Ligar en Tinder en plena pandemia: “Fue maravilloso, llevaba dos meses sin tocar a alguien”
El confinamiento disparó el uso de 'apps' de citas y ahora sus usuarios confiesan: "Nunca me acordaré de ningún rollo como de este".
“En vez de un amor de verano, ha sido un amor de pandemia”, repite Alba (nombre ficticio) cuando se le pregunta por sus citas en aplicaciones para ligar durante los meses del confinamiento.
Esta madrileña de 35 años encontró a su ‘amor de pandemia’ en OkCupid cuando ya llevaba más de un mes encerrada en casa por el estado de alarma, y después de haber hecho una cuarentena estricta por sospechas de coronavirus. Estuvieron “sólo hablando” al menos durante tres semanas, pero enseguida comenzó la desescalada, “y ya cuando se pudo pasear dijimos: ‘¿Hacemos trampa?’. Y nos vimos”.
“La idea de quedar con alguien para dar un paseo con mascarilla no me llamaba nada, así que le propuse mi casa, que era lo más parecido a tomar algo en un bar. Dimos ese paso”, cuenta. El problema es que, enseguida, el reloj dio las 11 de la noche, la hora límite para poder salir a pasear por aquel entonces. “En ese momento tuve que decidir: ¿qué hago? ¿Le echo o no le echo? Yo no lo tenía muy claro, pero ya era tarde, pensé que le podrían poner una multa y, bueno, al final se quedó”, explica. “Si esto hubiera sido en un bar, no habría sido tan acelerado”.
Esa noche salió bien y, desde entonces, quedaron todos los sábados. “Ese primer encuentro fue maravilloso: llevaba dos meses sin tocar a una persona. Fue brutal. Los dos durmiendo superabrazados, y diciendo: ‘Qué gusto’. Eso no te lo encuentras normalmente, la gente no duerme tan pegada, pero creo que ahí teníamos falta de contacto”, dice.
En su opinión, “la pandemia lo aceleró todo”. “De repente, esto estaba yendo muy rápido: hablábamos mucho, nos veíamos mucho, online, por videollamada, me presentó a sus amigos, fui a su casa, pasé un día entero con él y, de repente, se rayó. Y ya está”, cuenta la joven. Su amor duró lo que duró el confinamiento: “La cosa terminó cuando llegamos a la nueva normalidad”.
Y aunque desde entonces han dejado de verse, sí quedaron una última vez para despedirse. “Le dije: ’No hagas un ghosting, que te tengo mucho cariño por todo lo que he vivido contigo en el confinamiento, que esto es histórico’”, recuerda Alba. “Nunca me acordaré de ningún rollo como me acuerdo de este chico, porque ha sido durante la pandemia. ¿Cómo te olvidas de eso?”, plantea. “Así que ya quedamos y nos despedimos, con mucho cariño por todo lo que hemos pasado juntos”.
Durante el estado de alarma, el uso de Tinder en España aumentó un 94% entre los menores de 35 años, además de otras aplicaciones como Badoo (52%), Wapo (34%) y Grindr (24%), según un estudio realizado por Smartme Analytics con más de 8.000 participantes. Este sondeo descubrió además que las conversaciones se alargaban un 26% más y que el número de conversaciones había crecido un 30%.
“Durante el confinamiento, todos nos aferramos a tener a alguien y mucha gente adoptó a alguien como su ‘novio de pandemia’”, opina Alba. En su caso, “fue algo muy, muy intenso que, de repente, se desinfló”, describe.
“La idea era tener algo de vida social, hablar con alguien”
Carmela (nombre ficticio) ha vivido algo parecido, aunque su relación sí ha sobrevivido a la nueva normalidad. La joven de 29 años llevaba “dos años sin usar Tinder, y prácticamente un año sin quedar con nadie”. “El confinamiento, el estar un poco aburrida y aislada, me hizo abrirme otra aplicación distinta a Tinder”, cuenta. “La idea era tener algo de vida social, hablar con alguien”, asegura. Después de tres o cuatro semanas de poca actividad, llegó “un match interesante”.
“Empezamos a hablar muchísimo”, señala Carmela. “Creo que los dos estábamos tan aburridos que teníamos siempre el móvil a mano. Yo nunca había hablado tanto con una persona por una aplicación”, afirma.
Por aquel entonces, aún estaba vigente el estado de alarma, ambos vivían con sus padres y tenían el máximo cuidado para no llevar coronavirus a casa. Pero llegó la desescalada y decidieron verse en persona. “Habíamos estado dos meses hablando y cuando quedamos yo estaba muy nerviosa, pero no tanto por el coronavirus como por conocerlo”, cuenta.
“Como ambos habíamos sido muy cuidadosos, confiábamos en que no iba a pasar nada, aunque sabíamos que había un pequeño riesgo”, reconoce Carmela. Al principio, cuando quedaron en la calle, los dos llevaban puesta la mascarilla. “Pero luego al entrar en casa, no. Tampoco consideramos la abstinencia, ni el sexo con mascarilla, ni lo de hacernos el test”, admite.
No obstante, si el chico no le hubiera gustado tanto, “habría esperado más en conocerlo”, apunta la joven: “Si asumí el riesgo, era porque me gustaba mucho”. Alba coincide con ella: “Creo que la gente ahora corre menos riesgos y, si ven algo que no les cuadra, prefieren alejarse directamente”.
“Antes de la pandemia, se tenía la sensación de que las aplicaciones para ligar eran sólo para tener relaciones sexuales, y esto era casi de obligado cumplimiento desde la primera cita”, explica Francisca Molero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS). “Ahora, en cambio, va a ser muy difícil que dos personas se acuesten en la primera cita porque, además de no conocer a la persona, ahora tienes miedo al contagio”, sostiene Molero.
Tinder, de momento, ha lanzado este verano dos novedades para hacer los encuentros “más seguros”. Una es el sistema de verificación de foto para garantizar que las imágenes de un perfil se corresponden con su dueño y otra es un videochat al que sólo se accede si ambas personas están de acuerdo.
“Creo que con la pandemia va a haber un repunte en el uso de estas aplicaciones, porque habrá una oleada de gente soltera que ha roto durante el confinamiento”, opina Alba. “Esto es algo que o ha unido a las parejas o las ha destruido”, afirma. “Con mis amigas siempre decía: ‘Todos los buenos ya están cogidos, ojalá venga una nueva oleada de separados’. Ahora la esperanza es la nueva oleada de gente que lo ha dejado con la pandemia”.