Lo que hemos aprendido de las negociaciones en Andalucía

Lo que hemos aprendido de las negociaciones en Andalucía

El pacto a tres bandas PP, Cs y Vox supone un cambio sin precedentes en la política española.

Pacto PP y VoxEFE

Andalucía inicia un cambio sin precedentes con el desalojo del PSOE de la Junta gracias a los acuerdos alcanzados por el Partido Popular, Ciudadanos y Vox. Han sido unos intensos días de negociaciones, donde parecía que todo podía pasar, y que han acabado con pactos a tres bandas que llevarán a Juanma Moreno al Palacio de San Telmo.

Una situación novedosa en el sur y en el resto de España y que, además, supone el inicio de un nuevo ciclo político y electoral que continuará con el 'superdomingo' del 26 de mayo (elecciones europeas, locales y autonómicas) y con las generales -que como muy tarde deben ser en junio de 2020-. Y de estas negociaciones en torno a Andalucía debemos extraer estas conclusiones.

PP, primer partido que pacta con Vox

La ultraderecha irrumpía en un Parlamento autonómico el pasado 2 de enero en las elecciones andaluzas, con 12 escaños para Vox. ¿Cómo actuarían los otros partidos? Lejos del estilo de sus socios europeos, el PP lo ha tenido claro desde el primer momento y ha puesto todo su empeño en pactar con los de Abascal. Pablo Casado -amigo del propio líder de Vox- ha convertido al PP en la primera formación en España en sentarse y firmar un documento con la extrema derecha. Además, la nueva dirección no se ha escondido y ha mostrado públicamente su interés en hacerlo. Algunos barones han mostrado sus reticencias, pero la nueva secretaria de Comunicación, Isabel Díaz Ayuso, hasta les mandó callar.

El PP asume parte del discurso de Vox

Los populares no solo han sido los primeros en sellar un pacto, sino que, para ello, la dirección de Génova ha adoptado parte de su discurso duro, en temas como inmigración o sobre la violencia de género. Además, han pactado cambiar la ley de memoria histórica por una de Conciliación.

  PP y VoxEFE

Vox no decepciona a extremo

Los de Abascal han terminado cediendo en algunas cuestiones, pero han puesto sobre la mesa medidas que parecían desterradas en la sociedad actual española. Entre sus peticiones, la expulsión de 52.0000 inmigrantes sin papeles, la devolución de competencias de Educación, Sanidad y Justicia y la derogación de leyes contra la violencia de género y LGTBI. En su pacto con el PP las han excluido, pero eso no conlleva que no las vuelvan a presentar en el Parlamento y las conviertan en una lucha a medio plazo.

Abascal logra arrastrar con su relato

Esta negociación también nos deja una nueva variante en la guerra política: Vox ha logrado que su relato arrastre al resto de partidos -tanto a los que se han acercado como a los que han salido a rebatirlo-. Una estrategia de comunicación en la que han tenido mucha importancia las redes sociales -ellos fueron los que colgaron públicamente los documentos de exigencias y el acuerdo posterior- y en Whatsapp, nuevo campo de batalla en la política del siglo XXI (y que ya se comprobó como vital en las pasadas elecciones brasileñas).

Ciudadanos y cómo disimular un pacto con la extrema derecha

Sin los votos de Vox sería imposible que Marta Bosquet hubiera logrado la Presidencia del Parlamento andaluz ni que hubiera un gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos. Un Ejecutivo en el que Cs tendrá la Vicepresidencia para Juan Marín y el mismo número de consejerías que los populares.

Pero Cs ha intentado en todo momento desmarcarse del apoyo de la extrema derecha, algo impensable para sus colegas europeos. Consiguió evitar la foto a tres y sigue defendiendo que el pacto entre Casado y Abascal no compromete a las medidas del Gobierno. Eso sí, firmaron su acuerdo con los populares a pocos minutos y metros del de PP y Vox, y, por supuesto, se han cuidado de no calificar de extrema derecha al partido verde.

La fórmula a exportar

Andalucía no será un caso aislado y se va a convertir de hecho en un laboratorio. La dirección del Partido Popular tiene claro que esta fórmula a tres debe expandirse al resto del territorio nacional a partir de las elecciones de mayo y es la vía para llegar a La Moncloa. Pero también este escoramiento hacia la derecha de Casado deja mucho espacio en el centro para Ciudadanos, quien competirá directamente por este voto con el PSOE. Algunos críticos populares advierten de que no se puede olvidar de que se han perdido 300.000 votos en estos comicios y sin el centro la sangría puede ser mayor en otras contiendas.

  CasadoEFE

Casado se refuerza

En Génova están eufóricos, Casado ha logrado lo que ninguno de sus antecesores: la sacrosanta Junta de Andalucía. Se arriesgó excesiva y personalmente durante la campaña, anteponiendo su imagen a la del candidato. Pero la jugada al final le ha salido bien y puede capitalizar esta llegada histórica a San Telmo. Además, los hilos de la negociación los movió él directamente.

La derecha aprende a pactar antes que la izquierda

A pesar de estos agónicos días finales, la derecha y la extrema derecha han sabido entenderse en un tiempo récord desde el 2 de diciembre. Las voces internas críticas no han podido frenar estos pactos. Esto contrasta con la relación de la izquierda, en la que el PSOE y Podemos han tardado años en acercarse después de duros enfrentamientos y amenazas de sorpasso. Además, los bloques se han radicalizado entre la derecha y la izquierda.

Madrid, capital de Andalucía

Las instituciones andaluzas se han negociado principalmente en Madrid. Y las reuniones que ha habido en Sevilla -para las fotos- han estado tuteladas siempre por enviados por las direcciones nacionales: Teodoro García Egea (PP), José Manuel Villegas (Ciudadanos) y Javier Ortega Smith (Vox). Durante semanas el candidato a presidente, Juanma Moreno, no ha salido ante los medios y ha guardado silencio.

Una visión centralista de la política impregna este pacto a tres bandas. La derecha ha demostrado un desdén hacia la España autonómica, con debates como la devolución de competencias. Vox y el PP han negociado en reuniones secretas en Madrid. Los de Abacal querían cambiar hasta el Día de la Comunidad al 2 de enero (la Toma de Granada). Desde el PSOE-A y Adelante Andalucía se está advirtiendo del retroceso en el proceso del 28-F (Andalucía es una de las cuatro comunidades históricas con el País Vasco, Cataluña y Galicia).

De los Pirineos hacia abajo

Otra lección que se extrae es que se han desoído los consejos que llegaban desde parte de Europa sobre no pactar con la extrema derecha. Este fenómeno en España, que hasta ahora no existía, preocupa especialmente en la Comisión Europea. Y, sobre todo, llama la atención en Cs. Su candidato a la Alcaldía de Barcelona, Manuel Valls, se ha mostrado contrario. E incluso ha llegado una advertencia desde el mismo Palacio del Elíseo, donde Macron estará muy vigilante respecto a los acuerdos de Albert Rivera.

El PSOE se mira internamente

Y frente a este pacto, el PSOE andaluz no ha conseguido levantarse como un gran muro contra la derecha ni debilitar esos acuerdos. La promesa de Susana Díaz de presentarse a la investidura ha caído en saco roto durante la ronda de consultas. La tristeza se ha apoderado de muchas agrupaciones, pero los cargos ya solo piensan en la batalla interna para una posible sucesión en la calle de San Vicente. Ferraz y Moncloa ya se preparan para ello.