de fechas señaladas en el calendario: