Los 9 errores que nunca debes cometer en el trabajo

Los 9 errores que nunca debes cometer en el trabajo

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Por mucho talento que tengas y por muchos objetivos que hayas logrado conseguir, hay ciertas conductas que cambiarán instantáneamente (y para mal) la forma en que te ven los demás.

Todos hemos oído hablar sobre (o visto con nuestros propios ojos) gente que hace cosas raras en el trabajo. La verdad es que no hace falta tirar una silla por la ventana o largarse en mitad de una reunión para causarle un daño irreparable a tu imagen y a tu carrera profesional. Hay muchas cosas que pueden arruinar la trayectoria de un profesional válido y trabajador. Ciertos fallos suelen tener consecuencias contundentes:

No se puede cometer el mismo error dos veces; la segunda vez no es un error, es una decisión.Anónimo

No tiene por qué haber un momento concreto en el que te des cuenta de que has metido la pata hasta el fondo. Son los pequeños detalles los que van sumando y pueden perjudicar a tu carrera tanto como un único error grave (o incluso más).

La autoconciencia es una aptitud crítica en el lugar de trabajo. Es la base de la inteligencia emocional. Si tienes autoconciencia, tendrás el control sobre este tipo de errores antes de que te pillen desprevenido y acaben con tu carrera profesional.

1. Prometer y no cumplir. Resulta tentador prometerles la luna a tus compañeros y a tus clientes, especialmente si eres sincero, trabajador y piensas que la puedes conseguir. El problema viene cuando se crea una presión adicional que puede hacerte quedar mal. Si prometes que vas a hacer algo ridículamente rápido y te retrasas un poco, es probable que tú pienses que has hecho un buen trabajo porque lo has entregado rápido de todas formas. Pero en el momento en el que le prometes algo a alguien, no va a esperar menos. Acabarás quedando fatal si no das la talla, y es una pena, porque podrías haber hecho ese mismo trabajo en ese mismo tiempo y con un resultado magnífico si hubieras establecido unas condiciones más realistas desde el principio. Esta es una de las situaciones en las que las formas son más importantes que el fondo. No subestimes tus límites deliberadamente desde el principio; simplemente, sé realista con respecto a lo que puedes dar de manera que estés seguro de que puedes cumplir con las expectativas.

2. Perder el control de las emociones. Perder el control de las emociones demuestra que se tiene poca inteligencia emocional y puede ser motivo de despido fácilmente. En cuanto muestres ese nivel de inestabilidad, la gente empezará a cuestionarse si eres digno de confianza o capaz de mantener el tipo cuando la situación lo requiera.

Llegar a explotar con alguien, independientemente de lo mucho que se lo pueda merecer, te hará llamar la atención de una manera indeseada. Te tildarán de inestable, inaccesible e intimidante. Si controlas tus emociones, llevarás las riendas de la situación (algo que puedes desarrollar gracias al entrenamiento de la inteligencia emocional). Cuando tienes el control de tus emociones y alguien te saca de quicio, será él quien acabe quedando mal en vez de tú.

3. Hacer la pelota al jefe. Hay quienes le lamen el culo al jefe y lo llaman "hacer méritos", pero no llevan razón. Hacer la pelota no tiene nada que ver con mantener una relación real basada en el respeto; es engañoso y turbio. Los pelotas intentan engordar el ego del jefe para salir beneficiados en vez de ganarse las cosas por sus propios medios. Y, lógicamente, eso no les sienta bien a los demás compañeros que están intentando progresar por su propio mérito. Sí, todos queremos mejorar la relación con el jefe, pero no gracias a pisar a los demás compañeros. Ahí está la distinción. Para que una relación jefe-empleado funcione, tiene que basarse en la autenticidad. Nada sustituye al mérito personal.

4. Llevar comidas con olores fuertes. A menos que trabajes en un barco, es probable que a tus compañeros les moleste que la oficina huela a pescado. En cuanto a la comida en el lugar de trabajo, la regla de oro es la siguiente: cualquier alimento cuyo olor traspase la puerta de la cocina debe consumirse en casa. Puede parecer una nimiedad, pero llevar comida que huela muy fuerte es desconsiderado y distrae a la plantilla (y, además, es muy fácil de evitar). Cuando algo tan fácil de evitar crea malestar, tiende a generar resentimiento muy rápido. El mensaje que manda una comida olorosa es que los demás te dan igual (aunque no pienses así).

5. Traicionar a los compañeros. Las puñaladas por la espalda (tanto intencionadas como sin querer) son una gran fuente de conflicto en el lugar de trabajo. Una de las formas de traición más frecuentes consiste en pasar por encima de alguien para solucionar un problema. La gente suele hacerlo para intentar evitar un conflicto, pero acaba generando aún más conflicto cuando la víctima se da cuenta de lo sucedido. Cada vez que hagas quedar mal a un compañero delante de los demás, le sentará como una puñalada trapera, independientemente de tus intenciones.

6. Mostrar negatividad. A veces, cuando nos sentimos pesimistas y decaídos, nuestro estado de ánimo puede afectar a los demás, aunque esa no sea nuestra intención. Te han contratado para hacer el trabajo del jefe y de los demás empleados más fácil, no más difícil. Las personas que contagian su negatividad a su departamento y se quejan del trabajo o de los compañeros les complican las cosas a los demás. Si tus compañeros siempre tienen que andar con pies de plomo a tu alrededor para no disgustarte, seguramente se acabarán cansando.

7. Cotillear. La gente da una imagen pésima de sí misma cuando se pone a cotillear sobre otras personas. Hablar de los errores o de las desgracias de otros compañeros puede acabar hiriendo sentimientos si los cotilleos llegan a oídos de las víctimas; además, si hablas de los demás, te crearás una imagen negativa y maliciosa.

8. Presumir. Cuando alguien mete un gol y lo celebra como si no hubiera mañana, lo normal es dar por hecho que no marca muchos goles. En cambio, si mete un gol y luego sigue el partido con normalidad, se deduce que es una situación de lo más habitual, lo que convierte a ese jugador en alguien intimidante para el equipo contrario. Si consigues grandes logros y no fardas de ellos, estás demostrando a los demás que estás familiarizado con el éxito.

9. Anunciar a los cuatro vientos que odias tu trabajo. Lo último que quiere oír todo el mundo en un entorno laboral es que alguien odia su trabajo. Si te quejas de tu trabajo, te tildarán de pesimista y bajarás la moral del grupo. Los jefes no tardan en identificar a las personas negativas que enturbian el ánimo de los demás y saben que ahí fuera pueden encontrar a un sustituto mucho más entusiasta.

En resumen

Este tipo de comportamientos pueden parecer demasiado exagerados y desconsiderados, pero tienden a acercarse con sigilo a todos nosotros. Que sirvan como recordatorio de lo que debemos evitar por todos los medios.

¿Qué comportamientos añadirías a la lista? Comparte tu opinión en los comentarios para que todos podamos aprender.

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Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense del 'HuffPost' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.

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