Los argumentos que utilizan los defensores de la contramarcha (y que te pueden convencer)
Este sistema es el más común en Suecia, el país con la tasa de mortalidad infantil en carretera más baja de Europa.
¿Cómo colocar la sillita del bebé en el coche? ¿A qué edad puede ir en el asiento del copiloto? ¿Hasta cuándo tiene que ir al revés?
Cualquier padre podrá responder a las dos primeras preguntas sin problema, pero con la tercera es cuando empieza el debate. ¿Es mejor la contramarcha? ¿Cuándo?
Seguro que has visto este sistema en múltiples ocasiones y conoces a alguien que lo haya usado. De hecho, es obligatorio hasta los 15 meses, según la Dirección General de Tráfico, que basa la regulación de los sistemas de retención en la normativa i-Size. Es ahí donde arranca el debate sobre si cambiar de sillas o de sistema o prolongar éste el máximo tiempo posible.
Las sillitas con anclaje a contramarcha se colocan en el sentido contrario de la marcha, como su propio nombre indica. La idea es que se protejan las partes más vulnerables de los niños —cuello y cabeza— de los golpes frontales. Este sistema se aplica en Suecia y cada vez tiene más defensores en España. ¿Las razones? Una mortalidad infantil cinco veces menor y una protección mayor en todos los impactos.
Este tipo de retenciones son las que se han impuesto en Suecia, el país de la Unión Europea con menores datos de mortalidad infantil en carretera. Entre 1992 y 1997 solo fallecieron 9 niños en accidentes de tráfico, en un país donde se producen una media 413 accidentes anuales. En España, solo en 1990, las cifras fueron 35 veces mayores: 307 niños fallecieron en carretera ese año, de un total de 101.507 accidentes.
En el país nórdico lo tienen claro. "Contramarcha, contramarcha y contramarcha", señala Tommy Peterson, responsable de Plus Test, la prueba de seguridad vial infantil referente en Suecia. En este país se aplica el modelo europeo de normativa de seguridad vial, que dista en algunos aspectos con el que se sigue en España, donde se aplica mayoritariamente el modelo americano. Este indica que los niños están obligados a llevar la sillita hasta que miden 1,35 my se considera recomendable hasta el 1,55 m. Mientras, en Suecia, es recomendable mantenerlo hasta los once años.
Algunos españoles ya se han dejado convencer por esta normativa y poco a poco el sistema se está implantando en nuestro país. Hoy, cada vez más padres españoles defienden que sus hijos viajan más seguros gracias a este sistema. Úrsula Rubio, madre, vendedora de sistemas de retención infantil y una de las impulsoras de la página de Facebook Que los niños viajen a contramarcha, cuenta a El HuffPost que lo descubrió buscando información para viajar con sus hijos de cuatro y ocho años y desde entonces no se plantea hacerlo de otra forma.
No todo el mundo lo tiene tan claro como Rubio. David Fernández, responsable de seguridad vial infantil de RACE, señala que "el sistema a contramarcha no garantiza que una sillita sea más segura que otra en el sentido de la marcha".
Pero, ¿cuáles son los argumentos que utilizan sus defensores?
"Los niños pequeños son muy frágiles debido a que su columna vertebral aún no está osificada, su musculatura es débil y el peso de su cabeza representa el 25% total de su cuerpo", señala Marta Erill, fisioterapeuta y una de las participantes I Día de la Contramarcha, celebrado recientemente en Madrid.
En una silla colocada a favor de la marcha el niño está sujetado con un arnés que bloquea sus hombros, por lo que tras un impacto, la cabeza saldría disparada hacia delante con fuerza. Con una silla instalada a contramarcha, la cabeza, el cuello y la espalda están alineados sobre el respaldo y la fuerza del impacto sería absorbida por la retención.
"En los casos de deceleraciones bruscas, la cabeza de los menores —que hasta los 15 meses es un tercio del peso de su cuerpo— recae sobre la musculatura del cuello, que a esas edades no está del todo desarrollada y podría sufrir lesiones graves", explica Fernández. "Al ir a contramarcha, el golpe lo recibe el torso del niño que está retenido por el sistema de sujección. Le amortiguan mucho más", añade.
Por este motivo, se recomienda que se prolongue el mayor tiempo posible. "Lo mejor es comprar sillitas que permitan este tipo de sistema", señala Petterson. Además, desde la DGT recomiendan que tengan respaldo para los niños de más de 1,35m.
"Cuando este niño supera los 18 meses ya es una elección de los padres y no tanto una necesidad biológica. Es una opción como cualquier otra", indica el experto, que recalca que una vez que los niños superen esta edad no está demostrado que tengan más protección, sino que depende del modelo.
Rubio defiende que el sistema a contramarcha es mucho más seguro que el tradicional: "Si los adultos pudiésemos ir a contramarcha también deberíamos".
Los accidentes frontales y frontolaterales suponen un 70% de los impactos recibidos en un vehículo, además de ser los más peligrosos. "En los choques laterales y traseros también actúa la contramarcha", asegura Petterson. Sin embargo, ningún modelo anterior a la normativa i-Size —tanto a contramarcha como en el sentido de la marcha— está homologado contra choques laterales.
Desde RACE, no coinciden con la recomendación de Petterson de alargar la contramarcha. "Hemos analizado sillas a contramarcha y otros que no y los datos son similares, depende del modelo y no tanto del sistema", señala Fernández.
Rubio, por su parte, no confía en las pruebas que testean los golpes laterales. "Las que se hacen con los simuladores no tienen sensores laterales, entonces no se puede probar al 100% la efectividad en este tipo de impactos", añade.
"En Suecia, si le preguntas por primera vez a un niño si está cómodo de esta forma, te dirá que sí. Cuando lo hagas por decimoctava vez, te dirá: 'Nno mamá, no lo estoy quiero ir de la otra forma'. Nunca le preguntes, solo hazlo", recalca Petterson, quien señala que la seguridad prima ante la comodidad. "Cuando haya un accidente fuerte, te alegrarás de que tu hijo viaje a contramarcha".
Rubio coincide con Petterson en esta recomendación. De hecho, cuenta que sus hijos están totalmente acostumbrados a la contramarcha. "Hay modelos para todo tipo de coches, más pequeños o más grandes, y también para todos los bolsillos. Hay sillitas en el sentido de la marcha más caras y otras a contramarcha más baratas", señala Rubio, quien tampoco recomienda ninguna marca concreta. "Todos los coches permiten sillitas con este sistema", indica.
Por su parte, el experto de RACE indica que este sistema no se adapta a todos los niños ni a todos los vehículos. "Hay niños que llevando las piernas contra el asiento no están cómodos y hay coches más pequeños en los que este sistema no acaba de encajar", detalla.
El sistema a contramarcha no es lo único a tener en cuenta a la hora de viajar en coche con los más pequeños. El tipo de sillita a elegir y otra serie de medidas que generalmente se pasan por alto también repercuten directamente en la seguridad vial infantil.