El líder checheno asegura que la acería de Azovstal caerá hoy: "Antes o después del almuerzo"
La planta metalúrgica simboliza el último reducto de la resistencia ucraniana en Mariúpol. Moscú ha lanzado su enésimo ultimátum para que abandonen las instalaciones en las que hay centenares de civiles cobijados.
El presidente de la república rusa de Chechenia, Ramzan Kadirov, ha asegurado que la fábrica de fundición de acero conocida como acería Azovstal, en la asediada ciudad de Mariúpol, estará bajo control ruso este jueves.
“Hoy, antes del almuerzo o después del almuerzo, Azovstal estará completamente bajo el control de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa”, ha dicho, agregando que las tropas ucranianas todavía tienen tiempo de deponer las armas, según ha informado la agencia de noticias rusa TASS.
El vicealcalde de la ciudad ucraniana de Mariúpol, Sergei Orlov, ha alertado este miércoles de que hay “muchos” civiles refugiados en la acería de Azovstal y ha negado que sea posible que abandonen el edificio, a pesar de las reclamaciones de Rusia para que evacuen en lugar a través de corredores humanitarios.
El negociador ucraniano David Arajamia, junto con el asesor de la Presidencia de Ucrania, Mijailo Podoliak, han declarado su disposición de enviar una delegación de negociación a Mariúpol para mantener conversaciones con la parte rusa con el objetivo de evacuar civiles y personal militar de la asediada ciudad.
Arajamia ha precisado en su perfil oficial de Telegram que las autoridades ucranianas están listas para entablar tales conversaciones “en cualquier momento” tan pronto como reciban una confirmación del lado ruso.
El Batallón Azov se niega a claudicar y reclama evacuaciones
El Comandante Adjunto del Batallón Azov ―un grupo armado neonazi integrado en las fuerzas de seguridad ucranianas que se encarga de la defensa de Azovstal―, Sviatoslav Kalyna Palamar, ha calificado de “inaceptable” la propuesta de Rusia de desarmarse y rendirse.
Pese a ello, ha señalado que están listos “para evacuar con el apoyo de un tercero la ciudad de Mariúpol, con sus armas pequeñas, para salvar al personal, evacuar a los heridos, tomar los cuerpos de los muertos y enterrarlos con honores en el territorio no controlado por Rusia”.