Llapart y Monrosi retratan las tripas de la coalición: "Habrá Gobierno mientras Sánchez e Iglesias quieran"
Entrevista con los periodistas y autores de 'La coalición frente a la pandemia'.
¿Qué pasa dentro de La Moncloa? ¿De qué hablan Sánchez e Iglesias cuando no hay cámaras delante? ¿Cómo fue el larguísimo, complejo y tenso Consejo de Ministros en el que se aprobó el estado de alarma? ¿Cómo son las discusiones entre los políticos más poderosos del país? ¿Dónde se negoció la coalición? ¿Qué le dijo el presidente del Gobierno a Salvador Illa cuando le ofreció Sanidad?
Los periodistas de La Sexta María Llapart y José Enrique Monrosi dan respuestas a todas estas preguntas y retratan las tripas del actual Gobierno del PSOE y de UP en La coalición frente a la pandemia (Península). Recreando escenas que hasta ahora nadie había contado, siendo una mirilla a la sala de máquinas que mueve España. Una radiografía en la que no falta de nada: desde una bronca de Sánchez a Calviño hasta el ‘olvido’ de Carmen Calvo de ofrecer Igualdad en las primeras negociaciones. Lo desmenuzan todo en esta conversación.
¿Por qué escribir un libro sobre la coalición en la pandemia?
Llapart. La idea surgió en enero durante la investidura de Sánchez. Alguien nos dice que las negociaciones han sido tan intensas y complicadas saliendo por la mínima que el asunto da para un libro. Se lo cuento a Monrosi y me dice en un mensaje por la noche que por qué no lo escribimos. Merecía la pena contar cómo se forja el primer Gobierno de coalición desde la II República y meternos dentro de las escenas. Lo concebimos para que el lector que no vive en nuestra burbuja mediática sea capaz de entender la política de los últimos años: cómo las figuras de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias marcan la política. Y luego se no echa encima la pandemia.
Monrosi. Hemos querido meter al lector en las reuniones y en los despachos donde se toman las decisiones clave para su vida. Entre las personas y los lugares en los que se toman las decisiones y la gente muchas veces hay una distancia que hace imposible comprender nada. Además, la pandemia va a suponer un cambio de era seguramente y es probable que nuestras vidas no vuelvan a ser lo que eran ni la política. Pasamos en un año de dos señores que se están prácticamente intentado matar y llevan al país a elecciones porque no se ponen de acuerdo a acabar gobernando juntos codo a codo el marronazo de esta pandemia.
Llapart. E Intentamos que la gente en su casa conozca un poco a los personajes y entienda por qué dicen determinadas cosas o tienen determinadas posiciones. Muchas de las cosas que pasan ahora se entienden si te sitúas en los meses previos a la investidura o en la repetición electoral. Todo está muy conectado. Se ve en el libro la estrategia: Sánchez no quería un Gobierno de coalición pero no le quedaron más narices. Es poner las piezas y que la gente haga su composición de lugar.
En el libro habláis de que la relación de Sánchez e Iglesias es lo que marca el presente y el futuro del país. ¿Cómo es y cómo está actualmente?
Monrosi. Partimos de una tesis: desde 2015 la política española es en gran medida lo que quieren estos dos señores. De hecho, se ponen a gobernar cuando entre los dos tienen el menor número de escaños desde que ambos se presentan a las elecciones. La síntesis extrema es que cuando se dedican a pelearse o a destruirse gobierna el PP como en los últimos años de Rajoy o el país se ve abocado a repeticiones electorales. Ya llega un momento en el que la propia supervivencia política de estas dos personas depende de que por fin se pongan de acuerdo y gobiernen. Y sólo por eso empiezan a gobernar. La gente se pregunta cómo puede ser tan rápido que en una noche Sánchez cambie de idea. Él no cambia, querría gobernar solo, no le hace especialmente gracia tener a Iglesias en el Consejo de Ministros. Pero no tiene otra. Esa relación, el que no tengan otra, sigue estando muy vigente. Hay una garantía fundamental de que la coalición va a perdurar: ninguno de los dos tiene otra alternativa. Sánchez no tiene otra para ser presidente ahora mismo y Pablo Iglesias no es nada si no está dentro del Gobierno.
Llapart. Esa idea es el hilo conductor del libro. Tienen muchas tiranteces, no piensan igual en muchas cosas, discuten, lo airean, UP no tiene ningún problema en filtrar lo que le parece mal para que conste, pero mientras tanto les conviene. La alternativa es que gobierne la derecha y Vox, que suba Casado. Son muy conscientes de que son dos partidos y no tienen problema en no ocultar sus diferencias, pero el poder es el poder y nade quiere soltarlo. Habrá Gobierno mientras ellos dos quieran. Y cuando uno de los dos vea que la estrategia política/electoral no le beneficia, pues botón rojo y a elecciones.
En ese retrato íntimo de la coalición, a la que parece que le gusta menos es a Nadia Calviño.
Monrosi. Hay unos cuantos.
Llapart. Sí, unos cuantos. Está claro que hay miembros del PSOE que están más por la coalición y que lamentaron mucho la repetición electoral, incluso organizaron cenas en sus casas para que todo funcionara y no lo consiguieron. Pero hay otros ministros que son del PSOE de casta y de toda la vida a los que les sobran por todos los sitios los comunistas y los que son más rojos y feministas que ellos. Los miembros de UP y algunos del PSOE tienen asumido que Calviño tiene un papel tecnócrata dentro del Gobierno y como tal se la trata. Se asume que está puesta para contentar a determinados poderes económicos, este Gobierno tiene que dar explicaciones en Bruselas y nuestra salida de la crisis no ha sido ejemplar, nos miran con lupa.
Monrosi. No es Nadia Calviño a la que más alergia le da la coalición porque en realidad no es la más política de las ministras. Contamos que ella tiene broncas con gente del PSOE o ministros como Escrivá. Su enfrentamiento con algunos miembros del Gobierno es más por unas percepciones ideológicas y económicas que se contraponen. No todos los ministros del PSOE opinan lo mismo ni sobre UP ni sobre nada. Ni siquiera todos los ministros de UP opinan lo mismo. A personas como Carmen Calvo o Margarita Robles les incomoda más políticamente la presencia de UP, incluso desde un punto de vista de concepción del poder, que a Calviño, que tienen unos enfrentamientos más del día a día por posturas económicas. Evidentemente entre Calviño e Iglesias hay unas diferencias ideológicas muy profundas.
Llapart. A Unidas Podemos le beneficia, e incluso se aprovecha, de que en el Gobierno haya una ministra puesta por el PSOE que tenga esos planteamientos. Así ellos pueden arañar esa cuota de votantes. Por eso, cuando algo no les gusta, corren a filtrarlo. No quieren que ni de lejos alguien piense que se pliegan ante Calviño.
Hablando de Calvo, una de las exclusivas que tiene el libro es cuando se cuenta que a ella se le olvida ofrecer el Ministerio de Igualdad en la primera negociación. ¿Qué es lo que pasó?
Llapart. El descubrimiento fue impactante. Era un tira y afloja y Carmen Calvo tensó la cuerda todo lo que pudo hasta que no le quedaron más narices. Nunca creyó en la coalición, nunca confió en que ofreciendo Igualdad el acuerdo fuera a fructificar, siempre pensó que UP aceptaría cualquier cosa para estar en el Gobierno. Para ella era la joya de la corona. La ofreció cuando no quedaba más remedio. La jugada era maestra para ella.
Monrosi. Es muy interesante esa parte, retrata muy bien lo que fueron las negociaciones de la primera etapa. Calvo es de las personas que menos cómoda se siente con la coalición y no la quería. La noche electoral en la que Sánchez dice que van a la coalición, ella es la única que pide la palabra y dice que no se deben precipitar. Estaba claramente en contra y, sin embargo, es a la persona que pone al frente del equipo negociador. Es decir, no querían que esas negociaciones llegaran a buen puerto. Sanchez sabía a quien ponía al frente. Calvo no se esforzó demasiado en que las cosas salieran bien. Se pasaban horas y horas reprochándose cosas. No quería soltar Igualdad. El presidente le dice “Carmen, ofrece Igualdad”, y a ella se le pasa.
Llapart. Ella mide muy bien los tiempos. Es una persona que aguanta muy bien las posiciones. Es una política con una experiencia y un bagaje brutal. Juega muy bien con los tempos y fue con su estrategia hasta el final.
El libro también es una mirilla al Consejo de Ministros más importante de la democracia: el que aprueba el estado de alarma. Fueron momentos de tensión e incluso de enfado, como el de Yolanda Díaz. ¿Cómo os han contado esas horas que se alargaron?
Llapart. Nos ha costado mucho conseguir la información del Consejo de Ministros. No quieren hablar de lo que les ha pasado a ellos en el Consejo, te pueden hablar de otros, pero no de lo que les ha pasado a ellos. Lo que hemos visto es que tiene una nebulosa sobre todo lo que pasó en el estado de alarma. Creo que para ellos todos los días eran los mismos, estaban sumidos en el drama más absoluto, tenían que gestionar algo que hasta entonces parecía imposible: parar la economía de un país. Pero no saben si aquello que pasó era un lunes o un martes o un miércoles o si era por la mañana o por la tarde. Lo tienen todo difuso. Sí es verdad que las reuniones del Consejo por el estado de alarma y por la hibernación les marcaron a todos.
Recuerdan que fue eterno, les pareció un despropósito cómo se planteó el Consejo. Les parecía inverosímil que no hubieran visto el texto y. cuando se lo encontraron, para ellos era una aberración jurídica, había contradicciones por todos los sitios. Lo recuerdan como una jornada larguísima, tediosa.
Monrosi. La imagen que contamos de los 22 ministros, levantando la mano uno a uno, debatiendo artículo por artículo, si se abrían las peluquerías o los estancos, es muy fuerte. Y en el momento que estaba sumido el país. España entera estaba pendiente.
Llapart. Cuando el presidente vio que se montaba un poco de cisma, dijo vamos a ponernos manos a la obra e ir artículo por artículo. Aquello se convirtió en una redacción casi casi desde el principio para ver lo que cuadraba. Salieron embotados y apabullados del momento.
Salvador Illa es uno de los grandes protagonistas del libro. Recogéis esa conversación en la que Sánchez le ofrece el Ministerio y reconoce que no va a tener grandes competencias para contar con más tiempo para dedicárselo a Cataluña. ¿Cómo llegó y cómo está?
Llapart. Unidas Podemos no quiso Sanidad porque es un ministerio florero. Con mucha gente con la que hemos hablado te dice que no te trae grandes problemas, pero que si viene uno, es gordísimo. Puedes estar sentado con los brazos cruzados dos años y, de repente, hundirte en el más absoluto fracaso. Había gente que llevaba tiempo intentando vender la figura de Illa y le susurraba a Sánchez sobre lo buen político y gestor que era, con mucha capacidad intelectual. Al final coló la cuota catalana. Por la situación en esta comunidad, tenía más sentido que nunca que estuviera esa figura. Una persona muy cercana a Iceta. Había estado en la Mesa de Negociación con ERC, tuvo un papel muy importante y las negociaciones fueron exitosas en parte por el papel que él jugó. Conoce perfectamente la política catalana y el independentismo. Sabe cómo tratarlos, cómo piensan y de qué pie cojean.Era dar continuidad a esas negociaciones con Esquerra para que la relación fuera buena durante la legislatura.
Monrosi. ¡En qué mundo vivíamos! El 10 de enero Sánchez decía quiero a Illa en un sitio que tenga poco trabajo y pueda hacer política en Cataluña… y le da Sanidad. Eran los últimos flecos del Gobierno. Tenía la parte continuista cerrada, a Juan Carlos Campo por Dolores Delgado, lo de Podemos decidido. Le quedaba un poco la cuota territorial, con Canarias y Cataluña. Increíble, visto con perspectiva. Y lo que le dijo Dolors Montserrat…
Ese es otro de los mejores momentos que contáis.
Llapart. Es maravilloso.
Monrosi. Le dijo que iba a disfrutar muchísimo, que iba a hacer cosas preciosas.
Y le habló entonces de Fernando Simón.
Llapart. Total, total. Son varias personas las que le hablan de él.
Monrosi. Le dicen que lo único que le puede pasar es que tengan un marrón, pero que para eso tienes a la gente del CAES y Fernando Simón.
Llapart. De hecho, no lo había usado Illa hasta ahora en el discurso público. Ya ha dicho “que no lo nombré yo”.
Habéis hablado con los más poderosos del país para el libro. ¿Qué retrato os hacen de Sánchez en unos momentos tan críticos y duros? Llegáis a decir que es como un motor diésel, que le cuesta al principio tomar la decisión pero luego tira.
Llapart. Una persona que no toma decisiones hasta tenerlas absolutamente meditadas, medidas y atadas. No es un político de impulsos. Reflexiona muchísimo las decisiones. Se toma su tiempo, no es impulsivo.
Monrosi. Una de las cosas que hemos descubierto es que muchas veces se dibuja a Sánchez como un personaje un poco superfluo, pero tiene un valor que en política está bien con los tiempos que corren: le da cero pudor rectificar, tragarse sus palabras y hacer lo contrario a lo que había dicho. Lo demuestra en el pacto en 24 horas con Iglesias. Es un político que sabe adaptarse a las condiciones en cada momento y que intenta elegir entre las cartas que le han tocado- Hay una coalición con apoyo de ERC… porque no hay otra.
Llapart. Es un superviviente.
Monrosi. Es verdad que no es el más rápido a la hora de tomar decisiones o de ver venir las cosas. Ya había gente que la repetición electoral la veía como una locura. Se lo dice Rufián. Lo del estado de alarma fue igual.
Llapart. Es un camaleón, me camuflo y me toca esta piel. Es un superviviente de la política Tiene que sobrevivir y van encajando las piezas.
Monrosi. Entrevistamos a Otegi y nos dijo una cosa sobre Sánchez. Igual que ahora se ha convertido en socio potencial parlamentario del Gobierno, él dice que si llegan a salir las cuentas de Cs y Rivera le exige que le metan en la cárcel, piensa que Sánchez no hubiera tenido ningún problema.
Llapart. Y gente que pacta con él, dice que Sánchez encarna al PSOE de toda la vida de yo pienso en la curva y no en el circuito entero.
Monrosi. Es la sensación permanente de que está mirando el siguiente paso para salvarlo.
Llapart. Eso se ve claramente en las prórrogas del estado de alarma: Bildu, reforma laboral, lo que tú quieras. Y ya cambiaremos a las doce de la noche el comunicado.
Monrosi: La siguiente prórroga la firma con Cs, que exige lo contrario.
Llapart. En la misma mañana es capaz de decir una cosa y la contraria con Cs y el PNV.
Otra de las imágenes que recoge el libro es cuando después de que Sánchez e Iglesias acuerden la coalición, se van miembros de UP a la casa de Galapagar, piden pizzas y se ponen a ver cómo van a diseñar el Gobierno. ¿Cómo es el paso de Podemos de estar en el Gobierno?
Monrosi. Era su salvación política. La verdad es que la deriva electoral de UP es una debacle a nivel territorial, Podemos se ha convertido prácticamente en un partido de elecciones generales y de nivel estatal. Pero la gran virtud de Iglesias y de UP es convertir al partido en imprescindible para la gobernabilidad. Tienen un suelo y se han convertido en imprescindibles. La entrada en el Ejecutivo es un desafío para ellos, a ver quién capitaliza ahora el descontento con su actuación. En líneas generales estaban todos convencidos de que tenían que estar en el poder y si fuera por Iglesias, estarían las próximas tres o cuatro legislaturas en un Gobierno de coalición.
Contáis que lo haría exigiendo más competencias.
Llapart. Él se arrepiente, sí. Cuando vienes de una repetición electoral, tienes a Vox con 52 diputados y te dice Sánchez que quiere una coalición, ¿qué haces al final? Lo que te pongan.
Monrosi. Ni Pedro tenía margen ni él.
Llapart. En esta ocasión sí que les dieron cositas florero. Pero lo que no pasó fue el veto.
Figura clave en las negociaciones: Adriana Lastra. Contáis hasta qué punto fue ella la que hizo los pactos.
Llapart. Es una persona de la máxima confianza de Sánchez. Es muy discreta y a veces la gente no es capaz de situarla en la estrategia del núcleo duro y en las decisiones del PSOE, pero está en el centro absoluto. Sus opiniones tienen mucha valía. Sánchez tuvo clarísimo a quién le daba las negociaciones.
Monrosi. Eso tiene una importancia política. En las primeras se lo encarga a Calvo. No quería Sánchez Gobierno de coalición. En la segunda, a Lastra en exclusiva.
Llapart. En Moncloa la llaman la otra ministra del Gobierno. Consiguió sacar por la mínima una investidura con una arquitectura compleja. Se lleva muy bien con los portavoces y la gente se fía de ella. Consiguió los votos. Al final, Sánchez le pide que la legislatura sea viable. Consigue que este Gobierno tire para adelante, PSOE y UP no suman solos. Se encarga de cuidar a los socios.