Leña, el asador 'deluxe' de Dani García
El cocinero malagueño estrenó este verano el restaurante que ha sustituido a su tres estrellas Michelin.
La Costa del Sol es quizás el lugar más dinámico de Andalucía en cuanto a negocios gastronómicos se refiere. En un año atípico, ya que ha faltado en su mayoría el turista internacional que llenaba la mayoría de negocios de Marbella, se han visto aperturas como Boho, del chef Diego del Río, Florida Beach, del gran Iván Cerdeño, o Leña, del chef más representativo de la zona, Dani García.
En el antiguo emplazamiento de su tres estrellas Michelin, que justo ahora cumple un año cerrado, abre Leña, un asador con el toque ‘chic’ que caracteriza los proyectos del cocinero malagueño y toques viajeros que dan cierta profundidad a la carta. Situado en el centro de la plaza del Hotel Valle Romano, el local es oscuro ya que se sitúa en una especie de semisótano, y en comparación con sus otros restaurantes marbellíes como Bibo o Lobito de Mar, no sale ganando.
Restaurante pensado para el turismo nacional e internacional de lujo, ticket medio alto para ser una segunda marca, en torno a los 60€ sin tocar ninguna materia prima valiosa. Es un lugar donde ir a divertirse, si puede ser en grupo mejor, ya que así se tiene la oportunidad de probar más variedad y explorar una carta que sí es muy interesante en muchos de sus apartados. Todos los platos llevan el sello inconfundible de Dani, todos ellos vistos desde el prisma de la alta cocina que tantas alegrías le ha dado al cocinero malagueño.
Entrantes que dejan un buen sabor de boca, como sus aguacates a la brasa o la ensalada César con cecina de buey, esta última magnífica, poniendo en valor la huerta malagueña. Evidentemente, el principal protagonista es la carne, destacables elaboraciones entre las que se encuentran los pinchos de pollo al Yakitori, los kebabs y shawarmas o su ya mítica hamburguesa. Esta última protagonista indiscutible de la oferta, “la hamburguesa que lo cambió todo”, carne de picaña madura, pan tipo pretzel y su salsa bull secreta, que recuerda mucho a una especie de mayonesa ajonegro con toques encurtidos.
Además, también disponen de una gran variedad de cortes de carne a la brasa, como su famoso tomahawk de ternera joven, siempre acompañados del parmentier Robouchon. Terminando la comida con la magnífica tarta di rose que acompañan con un helado de mantequilla tostada, una delicia irresistible.
Recapitulando, es un sitio realmente agradable, donde se come bastante bien, el ticket sí que es elevado y cuentan con una bodega completa pero totalmente prohibitiva. Repetiría para una cena con amigos, en la que busquemos pasar una buena velada, pero no me parece que tenga el interés gastronómico suficiente como para hacerle una visita específica.